Hostigado por las lesiones, Marcelo Gallardo decidió retirarse de la actividad profesional con la camiseta de Nacional de Uruguay. Sin embargo, el bichito del fútbol le seguía picando al Muñeco, quien rápidamente aceptó el desafío de cambiar los cortos por el buzo de entrenador.
En su primera experiencia al frente de un equipo -la enorme mayoría eran sus ex compañeros-, el argentino comenzó a mostrar sus dotes estratégicos al adjudicarse el campeonato uruguayo 2011-2012.
Tras anunciar su salida del Bolso, Gallardo entendió que debía aprovechar todo ese tiempo libre para capacitarse y dar un paso adelante en su nueva profesión. Ante este cuadro de situación, el entrenador decidió viajar a Europa.
De la mano del colombiano Mario Yepes (fueron compañeros en PSG y es el padrino de su hijo menor, Santino) vio las prácticas del Milan. Allí tuvo la oportunidad de hablar unos minutos con Massimiliano Allegri. En Barcelona, en cambio, estuvo en el despacho que por entonces tenía Mauricio Pochettino en el Espanyol y luego se juntó con Javier Mascherano y Lionel Messi. En 2013, cuando estuvo por Madrid, se reencontró con Germán Burgos, ayudante de campo de Diego Simeone.
Pasaron los meses y el oriundo de Merlo seguía sin aceptar ningún ofrecimiento. En su segundo viaje, en abril de 2014, uno de los destinos elegidos fue Francia, país donde el Muñeco fue jugador y campeón en dos de los equipos más importantes de la Ligue 1: Mónaco (un campeonato local -con Fabien Barthez, Rafa Márquez, Willy Sagnol, Ludovic Giuly, Marco Simone y David Trezeguet como compañeros-, una Supercopa y una Copa de la liga) y Paris Saint Germain (una Copa de la liga -con Mario Yepes y Pauleta-).
Durante este viaje en 2014, junto a sus dos principales laderos (Matías Biscay y Hernán Buján), se reencontró con algunos viejos conocidos. Uno de ellos fue Luis Ferrer, hombre surgido de las inferiores de River, con pasado en Sarmiento de Junín, Paris FC y AC Ajaccien y que actualmente es una de las piezas importantes del PSG a la hora de salir en búsqueda de futbolistas para reforzar su rico plantel. El argentino, por ejemplo, fue el personaje clave para convencer a Kylian Mbappé.
“Biscay y Buján son categoría 74, y yo, 75. Una vez por semana la Cuarta y Quinta División se entrenaban juntos en la cancha auxiliar de River. De esa época nos conocemos. Mi categoría era muy buena, muy fuerte. Estaban Gustavo Lombardi, Joaquín Irigoytía y Hernán Crespo”, rememoró Ferrer ante el llamado de Infobae.
El vínculo con el Muñeco nació después, con el tiempo, ya que el enganche fue un talento precoz. “Con él no compartimos, porque de Sexta División pasó directamente a Primera. Él era categoría 76. No pudimos jugar juntos, con él comenzó el trato cuando llegó a Mónaco. Por ese entonces yo trabajaba en Niza. Conocía a los sudamericanos del equipo. También era amigo de Barthez y de Jorge Quiroz, un argentino que lo ayudaba con la adaptación y que luego contraté para que entrenara a las inferiores femeninas del PSG”, explicó.
Marcelo aprovechó y acudió al Parque de los Príncipes para ver, in situ, un partido de Champions League. Fue victoria para el local por 3 a 1 ante el Chelsea de José Mourinho. Los goles fueron obra de Ezequiel Lavezzi, David Luiz y Javier Pastore (descontó Eden Hazard).
“Vino para capacitarse, para ganar conocimientos. Cuando los conocí no me los imaginaba como entrenadores, éramos jóvenes. Pero por cómo hablaban, analizaban el fútbol, y por la decisión de venir a Europa para capacitarse, te das cuenta de que ellos se prepararon para esto. Absorbieron lo que pasaba, cómo se trabaja. Pusieron en funcionamiento todo lo que aprendieron. No fue una lotería lo de Marcelo. Te das cuenta de que ahí está el profesionalismo. Un partido lo ganás de suerte, pero no 10. Yo lo comprobé cuando charlé con ellos, vi cómo se movieron. Ellos vinieron a ver, a aprender”, detalló el cordobés, que integra la secretaría técnica del actual campeón del fútbol francés.
