Aquel verano europeo de 2018, el sueño de Max de convertirse en futbolista profesional sufrió un duro golpe. Llevaba cuatro años desarrollándose como uno de los principales talentos de la cantera del Manchester United. Asombraba por sus cualidades defensivas, era un pilar del equipo juvenil que ganó el trofeo Sub-18 Premier League North en la temporada 2016/17. La buen nivel le había abierto las puertas del equipo Sub-23 pese a su corta edad. Pero fue durante unos entrenamientos con el elenco reserva que empezó a sentir dolores y todo comenzó a derrumbarse.
"Fue durante mi primera pretemporada, sentí un bulto en la ingles y después un poco de dolor. Luego, mientras estábamos realizando un entrenamiento bastante intenso, el dolor se incrementó y empecé a respirar con dificultad. Empezó a aparecer cada vez que practicábamos fuerte. Fui al doctor para que me revisara. Al principio, me detectó solo un quiste, por lo que tomé unos antibióticos y mejoré. Pero una semana más tarde, el bulto volvió más grande que antes y con una pequeña infección. El médico del club me mandó a ver a un especialista, me hizo un escaneo para asegurarse de que no hubiera ningún inconveniente mayor. Y ahí fue donde encontró el cáncer”, le confesó a MUTV.
Fue un impacto muy fuerte para las aspiraciones de joven ilusionado con jugar profesionalmente en uno de los clubes más grandes del mundo. “Mi mamá, mi padrastro y yo quedamos destruidos. Cuando uno escucha la palabra ‘cáncer’, no lo puede creer y empieza a pensar en lo peor”, reconoció. Para colmo, cuando en octubre del año pasado se hizo un nuevo estudio médico, descubrieron que el cáncer se había extendido hacia los ganglios linfáticos y el abdomen, por lo que debería pasar por otra operación.
Afrontó la enfermedad con mucha entereza y con el apoyó de su familia. Este año inició largos períodos de quimioterapia, un tratamiento que mejoró su cuadro pero no terminó de erradicar el problema. “Las células cancerígenas habían sido eliminadas, pero el tejido muerto restante empezó a inflamarse. La quimioterapia logró suprimir el problema inicial, pero no redujo el tamaño del ganglio linfático, por lo que hubo que removerlo para evitar cualquier tipo de riesgo. La abertura se efectuó muy cerca de los riñones, que es donde estaban los tres ganglios. Como uno se había adherido a la aorta, la operación fue sumamente compleja”, declaró.
Afortunadamente, la intervención quirúrgica fue todo un éxito. Su enfermedad ya era cosa del pasado, pero su vida no era la misma. Y para retomar su vida deportiva debía estar dispuesto a hacer grandes esfuerzos. Empezó nuevo período de rehabilitación, con un pronóstico no tan alentador: los médicos le habían dicho que, con suerte, podría jugar al fútbol nuevamente en vísperas de Navidad. Sin embargo, Max, quien primero se apellidada Dunne pero en febrero lo cambió a Taylor, luchó para regresar lo antes posible.
En septiembre, tras 11 meses de inactividad, volvió a unirse al club. Empezó entrenar cada vez con más intensidad para sentirse fuerte poco a poco, y semanas más tarde ya estaba jugando sus primeros partidos con el equipo juvenil.
Todos en el Manchester United lo recibieron con entusiasmo y palabras de aliento, incluso Ole Gunnar Solskjaer, leyenda del club y actual entrenador del primer equipo. “Ole me preguntó cómo estaba y me habló sobre cosas cotidianas, por lo que se sintió muy bien, ya que no quería que solo conversáramos acerca de mi tratamiento. Tras haber padecido una enfermedad como la que tuve que superar, uno se cansa de tener que hablar con la gente, ya que lo primero que quiere hacer es dar vuelta la página y hacer foco en el futuro”, confesó el joven defensor de 19 años.
Y así como inició su año sometiéndose a una quimioterapia para superar su cáncer testicular, se conoció esta semana que quizás lo termine debutando con el primer equipo del Manchester United en la UEFA Europa League: fue convocado por Solskjaer para visitar al FC Astana en Kazajistán, donde podría hacer realidad el sueño por el que lucha desde pequeño. El club inglés ya clasificó a la siguiente fase, por lo que varios juveniles podrían tener minutos.
“Al considerar la condición en la que me encontraba estos días el año pasado, en mis primeras semanas de quimioterapia, no hubiera pensado que, después de un año, estaría viajando con el primer equipo ”, dijo Taylor, quien jugó dos partidos con el equipo Sub-23 del United antes de recibir esta convocatoria.
Finalmente, el sueño de Max Taylor está cerca de cumplirse. Aquella enfermedad que casi dilapidó sus ilusiones es cosa del pasado. “Ahora, espero volver a jugar con regularidad, sea en la Sub-23, a préstamo o lo que sea. Mi objetivo mayor es llegar al primer equipo en Manchester United. No quiero que el cáncer me defina. Prefiero que sea parte de mí, y que el fútbol o mi forma de ser terminen conformando mi persona”, concluyó.
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