Nació en San Pablo y pronto recibió el apodo de Marcelinho, por su notable parecido físico por la figura carioca que brilló en el Flamengo. A los 10 años se sumó al Corinthians, donde permaneció por 3 años, pero el constante sacrificio de entrenar y estudiar lo obligaron a dejar la institución del Timao.
Fue entonces cuando su padre lo recomendó al San Pablo, porque el club tenía sus instalaciones más cerca de su casa. Allí encontró la gloria por primera vez en su carrera: además de lograr su debut en 2010, durante su estadía en el Tricolor recibió la convocatoria para participar en las selecciones juveniles.
La medalla plateada conseguida en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012 sirvió para que los cazatalentos de Europa fijen su mirada en él. El PSG fue su destino, y en el club parisino se consolidó durante 5 temporadas, en las que cosechó 16 títulos. Sin embargo, cuando los franceses se obsesionaron con las contrataciones de estrellas mundiales para ganar la Champions League, Lucas Moura pasó a la marginalidad en un plantel cargado de galácticos.
El brillo de Mbappé, Cavani, Neymar y Di María opacó al atacante brasileño, quien tuvo que partir por la puerta de atrás de la entidad gala para buscar nuevos desafíos en Gran Bretaña.
Como la temporada pasada le sirvió como adaptación, el goleador de 26 años supo capitalizar sus oportunidades en el Tottenham. Así lo demostró en la heroica jornada que vivió en Ámsterdam, donde se lució con los tres goles que depositaron a los Spurs en la final de la Liga de Campeones por primera vez en su historia.
En la edición que será recordada por las remontadas memorables, el artillero paulista fue la pieza clave para que el elenco de Mauricio Pochettino se ilusione con el título más codiciado del Viejo Continente. Sin dudas, el primero de junio en el Wanda Metropolitano Lucas Moura será uno de los protagonistas principales que paralizarán al planeta futbolístico.
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