La obligación a ganar para evitar la prematura eliminación fue una presión adicional para el Inter en su compromiso frente al Slavia Praga en la República Checa.
La combinación entre Lukaku y Lautaro Martínez que derivó en el gol italiano a los 19 minutos del primer tiempo tranquilizó las aguas del Nerazzurro, aunque la tormenta se desató antes de que llegue el descanso.
Pasada la media hora se produjo la acción que despertó la bronca del elenco visitante. Una nueva sociedad entre el potente delantero belga y la figura con pasado en Racing derivó en el 2 a 0, pero la intervención del VAR torció el destino.
Lo que hubiera significado una ventaja más amplia concluyó en el empate a favor del dueño de casa, dado que la revisión tecnológica obligó al árbitro polaco a anular la conquista visitante y sancionar un penal por una supuesta infracción de Stefan De Vrij en su propia área.
El fallo del polaco Marciniak le permitió a Soucek emparejar las acciones con un remate que sirvió para engañar a Handanovic. Con el empate parcial, la definición del espectáculo desarrollado en el Sinobo Stadium se cargó de suspenso.
Como el Inter cierra la fase de grupos en Milán contra el Barcelona, la necesidad de adquirir los tres puntos contra el rival más accesible de la zona se presentó como una necesidad básica en su objetivo de acceder a los octavos de final del certamen más codiciado del Viejo Continente.
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