El misterio lentamente comienza a resolverse. Los cabos del caso se unen luego de 16 días de incertidumbre. El avión que trasladaba a Emiliano Sala el 21 de enero pasado de Nantes a Cardiff está asentado a 67 metros de profundidad sobre el lecho submarino del Canal de la Mancha, a unos 40 kilómetros de la Isla de Guernsey, donde el piloto en su último contacto pidió descender con urgencia por causas que se desconocen.
Las primeras imágenes del fuselaje hundido las compartió la Air Accidents Investigation Branch (AAIB), el organismo estatal británico que regula la investigación estatal. Sin embargo, el hallazgo del último domingo por la mañana llegó gracias a la tecnología que portaba el buque privado que contrató la familia del futbolista de 28 años. David Mearns, el líder de la búsqueda particular, dio precisiones al respecto.
"El cuerpo no ha sido identificado. No lo he visto. El otro barco tiene cámaras que permiten ver el naufragio, pero incluso la AAIB todavía no ha podido saber qué cuerpo era", declaró en una entrevista con el diario francés L'Equipe.
Su declaración está emparentada a que la AAIB informó ayer que el robot submarino del Geo Ocean III –el barco de la investigación oficial– permitió visualizar una persona entre los restos: "En las imágenes de video del ROV, trágicamente un ocupante es visible".
El jefe del "Morven" volvió a expresar su asombro por las condiciones en las que encontraron la aeronave: "La mayor sorpresa para nosotros fue ver que el avión no estaba en partes. Al principio, estábamos buscando escombros esparcidos en una gran superficie como un campo de fútbol, pero no fue así. Estaba algo dañado, pero en una sola pieza. Nos convencimos de que era él porque correspondía precisamente a las dimensiones. Luego tuvimos las imágenes con el fuselaje y las alas". El barco que lideró identificó los restos por intermedio de un sonar y luego se certificó que era el Piper PA-46 Malibu cuando utilizaron el robot submarino del Geo Ocean III y permitió visualizar en su costado la matrícula N264DB.
Mearns dio detalles sobre uno de los temas que más complicaciones genera en el proceso: el clima en esa zona del Canal de la Mancha. "Buscamos ser eficientes porque en este momento el clima en el Canal es malo. Las tormentas son diarias", reconoció.
"El primer contacto de mi equipo con el avión se obtuvo en dos horas con dos tipos de dispositivos de sonar. Nos dieron imágenes del fondo marino. Después de varias horas de análisis, llegamos a la conclusión de que era el avión", aseveró.
Mearns insistió con que se deben extraer los restos de las profundidades, un pedido que ya expresó la familia. "Es una operación delicada pero factible. Ya hemos recuperado aviones de aguas más profundas. Siento que hay que hacerlo. La AAIB tiene una misión: determinar las causas del accidente. No incluye necesariamente el retorno de los restos humanos", señaló.
"¿Para qué participar en estas búsquedas, ubicar el avión y luego no recuperarlo? Especialmente cuando hay un cuerpo. Si el avión hubiese caído en el campo, la AAIB lo habría buscado y colocado una cobertura para estudiarlo; también habrían recuperado los cuerpos. ¿Cuál es la diferencia entre un avión en el agua y uno en la tierra? Cuesta más dinero…", aclaró sobre el tema.
MÁS SOBRE ESTE TEMA:
"La conmovedora historia de la perra Nala, la "fiel compañera" de Emiliano Sala"