* La plástica pirueta en el gol de Hauche
Racing golpéo de arranque en el clásico de Avellaneda ante Independiente, disputado en el Cilindro. A los 8 minutos, Emiliano Vecchio ejecutó un córner al corazón del área, haciendo gala de su peligrosa pegada. Tras un rebote el balón derivó en el segundo palo, donde aguardaba Gabriel Hauche, rodeado por dos defensores. Sin embargo, el delantero, de 35 años, dibujó una chilena estética para superar a sus adversarios y batir a Sebastián Sosa.
Enseguida, todos los compañeros lo rodearon para felicitarlo por la conquista y por su espectacular factura. En esta nueva etapa en Las Academia, el Demonio había tenido un gran inicio, pero las lesiones lo relegaron justo en los momentos decisivos del semestre pasado. Hoy de regreso, vuelve a ser importante, anotando un gol de chilena.
Pero no es algo nuevo para Hauche, que arribó a Avellaneda proveniente de Argentinos Juniors: en el Torneo de Verano 2014, con la casaca de Racing, también le había marcado a Independiente un gol similar, aunque apelando a la pirueta en el otro palo. Ya son ocho los goles del atacante al Rojo a lo largo de su trayectoria: seis con la casaca de La Academia y dos con la del Bicho de La Paternal.
Luego de un comienzo en el que Independiente consiguió equilibrar las acciones con un juego prolijo, intentando mover la pelota, la dinámica de Racing en ataque, a partir del manejo de Vecchio y la búsqueda de sus puntas, sacudió los cimientos de la visita, que por momentos se vio desbordada. El citado gol de Hauche, más allá de su belleza, tuvo su impacto extra en lo anímico. La prueba, el penal que fabricó el ex volante de Rosario Central, a pura gambeta. Pero lo dilapidó Enzo Copetti, haciendo temblar el palo derecho del arco defendido por Sosa.
* El penal fabricado por Vecchio que dilapidó Copetti: su remate dio en el palo, cuando Sebastián Sosa se había arrojado hacia el otro lado
El Rojo mejoró en el complemento, sobre todo a partir del ingreso de Pozzo. Y Racing supo sostener el resultado. Hauche, el héroe, fue reemplazado en el segundo tiempo. Y lo bañó una ovación a la altura de la importancia de la victoria clásica.
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