Como pancho por su casa, así se mostró Diego en el último encuentro disputado en el Estadio Juan Carmelo Zerillo, por la séptima fecha de La Liga Profesional. Aunque enfrente estaba River Plate, que llegaba envuelto en urgencias por la dura eliminación en la Copa Libertadores a manos del Atlético Mineiro, todas las miradas se las robó la mascota que Gimnasia y Esgrima La Plata bautizó en honor a Maradona.
Primero observó cada movimiento y no se inmutó cuando la pelota pasaba de un lado hacia el otro. Durante el calentamiento precompetitivo del Millonario, se animó a jugar con los futbolistas que al principio se sorprendieron, pero luego cayeron en sus encantos y, sonrisas mediante, se animaron a ensayar alguna pared. Pasados algunos minutos, el can se retiró hacia los vestuarios y, como ocurre en cada partido, observó el encuentro desde uno de los palcos.
El video del perrito en la cancha del Lobo se viralizó, pero fue la chapa de identificación que rodeaba su cuello la que captó aún más la atención: Diego GELP.
Infobae indagó más sobre el tema y se encontró con una hermosa historia, que esconde un gran gesto solidario de varios empleados del club platense. Fue hace exactamente dos años cuando el animalito, con solo dos meses de vida, fue arrojado en las inmediaciones del estadio. Su estado de salud era preocupante, porque además de no haber sido alimentado por días, tenía sarna y, como no contaba con ninguna de las vacunas, su vida corría serio peligro.
Pero un alma caritativa apareció, lo rescató y le dio todo el cariño que requería el animal. María José Marconi y su gran vocación por la profesión, porque además de ser empleada del club en el área de tenis es veterinaria, fueron clave para que el perrito sanara. Los cuidados vitales de Majo y sobre todo el amor que le entregó al perrito, junto al resto de los empleados y el aporte indispensable de Christian Rodríguez del área de tenis de GELP, le permitieron al animal sanar rápidamente y que con el correr de las semanas se recuperara por completo.
En ese lapso, por supuesto, había que ponerle un nombre y nadie dudó en aquel entonces sobre cuál era el más indicado: Diego. Está demás decir que fue por Maradona, el flamante entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata, quien había llegado casi al mismo tiempo para salvar al club del descenso y había provocado una verdadera revolución en la ciudad.
“Fue durante la ampliación de la platea Néstor Basile donde nos encontramos a Diego. En uno de los accesos a la obra, había una división y un depósito de chatarra y chapas. Apareció por ahí abajo y al principio nos ladraba. Pero Majo, del staff de empleados y que se recibió de veterinaria hace un año, con su práctica, teoría y conocimiento de la rama lo fue ayudando. Se curó de la sarna, le dio las vacunas y junto con Leo se encargaron de que el perro esté bien alimentado. A tal punto que creció y hoy es la mascota del estadio, porque vive ahí”, contó Ariel Almeyda, quien fue el Intendente durante once años.
Él también tiene un perro que se encontró, pero se lo llevó a su casa y como no podía ponerle Diego, lo bautizó como Pelusa, por supuesto en honor a Maradona. “Me lo traje a casa y fue posterior a la muerte de Diego. No tiene comparación, pero lo que nosotros vivimos con Maradona en algún punto no lo vivió mucha gente. No hemos tenido mucho trato porque la vida de Maradona era que llegaba al estadio y se iba y había mucha gente alrededor. Sí estuvimos en la trastienda de lo que necesitaba. Nosotros estábamos detrás de escena para que no le faltara nada”, agregó Almeyda, quien actualmente es el Coordinador de Intendencia.
Desde entonces, Diego vive en su casa que es el Bosque y es cuidado por el personal de mantenimiento del club. No pudo compartir muchos momentos con su homónimo, porque en marzo de 2020 irrumpió la pandemia y Maradona ya no fue visto con frecuencia, ya que el fútbol se paró por varios meses y había que preservar su salud. En todo este tiempo, la mascota del estadio disfruta de su hogar. Pasea por las plateas, juega con los aspersores y suma innumerables anécdotas.
