Ni el más pesimista simpatizante del Tottenham se imaginó en la previa una humillación tan grande en la segunda fecha de la Champions League.
Tras el empate en el debut ante el Olympiacos en Grecia (2 a 2), el último finalista del certamen continental recibió en Londres al Bayern Múnich con la misión de sumar ante uno de los candidatos al título.
El prematuro gol del coreano Son Heung-Min que abrió el marcador alimentó las esperanzas de los aficionados locales, aunque la alegría duró poco: antes de llegar al primer cuarto de hora Joshua Kimmich emparejó las acciones para cambiar la historia en la capital británica.
A los 45 minutos Robert Lewandowski puso al combinado alemán al frente para empezar con un monólogo que se convertiría en la peor pesadilla del elenco liderado por Mauricio Pochettino.
Con Serge Gnabry como protagonista principal a cargo de sus cuatro gritos, sumado a un segundo tanto del artillero de Polonia, el Bayern Múnich concretó una paliza que será recordada por todos los amantes del buen fútbol.
El descuento transitorio de Harry Kane simplemente sirvió para decorar un resultado que concluyó 7 a 2 para la entidad alemana.
Con puntaje ideal, el conjunto del croata Niko Kovac se ubicó en la cima del Grupo B, seguido del Estrella Roja de Belgrado (derrotó 3 a 1 al Olympiacos en Serbia y sumó llegó a las 3 unidades), por delante del representativo de Grecia y el Tottenham que tienen un punto cada uno.
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