Hace 48 horas, y a través de la cuenta de Instagram de su mujer, Isil, el mundo se informó que una de las leyenda del fútbol de Turquía había contraído coronavirus y, además, tuvo que ser hospitalizado por haberse infectado de COVID-19.
Rustu Recber, el arquero que supo brillar con el buzo de la selección turca en el histórico tercer puesto que consiguió el conjunto europeo en el Mundial de Corea del Sur - Japón 2002, está internado en su país natal y, según informó el medio local Miliiyet, en las últimas horas se habría agravado la situación clínica del hombre que fue parte de la plantilla del FC Barcelona en la temporada 2003-2004.
“Mi único deseo es que las personas sean respetuosas ahora. El está en el hospital y no nos permiten verle; no poder estar con él es la parte más difícil, pero Dios es grande y Rustu está encomendado a los médicos. Por favor, no dejen de rezar por él”, publicó su mujer en una historia a través de su cuenta de Instagram. Medios turcos afirman que su estado es crítico.
La historia de Rustu en el fútbol tiene un antes y un después tras su heroica actuación con el seleccionado en la Copa del Mundo 2002. Junto a Hakan Sükür y Hasan Sas, las otras dos estrellas del equipo que dirigía Senol Günes, Turquía avanzó a paso firme en el Mundial: terminó en el segundo puesto del Grupo C que compartió con Brasil -terminó como líder de la zona-, lo que le permitió avanzar a los octavos de final del máximo certamen para selecciones de fútbol en el mundo.
Ya en la instancia decisiva, y con la actuación destacada de Recber, los turcos superaron a una de las selecciones anfitrionas del torneo -vencieron 1-0 a Japón- y luego dejaron en el camino a Senegal, una de las sorpresas del campeonato, lo que les dio la histórica clasificación a las semifinales. En el anteúltimo partido del Mundial, el rival de Turquía fue Brasil, que como lo hizo en la fase de grupos, volvió a vencer al conjunto de Europa: esta vez fue por la mínima, gracias al gol de Ronaldo, máximo anotador de la Copa del Mundo. En el encuentro por el tercer lugar, Rustu y sus compañeros superaron 3-2 a Corea para subirse al podio mundial.
Con 18 años de carrera, sus atajadas no sólo sobresalieron en la selección -con 120 presencias es el jugador con más cantidad de partidos jugados-, sino que también lo llevaron a ser figura en la liga local de su país. Con más de 500 partidos oficiales en el arco entre sus pasos en el Fenerbahçe y Besiktas, conquistó entre ambos clubes unos siete títulos.
Su paso por el FC Barcelona fue intrascendente. Alcanzó a disputar sólo siete encuentros de manera oficial y no pudo colmar las expectativas de un equipo que le ganó la pulseada a otros grandes del Viejo Continente que quisieron contratarlo como la Juventus, Liverpool, Manchester United o el Arsenal, de Inglaterra. Con el puesto a su disposición, una lesión lo mantuvo fuera del equipo por un buen tiempo, por lo que Frank Rijkaard eligió suplirlo con un joven portero de La Masía, que con el tiempo terminaría haciendo historia en el equipo culé: Víctor Valdés.
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