Nadie puede que Jose Mourinho ha sido uno de los entrenadores más influyentes de la época moderna, capaz de edificar equipos sólidos, competitivos, ganadores y con amplios de matices tácticos como su FC Porto, el primer Chelsea FC, el Inter campeón de Europa o el Real Madrid que alcanzó la plenitud en la temporada 2011/12, quizás la última gran temporada de un estratega que ahora está en declive.
Tras su tormentosa última experiencia en el Manchester United, donde no logró desarrollar planes de juego estables, parecía que podría relanzar su carrera en un Tottenham que lo eligió para reemplazar a Pochettino y dejar de priorizar las formas. Un DT con gran personalidad debía transmitir la estirpe ganadora a una plantilla competitiva pero escasa de laureles. Sin embargo, luego de obtener cinco victorias en sus primeros siete partidos, los Spurs de Mourinho empezaron a tambalear y en el último mes han prácticamente dilapidado su temporada.
Más allá de los adeptos que tenga su estilo, Mourinho siempre fue reconocido como un DT capaz de garantizar trofeos. Un estratega presuntuoso, maestro del pragmatismo y líder maquiavélico, que ha cosechado 23 títulos en cuatro países diferentes, incluidas los dos trofeos de la UEFA Champions League.
Pero hace tiempo que dejó de ser encantador, carismático e inspirador para volver más irritante, testarudo y anticuado. Esto quedó en evidencia con sus peleas con jugadores y los consecuentes despidos en el Chelsea (2016) y Manchester United (2018). Cada año que pasa deja en evidencia su incapacidad o negativa para adaptarse a los nuevos modelos de gestión y tácticas innovadoras que dominan la escena.
Tras atravesar 11 meses fuera del ruedo, su etapa más larga sin entrenar, Mourinho desembarcó en el norte de Londres con un nuevo ladero. Había sumado un nuevo asistente a su cuerpo técnico presuntamente para modernizar sus conceptos. Joao Sacramento, de 30 años, quien trabajó con Marcelo Bielsa en Lille, y con Claudio Ranieri y Leonardo Jardim en el AS Mónaco, es la mano derecha que había elegido Mourinho para refrescar su estilo de juego, que sobre el final de su ciclo en el Manchester United ya era descaradamente defensivo y cauteloso.
Pero nada descollante se ha visto en un Tottenham que había comenzado a obtener buenos resultados, pero que cuando cayeron lesionados Lloris, Harry Kane, Sissoko y Heung-Min Son, el ciclo inició su caída libre.
Su derrota ante el RB Leipzig de Julian Nagelsmann, un joven DT que empieza a revolucionar el fútbol europeo, quien tenía solamente 16 años cuando Mourinho alzó la ‘Ojerona’ con el FC Porto, ha decretado su peor racha negativa en sus 20 años como entrenador: seis partidos seguidos sin ganar (RB Leipzig, Chelsea, Wolves, Norwich, Burnley y RB Leipzig).
“Estamos realmente en problemas. Ni siquiera somos un equipo, somos un grupo de jugadores que están disponibles para jugar y tratar de construir un equipo. No tenemos atacantes y no hacemos daño a los oponentes. Es tan simple como eso. Así que nuestros oponentes se sienten muy cómodos atacándonos, ya que saben que no podemos hacer daño”, dijo Mou tras sufrir su cuarta caída en octavos de final en sus últimas cinco participaciones en la UEFA Champions League.
A Mourinho le quedan por delante nueve jornadas en la Premier League para intentar clasificar a una competición europea y encarrilar el futuro deportivo de un club que necesita los ingresos económicos que otorga la participación en la Champions League para equilibrar sus balances. Aunque ese es un problema secundario para el Tottenham, siendo que su DT no le escapa al hundimiento.
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