Del sueño a la pesadilla: la historia del ex jugador del Real Madrid que ganó la Champions y se fue insultado por ser el hijo del presidente

A pesar de ser familiar del máximo responsable del club, Fernando Sanz tenía el sueldo más bajo del plantel. Fue parte del equipo que ganó la Liga de Campeones en 1998, pero sus días en la Casa Blanca se convirtieron en un calvario. La historia del ex defensor que logró la gloria sin el reconocimiento del público

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Fernando Sanz, en sus tiempos con la camiseta del Real Madrid
Fernando Sanz, en sus tiempos con la camiseta del Real Madrid

Jugó junto figuras de la talla de Roberto Carlos, Fernando Redondo, Clarence Seedorf, Mijatovic, Suker, Raúl, Morientes, Hierro y Guti. Tuvo el privilegio de formar parte del equipo que le devolvió la Champions League al Real Madrid después de 32 años. Se formó con entrenadores legendarios como Vicente Del Bosque, Fabio Capello, Jupp Heynckes, Guus Hiddink y Jorge Valdano. Ganó 4 títulos (incluida la Copa Intercontinental) con el Merengue… Sin embargo, Fernando Sanz aún tiene un mal recuerdo de sus días como jugador en el elenco de la Casa Blanca.

"Mi rendimiento siempre ha sido bueno y quedó demostrado cuando me fui al Málaga, donde llegué a ser el jugador con más partidos disputados en el club", analiza a la distancia el ex central en diálogo con Infobae.

La estadía del ex defensor en la potencia europea se dio entre 1995 y 1999, cuando su padre, Lorenzo, era el presidente del club de la capital española. Durante su carrera recibió los consejos de los mejores técnicos del mundo, pero advierte no ha tenido al "entrenador ideal". "Del Bosque fue mi tutor cuando era el coordinador de las canteras y estuve con él durante mi etapa de formación. Capello era muy exigente con los jugadores que venían de las divisiones juveniles, pero no con las figuras del equipo. Hiddink era una persona más chicharachera y alegre, mientras que Heynckes fue injusto, porque al principio utilizaba a jugadores de otra posición en mi puesto y luego reconoció que se había equivocado conmigo. Cuando mi padre lo echó dijo que había sido injusto, porque mi nivel lo había sorprendido", recuerda sentado en uno de los sillones que decoran la oficina principal del edificio que tiene la Superliga en Puerto Madero y agrega: "El mejor entrenador que tuve fue Joaquín Peiró en el Málaga. Era muy parecido a Vicente Del Bosque, porque no se entrometía más de lo que debía. Hablaba en los momentos exactos".

Su relación con los simpatizantes del Merengue fue inestable. Tal vez por ser el hijo del presidente, los aficionados lo miraron con desconfianza en cada presentación. "Jugué la semifinal de la Champions que ganamos en 1998 y la final de la Copa Intercontinental que conseguimos contra el Vasco da Gama, pero el público nunca entendió que no había nada raro. A pesar de tener buenos rendimientos recibía ovaciones y silbidos. Se me hizo un conflicto tan grande en la cabeza que me fui antes del club, teniendo un contrato por 4 años", explica sin encontrar alguna razón concreta sobre la actitud de la afición.

El sueño se convirtió en una pesadilla. A pesar del sacrificio que le demandó su preparación para llegar a la élite del fútbol mundial, Fernando Sanz padeció su estadía en el Real Madrid. "Estaba harto de esa situación. Era el jugador que menos cobraba del equipo, porque no quería discutir mi salario por ser el hijo del presidente, y además era al que más puteaba la afición", se sincera sin omitir ningún detalle sobre el daño que le causó el repudio generalizado que recibía en el Santiago Bernabéu: "En esa época no había coaching ni nada. Me comía la cabeza solo y trataba de salir adelante. Recuerdo que al partido siguiente de la semifinal de la Champions en Dormund (frente al Borussia previo a la final ante la Juventus) Fernando Redondo y yo fuimos los más ovacionados en una goleada contra el Real Oviedo que terminó 5 a 0. Pero sin que pase nada, a la semana siguiente los simpatizantes no paraban de insultarme y pitarme sin ninguna razón. Creo que era una forma de atacar a mi padre, pero hoy me da lo mismo".

No siempre ocurre que el hijo del presidente juegue en el club que dirige su padre. Tampoco que tenga el salario más bajo del plantel. Sin embargo, el caso de Fernando Sanz es llamativo por aquellas conversaciones privadas en las que era complejo discutir su remuneración. "Desde muy joven me casé y salí de casa muy pronto. No vivía con mi papá, pero siempre tuvimos una gran relación, tanto en su rol como presidente como en el de padre. Es una lástima que la gente de afuera no lo haya podido entender", desliza el ex central con el sabor amargo que le provocó volver al club de la Casa Blanca: "Me dolió ver cómo los simpatizantes del Madrid me aplaudieron cuando fui a jugar al Bernabéu con el Málaga. Me molestó porque ese reconocimiento no me lo dieron cuando yo estaba ahí. Fue raro".

A los 45 años Fernando Sanz ya tiene superado el mal trago que le hicieron sentir los hinchas del Merengue. "De las malas siempre hice algo bueno. Desde los 18 años recibí una presión muy grande, y eso me sirvió para mis días en el Málaga. Cuando un compañero me decía que el público estaba pitando, yo le decía que eso no era nada en comparación a lo que percibía en el Bernabéu", cuenta entre risas.

Naturalmente, su pasado en el Real Madrid también lo avala para analizar la pésima temporada que ha sufrido el combinado que lidera Zinedine Zidane. Según su mirada, "es algo que podía pasar, porque es un equipo que necesitaba una renovación". En referencia a las figuras que terminaron terceros en la Liga, Sanz reconoce que "tienen un mérito enorme por haber ganado las tres Champions consecutivas, pero en el campeonato doméstico el rendimiento ha sido muy malo. Los jugadores se hicieron mayores y debe haber un recambio. Fue triste para muchos que hicieron historia y tuvieron una salida tan agridulce del club como el caso de Keylor Navas".

"El deporte va muy rápido. Yo jugué con las figuras de mi época y todas fueron devoradas por el paso del tiempo", concluye mientras vuelve a acomodarse en el cómodo sillón que lo albergó durante toda la conversación. El problema radica en el conflicto que se le presenta a los futbolistas cuando se retiran de la práctica profesional, pero ese es un tema para más adelante…

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