Independiente y Racing Club animaron un entretenido clásico de Avellaneda, por la quinta fecha de La Liga Profesional. El encuentro terminó con victoria para el Rojo por 1 a 0 por el tanto de Silvio Romero a los 24 minutos del complemento. De esta manera, el elenco que comanda Julio César Falcioni es el único puntero del campeonato con once unidades, seguido por sus escoltas Lanús, Newell’s Old Boys y Colón de Santa Fe con un punto menos.
Entre las acciones para destacar del encuentro, que contó con la lluvia como condimento extra, hubo una salvada magistral de Sigali, un increíble gol dilapidado de Chancalay y una pelea -perdida- de Juan Antonio Pizzi con el paraguas.
Leonardo Sigali se vistió de héroe y le ahogó el grito a Roa rechazando una pelota en la línea.
La estupenda intervención de Leonardo Sigali que evitó un gol de Independiente en el primer tiempo fue a los 30 minutos. Sebastián Palacios envió un centro desde el vértice derecho del área grande y aunque Gabriel Arias rechazó antes de que llegara Alan Velazco, le dejó la pelota servida Andrés Roa, que remató de volea. La pelota tenía destino de gol, pero en instante apareció el zaguero para sacar en la línea y luego completó Juan Cáceres con un rechazo justo a tiempo.
Tomás Chancalay tuvo el gol, pero el palo se lo negó de manera increíble.
Al comienzo del complemento, fue Racing el que contó con una inmejorable oportunidad para romper con el marcador. Tras una buena jugada colectiva de la Academia, que movió de izquierda a derecha varias veces, entre Leonel Miranda y Enzo Copetti armaron una pared estupenda que terminó con un remate cruzado de Lolo. El arquero Sosa reaccionó de estupenda manera manoteando la pelota, pero como ocurrió en la acción del primer tiempo, le dejó servido el gol a Chancalay. Sin embargo, el futbolista surgido de Colón de Santa Fe impactó la pelota en el palo. Increíble el gol que erró la Academia.
Como cierre quedará una de las postales de la torrencial lluvia que cayó en Buenos Aires, con la pelea de Juan Antonio Pizzi contra el paraguas y el viento, que le jugaron una muy mala pasada.
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