“Cuando se abren los aspersores del riego del campo de juego, se mete entre los chorros de agua y se baña. Vio a los cancheros que cuando terminan lo bajan con el pie y él ya va corriendo de aspersor a aspersor y lo baja con la patita. Se ha subido arriba del sillón de Maradona, al trono, y se queda ahí, durmiendo. Es todo coqueto, camina con esa orejas paradas, con su cola parada como canchereando. Yo digo que es el perro de la máscara, la película, cuando se transforma que era un fenómeno. Bueno, éste es un fenómeno al natural”, afirma orgulloso Ariel.
Como se pudo ver en el video con el precalentamiento de River Plate, a Diego lo dejan libre hasta la hora del partido. Luego, por temor a que interrumpa el encuentro por sus ganas de jugar con la pelota, lo guardan. “Él sabe, disfruta mucho de la previa de los partidos mientras nosotros trabajamos. Cuando regamos la cancha, cuando la marcamos. Falta que se suba arriba de un tractor con el canchero y que corte el pasto. Es un personaje tan involucrado dentro del club, que controla cómo todos trabajan. Le dije a Leo que en cualquier momento saco a los chicos que cortan el pasto y lo pongo arriba del tractor”, bromea Almeyda.
Leo es Leonardo Sánchez, su mano derecha y administrador de parte del predio y uno de los “padres” de Diego. Junto con Majo, los chicos del tenis y el resto de los empleados se hicieron cargo desde el inicio de su cuidado. Si bien el perrito vive en el estadio, suele caminar las diez cuadras que lo separan del departamento de Leo para visitarlo. Sube a su auto y a veces debe ser “rescatado” cuando algún vecino lo llama a Leo para avisarle que lo vio a Diego correteando por la ciudad de las diagonales. Sin embargo, va y vuelve solo al estadio, su verdadero hogar.
“Por la pandemia iba prácticamente yo solo al estadio, porque estaban todos aislados, y le daba de comer. Se las ingenió para escaparse y me seguía hasta mi departamento. Lo dejaba adentro del club y cuando llegaba al departamento lo tenía ahí raspandome la puerta. Va y viene constantemente. Diego es bastante callejero. Vive en el Bosque, pero cada tanto se va y todos los vecinos lo conocen, porque juega con los perros de ellos. Incluso, esa chapita que tiene es de una persona que no conocemos, va a pasear con él y otra perrita. Luego se vuelve”, relata Leonardo Sánchez, quien contó otras divertidas anécdotas con Diego.
“Le puse la chapita con mi número y al principio me llamaban de todos lados pensando que estaba perdido. Pero él se maneja a su antojo a 10 cuadras a la redonda, andá por todos lados. Se las arregla y si conoce a alguien que le cae bien, va a su casa, le raspa la puerta y luego de que le den de comer, vuelve a su casa, el estadio. Cuando me voy a tomar una cerveza me acompaña y en esa cervecería ya lo conocen y no tienen problema de dejarlo que suba a los sillones. La mejor de todas es que en la temporada de pileta el Ruso, el guardavidas, me decía que se ponía en el borde de la pileta olímpica y seguía a los nadadores y si un nadador paraba empezaba a ladrar para avisar jajaja”.
Por los tiempos de la pandemia y porque al principio Diego era muy pequeño y estaba débil, Maradona no pudo tratarlo seguido. Sin embargo, Leo no descarta que se las haya ingeniado para ver al mejor futbolista de todos los tiempos. “Cuando recién apareció era muy chiquito y cuando volvieron a jugarse los partidos yo no me acercaba mucho porque los dejaba trabajar. Por ahí Diego no lo conoció mucho a Diego, pero lo habrá cruzado seguro. Maradona lo habrá saludado y todo, pero no le llegamos a sacar una foto”.
Diego es uno de los tantos ejemplos o historias de vida que te remontan inmediatamente al grato recuerdo del Diez, quien murió un 25 de noviembre de 2020, pero que vive en cada uno de los corazones triperos. Y maradonianos, como el de este perrito que a partir de ahora no será un animalito más.
OTRAS FOTOS DE DIEGO, LA MASCOTA DEL ESTADIO DE GIMNASIA Y ESGRIMA LA PLATA