Durante su estadía en el Parque de los Príncipes se vio la importancia de Marcelo Gallardo en el fútbol galo, algo que quedó en evidencia con el relato de Ferrer. “Se cruzó con (Didier) Deschamps, que en esa época ya era el DT de la Selección de Francia. Ahí me di cuenta del recuerdo que tiene Francia de él por su paso por la Ligue 1. Por cómo lo saludo, cómo lo vio. El respeto que le tienen acá en Francia, y eso que no jugó 10 años... No llegó a 5. Dejó una marca como jugador. Y, en la final de la Copa Libertadores, pienso que eso también hizo que se sepa aún más cómo trabaja. Muchos jugadores del PSG se enteraron en ese momento de que Gallardo era el técnico de River”, lanzó. Durante esta charla futbolera también participó Jean-Louis Gasset, uno de los ayudantes de campo del Juventus de Italia. En los pasillos del estadio también se encontró con Marcelo Bielsa, quien unas semanas después aceptaría el desafío de comandar al Olympique Marsella.
Días antes pasó por Manchester, donde vio la igualdad 1 a 1 entre el United y el Bayern Munich (por aquel entonces dirigido por Pep Guardiola). También vio la práctica del Manchester City, donde dialogó con el chileno Manuel Pellegrini.
Por supuesto que también tuvo tiempo para rememorar viejos tiempos. Ahí el blanco de las burlas fue el anfitrión, debido a su duro estilo de juego. “Gracias a ese viaje los pude reencontrar. A Biscay y Buján no los veía desde el 94, casi 20 años. Ahí me recordaron las patadas que les había dado. Yo no tenía su misma técnica, yo les pegaba porque llegaba tarde”, soltó entre risas.
En Mónaco fue diferente. En el club del Principado tuvo más acceso, debido a que por ese entonces el club rojiblanco no disputaba ninguna competencia internacional. Con Jorge Quiroz como guía, el Muñeco y su staff observaron la manera de entrenar del italiano Claudio Ranieri.
También fue homenajeado durante la victoria por 3 a 1 de los locales ante Nantes por el torneo local (recibió una camiseta y dio el puntapié inicial del juego). Allí, además, dialogó unos minutos con Radamel Falcao García.
El destino volvió a cruzar a estos futbolistas surgidos de la cantera millonaria a los pocos meses, en una práctica en River. Durante un viaje por Buenos Aires, Luis Ferrer aprovechó su estadía en el país para saludar a sus viejos amigos y, de yapa, ver de cerca a Lucas Alario, futbolista que tenía en su agenda.
“A Alario lo teníamos visto. Tuve la suerte de ver el entrenamiento, Marcelo me abrió las puertas de la práctica. Después me invitó al almuerzo, a un asado con todos los jugadores”, comentó el dirigente. De esta visita también formó parte Martín Ojeda, otro futbolista que salió de las divisiones inferiores del club de Núñez.
“No hicimos ninguna oferta ni nada. Quería verlo porque sentía que podía ser del PSG. No lo hablé esto mucho con Marcelo porque no quería generar algo de que podía robárselo. Él era un jugador clave. Era simplemente una idea que tenía”, aclaró en diálogo con Infobae.
En pocos años, Marcelo Gallardo reinventó la historia moderna de River. Napoleón, como lo apodan por sus dotes estratégicas, llenó las vitrinas del club al conseguir 3 Copas Argentina, 1 Supercopa de Argentina, 2 Copas Libertadores (una venciendo a Boca en la final y la otra eliminándolo en octavos), 1 Copa Sudamericana (nuevamente dejando en el camino al Xeneize), 3 Recopas Sudamericanas y 1 Suruga Bank.
A la suerte hay que que ayudarla, y Gallardo parece haberle dado una mano...
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