Los jugadores de River Plate pisaron el campo de juego del Monumental en medio de un imponente recibimiento de parte de las más de 50 mil almas que se hicieron presentes en el estadio y desataron una verdadera fiesta. Enfrente estuvo Racing Club al que terminó goleando y le permitió al equipo de Marcelo Gallardo obtener su primera liga local en más de siete años como entrenador del conjunto de Núñez.
El Muñeco obtuvo así su título número 13, que se suman a las cinco copas nacionales (tres ediciones de la Copa Argentina y dos de la Supercopa Argentina), y siete títulos internacionales (entre ellas dos Copas Libertadores).
Unas 170 tiras y casi 50 mil globos fueron repartidos en las tribunas San Martín alta, Centenario alta y baja y la Sívori alta. Además, se colocaron 13 banderas de palo grandes en la Sívori Baja y Centenario Baja. Los fuegos artíficiales y juegos de luces también le dieron todo el color a una jornada histórica.
El elenco de La Banda es el puntero con 52 unidades y Talleres, que el martes fue goleado en La Plata por Gimnasia, se quedó en 40, igual que Defensa y Justicia, por lo tanto con solo igualar le alcanzaba a la Academia para coronarse campeón.
Ante Racing, un rival sobre el que ejerce una notable paternidad y ante el cual en marzo pasado logró el la Supercopa al golearlo 5-0 en Santiago del Estero, el Millonario le puso el broche de oro a una gran campaña notable en la que suma 16 presentaciones sin derrotas, con 14 victorias y tres empates.
Este River no es el opulento de años anteriores, se fue desprendiendo de figuras que hicieron diferencia y que lo llevaron a ganar la Copa Libertadores y a jugar la final que finalmente perdió ante Flamengo, en Perú, pero Gallardo le dio un funcionamiento, una dinámica propia de su sello y contó con la aparición de algunas jóvenes figuras como la del desequilibrante Julián Álvarez, quien es hoy probablemente el mejor jugador del fútbol argentino, más Benjamín Rollheiser, Santiago Simón, Enzo Fernández y Felipe Peña, entre otros.
Álvarez, con 17 goles, es el máximo artillero del certamen y con su inminente futuro en el fútbol europeo es el factor más desequilibrante de un conjunto que se “refundó” y reemplazó a la figuras de la mejor manera, con superlativo rendimiento individual, colectivo y ganando en todas las canchas.
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