El vestuario visitante del Anfield parece vacío, repleto de cuerpos que se mueven por la inercia pero no emiten sonido alguno. La derrota 4-0 ante el Liverpool no es una más para los hombres del Barcelona. Un sollozo quiebra el mute que domina esa habitación. El capitán Lionel Messi rompe en llanto.
El detalle de lo ocurrido con el futbolista argentino en la intimidad lo relevaron el diario británico The Guardian y el madridista Marca durante las últimas horas. Es una escena que concluye la pintura de aquel camerino.
"Nunca había vista nada igual, un vestuario así, con tanto silencio", es la contundente frase que replica el portal catalán Sport de una de las personas que tuvo acceso al vestuario del "Blaugrana". El dolor domina los ánimos. La tristeza es el único sentimiento que quiebra el incómodo silencio para hacer todavía más incómodo el momento.
Los relatos indican que un integrante del cuerpo técnico intentó hablar con el plantel, con la idea de hacer un análisis de lo acontecido con las imágenes frescas. Ahí, con la histórica eliminación todavía tibia. Nadie lo siguió. No hubo respuestas, ni gestos cómplices.
Mientras el líder futbolístico está abatido puertas adentro. Otro de los referentes, Sergio Busquets, casi se quiebra en cámara durante una entrevista en pleno campo de juego: "Pedir disculpas… Porque después de lo de Roma, que te vuelva a pasar esto y poco más".
Marc-André Ter Stegen no necesita ni enfrentarse a los cronistas para exponer su desazón. Una de las figuras de la ida deja una foto para el recuerdo sobre el césped: cabeza gacha, un semblante de un hombre abatido. Sólo él y Busquets van hasta la tribuna en la que estaban los aficionados "blaugranas" para agradecerles por el apoyo. El alemán durará pocos minutos en el vestuario: se bañará a toda velocidad y partirá rumbo al micro de la delegación, incluso antes de que algunos periodistas arriben a la zona mixta.
A Messi todavía le queda un largo –y amargo– recorrido. Sus compañeros se fueron sin él de Anfield rumbo al Aeropuerto John Lennon de Liverpool porque el capitán tiene la obligación de presentarse en el control antidopaje. La "Pulga" se marchará en el más absoluto silencio junto con su amigo, el dirigente Pepe Costa.
Al llegar al aeropuerto, un grupo de hinchas le recriminará lo ocurrido y otro lo apoyará con aplausos. Él, según reflejó el periódico Mundo Deportivo, fue a "encarar" a los críticos pero Costa detuvo al futbolista antes que el conflicto pase a mayores.
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