La polémica acción durante el primer tiempo en el Parque de los Príncipes
Corrían 36 minutos del duelo entre el PSG y el Real Madrid por los octavos de final de la Champions League cuando el partido levantó temperatura raudamente. Leandro Paredes soltó un pase de calidad, sin advertir que, por detrás y a destiempo, llegaba Casemiro, quien lo golpeó duramente. El árbitro Daniele Orsato inmediatamente marcó la infracción y amonestó al brasileño. Pero no pudo evitar el tenso cruce entre los protagonistas.
El volante ex Boca, de 27 años, se puso de pie visiblemente molesto y se colocó cara a cara con su adversario, que no se amilanó. En un choque entre viejos conocidos por los clásicos Argentina-Brasil, Casemiro lo tomó del cuello y se lo quitó de encima, empujándolo otra vez al césped. En el medio, Paredes lo insultó: “La concha de tu madre”.
Para aplacar los ánimos, intervinieron Verrati, Marquinhos y algunos otros hombres del Merengue, que a su vez protestaron por el acrílico amarillo. Pero Orsato no profundizó la sanción a Casemiro por el manotazo y no se arrepintió de la pena. Para el Madrid, representó un doble problema: el brasileño quedó condicionado en un encuentro con varios fantasistas enfrente (Messi, Mbappé, Di María, luego Neymar) y se perderá la revancha, pautada para el próximo 9 de marzo en el Santiago Bernabéu.
Casemiro ya había protagonizado varios roces con Messi en sus enfrentamientos, sobre todo cuando se veían más seguido en los Barcelona-Real Madrid. “Si te gusta el fútbol, te gusta Messi. Está entre los tres mejores de la historia”, había declarado en una entrevista con la revista Panenka, días antes de la serie.
“Se nota su ausencia, se nota todo lo que representaba para el Barcelona. Es un jugador que enamora a todo aquel que lo ve. Después de dejar el Barça y, en este momento de transición, se ve la importancia que tenía para el equipo. Por eso es un icono del club”, añoró. Y anticipó que, a pesar del celo habitual que puso en su custodia, no podía marcarlo en soledad.
Pero, más allá de los elogios, Casemiro no ahorró pierna fuerte. Y Paredes, quien no se amilanó ante su rigor, puede dar fe de ello.
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