“Riquelme, usted va a ser clave en la recuperación de este equipo”.
Esa frase que esbozó Radomir Antić mientras saludaba uno a uno a cada futbolista del plantel -con la presencia del presidente Joan Gaspart- no fue una más y marcó un quiebre puertas adentro para el vestuario del Barcelona durante la temporada 2002-2003.
El serbio, que falleció el pasado 6 de abril, agarró las riendas del equipo tras un irregular andar con Louis van Gaal y un breve interinato de Antonio de la Cruz. Su idea era la de darle protagonismo a Juan Román Riquelme, quien prácticamente no tuvo grandes oportunidades con el holandés sentado en el banco de suplentes y las veces que jugó lo hizo en posiciones en las que el argentino no se sentía cómodo. El mediocampista llegó a España tras pagarle 13 millones a Boca, donde venía de ganar dos Copas Libertadores y eclipsar al mundo con su talento en la victoria ante Real Madrid en la Copa Intercontinental de 2000 (fue el MVP de la final ante el Merengue, clásico rival de los Culé).
Sin embargo, esto nunca sucedió. Los siguientes partidos por La Liga el surgido de la cantera de Argentinos Juniors se quedó sentado en el banco de suplentes y a la temporada siguiente, ya con Frank Rijkaard como entrenador, recaló en Villarreal en búsqueda de continuidad.
¿Qué hizo cambiar de parecer al director técnico? Según develó el medio catalán Mundo Deportivo, los referentes del plantel azulgrana ejercieron una presión sobre el entrenador entrante para impedir la titularidad del enganche argentino.
En la nota, el mencionado medio sostiene que “algunos capitanes del plantel hablaron con el nuevo míster (Antić)” y le recalcaron que en plena crisis futbolística Román “se borró” y no viajó para jugar contra Mallorca.
Por ese entonces, la plantilla tenía nombres de experiencia como el de Luis Enrique (actual estratega de la selección de España), Frank de Boer y Phillip Cocu, quienes lideraban a la legión holandesa que se completaba con otros apellidos de peso como Marc Overmars o Patrick Kluivert, quien en el pasado elogió la capacidad de Román.
A las pocas horas de su resonante frase elogiando a Riquelme, los capitanes del equipo solicitaron una reunión con el flamante entrenador. Durante esa charla, los futbolistas le remarcaron a Antić que tras la crisis provocada por la derrota por 3 a 0 en casa ante Sevilla (las tribunas del Camp Nou explotaron al sacar sus pañuelos blanco contra el presidente Gaspart y Van Gaal quedó en el ojo de la tormenta), partido en el que Riquelme fue titular, el argentino esquivó el viaje a Mallorca.
En su excursión a las Islas Baleares, los azulgranas, sin el ‘10’, resurgieron de las cenizas y golearon por 4 a 0 de la mano de su delantera holandesa: 3 goles de Kluivert y 1 de Overmars. “Antic había entendido el mensaje de un vestuario que, entonces, mandaba lo suyo. Las normas claras desde el minuto 1”, concluyó Mundo Deportivo con esta revelación a casi dos décadas del hecho.
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