Boca perdió por penales ante Atlético Mineiro por los octavos de final de la Copa Libertadores en medio de un gran escándalo por el gol anulado a Marcelo Weigandt, que se sumó al invalidado a Diego González en el juego de ida. Pero una vez consumado el tropiezo auriazul, la tensión se trasladó camino a los camerinos.
Es que mientras se trasladaba hacia los vestuarios, parte de la delegación de Boca se cruzó con agentes de seguridad y eso no hizo más que encender la mecha. Allí, los jugadores de la Ribera arremetieron contra los dueños de casa y los agentes de seguridad, derribando vallas y lanzando objetos contundentes. A Sebastián Villa, por caso, se lo puede observar en los videos arrojando un dispenser. Y a Jorge Bermúdez, integrante del Consejo de Fútbol, insultando a alguien: “Pedazo de puto”. En ese instante, el accionar boquense fue repelido con gas pimienta.
En el inicio del caos se los ve a Raúl Cascini y el Chelo Delgado, los otros laderos de Riquelme en el Consejo, y al propio Miguel Ángel Russo, que protestan y gritan airadamente. Eso generó los roces con los agentes, sobre todo cuando uno, identificado con el N° 145, parece responderle al ex volante.
Pero los ánimos no se calmaron allí. Los integrantes del plantel xeneize difundieron imágenes en los pasillos del estadio en los que se puede apreciar la represión policial y a varios jugadores y allegados afectados por los gases lacrimógenos.
La jugada que desató la furia argentina se dio a los 16 minutos: un centro frontal provocó un rechazo defectuoso del arquero. La pelota le quedó a Weigandt, quien abrió el marcador con un remate potente.
Pero, como en la ida, la Asistencia Arbitral por Video resultó una pesadilla para Boca. Primero, Mineiro protestó una supuesta falta previa del lateral, que no existió. Pero el árbitro Esteban Ostojich demoró en reanudar porque la tecnología estaba revisando la acción. El VAR llamó al uruguayo a la pantalla y terminó anulando la conquista. ¿Por qué? Porque entendió que Diego González, en un discutidísimo offside, intentó intervenir antes de la salida del guardameta. Miguel Russo, sacado, protestó airadamente, todo el banco se fue encima de la terna arbitral. Incluso, en el momento de la revisión, hubo un par de refriegas. Como en la ida, el Xeneize se vio perjudicado.
Ya en el cotejo en la Bombonera el VAR había sido protagonista de una de las grandes polémicas en el arranque de la nueva temporada. En la parte final de la primera etapa, y tras una gran acción individual del mismo Weigandt, Diego González le ganó a su marcador y anticipó al arquero para poner, de cabeza, el 1-0 parcial en favor de los locales. Luego de varios minutos de incertidumbre, el conjunto brasileño reclamó una falta de Briasco a Silva en la jugada previa al gol del Pulpo. El juez colombiano Andrés Rojas fue a revisar lo sucedido y terminó anulando el tanto del Xeneize a instancia del VAR, que estuvo comandado por el juez paraguayo Derlis López.
Luego de la revisión de lo sucedido por parte de la Conmebol, la organización decidió suspender de manera provisoria y hasta nuevo aviso al referí y al encargado del video arbitraje.
Pero la polémica se instaló de nuevo en Belo Horizonte. Y terminó con Boca eliminado y con la serie sumergida en un triste escándalo.
SEGUIR LEYENDO: