Fueron 66 días los que estuvo detenida la competencia en la élite del fútbol de Alemania. Más dos meses en los que los jugadores de la Bundesliga pasaron por distintas etapas, entrenándose primero en sus hogares, luego en pequeños grupos sin contactos y finalmente de forma tradicional. Ese período de inactividad ha influido directamente en la condición física de los futbolistas y, por ende, en el desarrollo del juego.
Fue notorio que varios jugadores padecieron la falta de actividad y eso derivó en problemas musculares, como los que tuvieron Thorgan Hazard y Gio Reyna (Borussia Dortmund), Sebastian Rudy e Ihlas Bebou (Hoffenheim), y también Todibo (Schalke), Skjelbred (Hertha), Gjasula (Paderborn) y Marcus Thuram (Borussia Mönchengladbach), por nombrar algunos de los afectados.
Quizás esto tenga que ver también con que en la Fecha 26 de la liga alemana, la primera en condiciones anómalas –se jugó a puertas cerradas y bajo estrictas pautas sanitarias– por la pandemia de coronavirus, se ha visto una estadística poco habitual en cuanto al despliegue de los equipos: se recorrieron más kilómetros que el promedio.
Según el banco de datos de la revista Kicker, en estos primeros nueve partidos después de la pausa por COVID-19 los equipos han recorrido 116,4 kilómetros en promedio, cuando en la primera ronda la media había sido de 116,2 kilómetros. Si se compara con la primera jornada de la temporada se recorrieron incluso dos kilómetros más.
Otra de las estadísticas más salientes es que el número de faltas, en cambio, aumentó a 12,9 frente al promedio de 11,3 por partido. Es una cifra significativa si se tiene en cuenta que disminuyó el número de duelos individuales: 104 frente al promedio de la temporada que es de 112.
Justamente, los protocolos de higiene tuvieron influencia directa en los duelos individuales porque los jugadores no pudieron trabajar en grupo y ejercitar la disputa de balones hasta una semana antes de la reanudación del torneo, lo que puede explicar que haya menos y, también, que en los duelos que hay se produzcan ahora más infracciones. De todas formas, no hubo expulsados en ningún partido y los árbitros mostraron 35 tarjetas amarillas, lo que dejó un promedio de 3,88 amonestaciones, similar media del torneo (3,79).
También han disminuido la cantidad de regates exitosos por partido, que fueron de 8,3 en la decimosexta jornada, cuando el promedio de la temporada es de 10,7.
Con respecto a los tiros a puerta y los goles, los equipos también han mostrado cierta merma al momento de generar situaciones pero han sostenido el promedio de anotaciones. Kicker informó que se promediaron de 12,4 tiros a puerta, cuando la media de la temporada es de 13,5 (al comienzo del curso era 13,7 y al iniciar la segunda vuelta estaba en 14,8). Solo el 32,3% de esos tiros fueron directamente a portería, muy por detrás del promedio de la temporada (36,5%).
De todas formas, eso no influyó demasiado en una fecha en la que solamente hubo un empate sin goles (Fortuna-Paderborn) y se convirtieron 27 goles, una cifra muy cercana al promedio de goles por partido convertidos en la temporada (27,6).
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