El presente de Boca Juniors continúa siendo alarmante. La derrota ante Estudiantes de La Plata expuso más que nunca al cuadro de Miguel Russo, quien pasó a ser el apuntado número uno por los simpatizantes xeneizes, debido al mal desempeño del equipo en los últimos tiempos. Por supuesto, el Consejo de Fútbol que preside Juan Román Riquelme también está en la mira, sobre todo en materia de refuerzos. Un combo explosivo que puso en alerta a un club que marcha penúltimo, a solo un punto de los colistas Rosario Central y Vélez Sarsfield.
Ya nadie duda de que los rendimientos del cuerpo técnico y de la dirigencia inciden directamente en el rendimiento del equipo. Russo es criticado cada vez con mayor frecuencia por las formaciones que dispone en cancha, con muy poco lugar para los juveniles que tan bien habían caído; y Riquelme también porque no pudo jerarquizar a un plantel que sufrió demasiadas salidas en este último tiempo.
En este punto hay un futbolista que resume la anemia de buenas decisiones de dos de las patas más importantes de la institución. Norberto Briasco. ¿El motivo? Que desde que se transformó en refuerzo de Boca Juniors, no pateó al arco. Según OPTA y la cuenta DataRef, Beto acumula 458 minutos sin un remate prometedor. Los mismos se dividen de la siguiente manera:
*206′ por el torneo local: fue titular ante Talleres y Estudiantes; ingresó frente a Argentinos y no jugó ante Unión, Banfield y San Lorenzo (estos últimos dos Boca los disputó con juveniles).
*171′ por la Copa Libertadores: fue titular en ambos juegos ante Atlético Mineiro por los octavos de final.
*81′ por la Copa Argentina: fue titular frente a River Plate en la instancia de octavos de final, ganada por penales.
Los motivos que llevaron a esta lapidaria estadística de Briasco podrían ser varios. Algunos le machacan su falta de adaptación, pese a que el ex delantero de Huracán recién lleva seis partidos con Boca Juniors. Sin embargo, la explicación del particular momento del futbolista de 25 años bien puede atribuirse al planteo de Miguel Ángel Russo.
Se ve a las claras que Briasco no puede adecuarse a los dibujos tácticos del entrenador, que lo hace jugar en una posición que le es completamente ajena, ya sea con línea de cuatro o de tres en el fondo y sus respectivas variantes en el mediocampo. El DT lo ubica como centrodelantero o principal referencia en el área rival, cuando la posición habitual o con la que más cómoda se siente es como extremo por ambos lados.
Un punto a favor de Russo es que en el plantel no hay un 9 clásico y el entrenador se ve obligado a improvisar con el ex delantero de Huracán. Y aquí entra a tallar directamente la falta de reacción de un Consejo de Fútbol que pese a la prioridad reinante desde hace más de cuatro meses, cuando optaron por ceder a préstamo a Wanchope Ábila y a no renovar el vínculo de Franco Soldano, sigue sin sumar como refuerzo al bendito centrodelantero, más allá de Nicolás Orsini, que está lesionado.
Esta preocupante estadística se suma a la del equipo en general, que igualó la peor serie sin ganar de su historia. Como se dijo, la derrota ante Estudiantes en La Plata significó el décimo encuentro consecutivo de Boca Juniors sin triunfos. De esta manera, comparte el puesto con la sufrida en el campeonato de 1957.
Además, el Xeneize acumula apenas un triunfo de los últimos 16 partidos, mientras que en 12 de esos juegos los acabó sin marcar goles. Y en este punto, un dato aún más crítico en materia goleadora: llevan 710 minutos sin anotar un gol, ya que el tanto ante Argentinos Juniors fue de Miguel Torrén en contra. La última vez que un futbolista de Boca convirtió un tanto fue en la primera fecha de La Liga Profesional ante Unión de Santa Fe, por obra de Agustín Obando.
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