*El penal y la ejecución de Jonathan Álvez
Colón y Unión empataron 2-2 en un clásico de Santa Fe que tuvo de todo: un desenlace emotivo (el Tatengue empardó a los 45′ y en el descuento Wanchope Ábila falló un mano a mano tras pase del Pulga Rodríguez) y un arbitraje profundamente polémico de Darío Herrera, asistido en el VAR por Fernando Rapallini. Es que el equipo de jueces resultó decisivo en el resultado, tanto en los aciertos como en los errores, uno de ellos muy marcado; el penal que decretó la igualdad por la seguda fecha de la Liga Profesional.
Ya a los 46 minutos la Asistencia Arbitral por Video debió intervenir: fue expulsado Facundo Garcés por pisar a Álvez. Herrera primero amonestó al defensor sabalero, pero analizó la jugada tras el llamado del VAR y decidió sacarle la amarilla y mostrarle la roja.
A los 11 minutos del complemento Unión se quedó con diez por el planchazo de Juan Portillo sobre Rodrigo Aliendro. Un golpe brutal: otra vez Herrera primero sacó amarilla, pero luego rectificó la medida al ver las imágenes por la convocatoria del VAR, que acertó al intervenir.
La acción se mide por el punto de contacto y las posibles consecuencias para el físico del adversario. El punto de contacto fue el tobillo con los tapones de Portillo. Por ende, hay una posibilidad clara y concreta de que corra un serio riesgo la integridad física del adversario, debiendo ser considerada la jugada como una entrada con uso de fuerza excesiva.
*El brutal planchazo de Portillo que lo sacó del campo de juego
A partir de allí, Colón dominó, dio vuelta el score y parecía que tenía contolado el resultado. Sin embargo, Unión apretó al final y consiguió el 2-2 a través de un controvertido penal que Jonathan Álvez cambió por gol.
¿Qué sucedió? Tras un rebote, Lucas Esquivel pateó desde afuera del área y la pelota dio en el brazo de Meza. Herrera no dudó en sancionar el remate desde los 12 pasos y el VAR respaldó su determinación. Sin embargo, no representó una infracción. El lateral se da vuelta ante el tiro y busca esconder sus brazos. Y es el balón el que busca la mano, cuando el jugador gira tratando de evitar el contacto. La mano/brazo toma una posición natural siguiendo un movimiento corporal lógico.
Así lo interpretó todo Colón que, con Federico Lértora a la cabeza, realizó los reclamos, pero esta vez el juez no revisó la jugada en la pantalla. Y el clásico bajó la persiana con el 2.2.
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