"Si cierro los ojos por un momento, veo a Cristiano llorando. Cuando tenía doce años, él acababa de llegar a Lisboa desde Madeira. Recuerdo como si fuera hoy cuando fue a su habitación a llorar después de hablar por teléfono con su familia. Estaba tan nostálgico que no podía soportarlo. Pero nunca olvidaré su felicidad incluso después del debut en el primer equipo de Sporting”.
Esa fue la que esbozó Luis Lourenço, ex compañero en la pensión del Sporting Lisboa del ahora delantero de Juventus, al ser consultado sobre el primer recuerdo que se le viene a la mente sobre CR7.
El cinco veces ganador del Balón de Oro sufrió el estar lejos de su familia (970 kilómetros) durante su juventud. El llanto era algo recurrente en sus primeros días en Lisboa, pero esto no le privó de lograr su gran objetivo: triunfar en el fútbol.
“Era un niño muy respetuoso con los demás. No dormimos en la misma habitación, pero pasamos mucho tiempo juntos desafiándonos en otros deportes. Obviamente nunca quiso perder, como ahora", recordó el oriundo de Angola en diálogo con Tuttosport.
En ese afán por triunfar, Luis Lourenço recalca el deseo que tenía Cristiano Ronaldo por mejorar desde chico: “Recuerdo que se escapaba secretamente al gimnasio. Convenció al gerente para que lo dejaran abierto”.
"La relajación no existía para Cristiano. Todos los días eran buenos para él para entrenar y trabajar cada vez más para mejorar. Era un niño en ese momento, pero la actitud era la de un campeón”, recalcó.
En las últimas semanas se conoció una desconocida anécdota del portugués, en la que el propio deportista reconoció que una empleada de McDonald’s les regalaba las hamburguesas que sobraban. “Yo no era uno de los chicos que iban, pero es verdad esa historia”, sostuvo Luis Lourenço.
Para cerrar, su ex compañero expresó que “Cristiano trabaja todos los días para ganar el Balón de Oro” y su deseo de volver a verlo con la camiseta del Sporting de Lisboa.
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