Wilfredo Caballero forjó una carrera en la que supo llegar a la cima de sus objetivos, pero también cayó en los profundos subsuelos en una trayectoria que supo equiparar la inestabilidad gracias a su sacrificio.
“Atajé la semifinal y la final del Sub 20 campeón en 2001 cuando jugaba en Boca, pero estaba tapado por el Pato Abbondanzieri. No había otro mejor en el país. Quizás fue mi culpa por no haber empujado en los mercados y me quedé en Boca. Cuando salimos campeones olímpicos en 2004, cambió el director técnico y ahí decidieron que yo no continúe”, reveló en diálogo con Juan Pablo Varsky en una entrevista brindada a la señal deportiva TNT Sports.
Aquella referencia a su juventud fue una muestra de los constantes vaivenes que sufrió a lo largo de los años. “Llegar a Buenos Aires a los 14 años desde un pueblo muy chiquito como Santa Elena fue un cambio muy brusco. Estaba inmaduro para ese mundo. A esa edad, otros eran más despiertos que yo. El colegio fue otra experiencia dura, porque iba con algunos barras de Excursionistas. Una vez mi mamá vino a visitarme para saber si estaba bien. Me acompañó al colegio y uno de mis amigos (barra de no recuerdo qué equipo) había inventado una escena en la que habían puesto una bomba en la escuela. Tuvo que llegar un comando antibombas. Ella nunca entendió que era un chiste. Tuve que convencerla para que me dejara quedarme en Boca”, continuó el experimentado arquero del Chelsea.
Naturalmente, todos somos producto de nuestras vivencias. Lo que vivimos en el pasado, repercute en el presente. Y a Wilfredo Caballero le pasó en el fútbol. “De chico jugaba al básquet, mi otra pasión. En febrero tuvimos un parate de la Premier –algo rarísimo, porque aquí los campeonatos no se detienen ni a fin de año- y nos dieron una semana libre. Mi esposa me preparó un viaje sorpresa para que pudiera conocer un par de partidos de la NBA. Lo supe porque la invitaron a la televisión con mis hijas y lo contaron allí. Fue como cumplir un sueño”, sorprendió.
Otro sueño fue el que protagonizó en el Málaga, cuando gestó una campaña extraordinaria en la Champions League cuando el chileno Pellegrini estaba al frente del equipo andaluz. Sin embargo, el sueño se convirtió en pesadilla cuando el Borussia Dortmund se impuso en los cuartos de final. “Éramos un equipo preparado para pelear el descenso y tuvimos nuestras armas para luchar por un lugar en el cielo”, escribió en la revista Panenka en un emotivo artículo que tituló como “la derrota de nuestras vidas”.
Caballero aseguró que la eliminación ante el conjunto alemán todavía no la pudo digerir, porque se quedó vacío después del golpe. “El vestuario parecía un velorio, con miradas perdidas y caras rotas. Fue una derrota que nos acompañará toda la vida”, concluyó en el maravilloso texto que se viralizó en las redes sociales.
A pesar de la frustración andaluza y el sueño postergado de la codiciada competición europea, el arquero se repuso ante la adversidad para sumarse al Manchester City. “Manuel Pellegrini me convenció para que vaya. La realidad es que me estaba yendo muy bien en Málaga, pero acepté. Se había comprometido a mantenerme como titular en la Copa de la Liga, aunque en el campeonato, el titular era Joe Hart. Llegamos a la final y debíamos jugarla contra el Liverpool. Hubo una gran presión para que atajara Hart. Y allí Pellegrini dijo: Prefiero perder un título antes que perder mi palabra. Me mantuvo y ganamos el campeonato”, recordó en el diálogo con TNT Sports, como si se tratara de una especie de revancha.
Cuando arribó Pep Guardiola al club británico Willy seguía en la institución. “Fue como ir a una universidad. Estuve con él un año y todos los días aprendí algo nuevo. En el campo de juego, viendo videos o en cualquier momento. No tiene problemas en enseñarle a uno de 34 (como era yo) como a uno de 18. Es un gran pedagogo”, subrayó el ex Boca.
Su éxito en Inglaterra volvió a verse opacado en 2018, cuando fue convocado para jugar en el Mundial de Rusia. El angustioso empate ante Islandia en el debut y la goleada adversa sufrida contra Croacia en la segunda fecha marcaron su despedida del combinado nacional. “Al otro día de mi error todo el mundo tenía mi teléfono. No la pasé bien. Me llegaron mensajes muy extremos, como amenazas de muerte. Y me hicieron pensar mucho en mi familia y mi futuro”, reveló.
“En el error del gol de Croacia la quise levantar para dársela al Toto Salvio, pero le pegué al piso. La pelota hizo un efecto raro y después definió Redic. Todo el mundo pensó que la quise picar, pero no fue así: nunca piqué una pelota en mi vida. Quería levantarla y pegarle largo porque venían los dos delanteros”, argumentó Caballero, y reconoció que hubiera “querido tener una chance más para atajar en la Copa del Mundo”. “Quería reivindicarme, pero entendí la decisión de Jorge (Sampaoli). Además, Franco (Armani) venía con un gran nivel. El que le confirmó que jugaba fui yo”, recordó.
Actualmente renovó por una temporada más con el Chelsea, pero las puertas de su retiro parecen comenzar a golpear en sus pensamientos. “Podría volver a la Argentina para vivir, pero no para jugar. Conviví con otra vida cuando me tocó empezar de cero en España. Por eso nunca me puse la meta de volver”, concluyó.
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