Si a comienzos de la temporada alguien hubiera dicho que Arturo Vidal iba a ser titular en una posible semifinal de Champions League, pocos lo habrían creido. Un mediocampista de 31 años que llegó al Barcelona tras pasar por el quirófano, producto de una torcedura de la rodilla derecha que lo obligó a perderse el tramo final de la Bundesliga y que estaba en pleno proceso de recuperación.
Si bien era uno de los indiscutidos de Jupp Heycnkes en el Bayern Múnich, las dudas con respecto a como volvería de aquella operación eran muchas, ya que tuvo varios problemas a lo largo de su carrera en esa zona. Sin embargo, la dirigencia culé apostó por la contratación.
Un fichaje que se cerró a principios de agosto para cubrir la baja de Paulinho por tan sólo 20 millones de euros. Las cualidades entre ambos eran relativamente similares y todo apuntaba a que iba a ser un suplente de lujo.
Así fue durante el inicio de la temporada 2018-2019 en donde en los primeros cuatro partidos de liga entró desde el banco promediando tan solo 20 minutos en cada enfrentamiento.
Unos números que no convencían al chileno y que lo hizo saber en reiteradas oportunidades. Su personalidad, difícil de manejar, salió a escena y tuvo un encontronazo con la dirigencia que fue clave para su futuro. "Le ha faltado el respeto a sus compañeros", advertía Pep Segura, manager general del área de fútbol del club catalán, después del posteo que realizó el "Rey" en Instagram tras disputar apenas los últimos siete minutos de juego contra el Tottenham por fase de grupos de Champions League.
"Si no tiene el cuidado que un profesional tiene que tener por respeto a los compañeros, al vestuario, al entrenador y las decisiones que tiene que tomar aunque no sea las que espera, hacerlas públicas en un club tan grande como el Barcelona… (…) Él sabe que se ha equivocado y es una falta de respeto a sus compañeros y estoy convencido de que rectificará", agregó el dirigente.
Un regaño que lo marcó para el resto de su carrera y por el que salió a pedir disculpas y aclarar lo que sintió en ese momento: "Me sentí un poco molesto, pero es algo que quedó atrás. Fue una calentura, pero ya pasó. Uno siempre quiere jugar y ser importante, pero al Barça se vienen a portar, no a dar problemas".
El referente de la selección chilena bajó su perfil, se sometió sin "peros" a lo que pretendía Ernesto Valverde de él y poco a poco fue ganando minutos. Vidal utilizó el escaso tiempo que le daban en cancha para demostrar que estaba a la altura de jugar desde el inicio: "La titularidad se gana en cada entrenamiento y haciéndolo de la mejor forma cuando te toca jugar", avisaba por aquel entonces.
Su relación con Lionel Messi, la eficacia en los pases y, por encima de todo, su estilo, (aguerrido, incansable y descontracturado) fue el combo que lo llevó a convencer al entrenador. La lesión de Arthur en febrero del 2019 le dio los minutos que necesitaba para demostrar que estaba listo.
Así fue, a tal punto que fue titular en cuatro de los últimos seis partidos (en los otros dos Valverde decidió darle descanso por los duelos de Champions League).
En los enfrentamientos contra el Manchester United entró en los 70 minutos para congelar el resultado. El chileno se adueñó del mediocampo ante el intento de los ingleses por convertir. Además fue el encargado de asistir a Lionel Messi en el gol que les dio el título de liga contra el Levante.
Para las semifinales su titularidad fue una de las sorpresas. Todos apostaban al brasileño Arthur para manejar el balón pero el entrenador lo eligió a él y no se confundió. Más allá de los goles de Suárez y Messi, el trasandino fue uno de los mejores del partido. Rindió hasta el último minuto, atacó, defendió y generó ocasiones de gol.
Aquellos 20 millones de euros que se pagaron por Arturo Vidal hoy parecen pocos, a comparación de las contrataciones de grandes figuras como Coutinho (180 millones de euros) u Osumane Dembélé (100 millones).
Aun quedan tres finales ( la vuelta en Anfield, la final de Copa del Rey y otra posible de Champions League) pero el mediocampista ya cumplió lo que había prometido al comienzo de temporada: "Ser importante, demostrar y jugar".
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