No es habitual que el futbolista francés Samir Nasri tenga diálogo con la prensa pero en una charla a través de las redes sociales ha dejado algunas curiosas confesiones sobre su año en el Sevilla FC y de su relación con el argentino Jorge Sampaoli, quien fue su director técnico en el club andaluz. “Fue un amigo, no un entrenador”, dijo el ex jugador del Arsenal FC, quien dio algunos detalles sorprendentes.
En una entrevista en Instagram con el periodista Walid Acherchour, Nasri relató cómo fue la relación con Samapoli y con su ayudante, Juanma Lillo, con quienes se sintió muy cercano: “Tuve una relación de amistad con Sampaoli. Y con Juanma Lillo fue una relación de padre e hijo... ¡Me daban escalofríos escuchar los discursos de Samapoli en el vestuario y eso que yo no entendía el español!.”
Tras llegar al Sevilla FC a préstamo desde el Manchester City, donde venía con poca actividad por una grave lesión y no iba a entrar en los planes de Pep Guardiola, el jugador francés se transformó en uno de los más mimados y contó que el ex DT de la selección chilena le concedía muchas libertades fuera del campo de juego.
"Sampaoli me quería tanto que me dijo: ‘Ven a nuestro equipo, puedes beber, salir a una discoteca, hacer lo que quieras y yo te cubriré frente al club. Solo te pido que seas bueno en el campo el fin de semana’. De hecho, si yo quería ir a ver a mi familia cuando no tuviera que jugar, Sampaoli me decía que él se encargaría de cuidarme al perro”, reveló Nasri.
La primera parte de la temporada había resultado muy bien para Nasri y el Sevilla, que peleaba por el título de LaLiga con el FC Barcelona y el Real Madrid, además de competir con éxito a nivel continental. “Teníamos uno de los mejores equipos de Europa. Con Nzonzi, Vitolo, Jovetic, Sarabia, Ben Yedder, Adil Rami, Mariano... Durante seis meses fuimos tan fuertes como el Barça y el Real Madrid”, afirmó.
Sin embargo, el romance del mediocampista galo con el cuadro andaluz derivó en una ruptura cuando fue visto en una clínica de Los Ángeles recibiendo un tratamiento que podía suponer una sanción por dopaje.
“Lo que sucedió en Los Ángeles arruinó mi temporada. Era una inyección de vitaminas, legal y tenía una receta médica. La clínica me inyectó mucho más producto de lo esperado. Estaba destruido porque iba a ser sancionado por dos años. No quería jugar más después de eso. Incluso le dije a Sampaoli: ‘Déjame a un lado, es inútil’. Pero el entrenador siempre quiso que jugara. Estaba perdido, estaba nervioso y enfadado con todo. No lo mostré pero en el campo el fútbol se acabó para mí. Ya no quería jugar al fútbol, lo pensaba todo el tiempo”, confesó el actual jugador del Anderlecht de Bélgica.
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