El escándalo se desató al minuto 67 del partido
Una pelota parada a favor de Boca cuando promediaba el segundo tiempo del encuentro que disputa con Atlético Mineiro en Belo Horizonte por la revancha de los octavos de final de la Copa Libertadores desató un escándalo. En realidad la intervención del VAR (a cargo del chileno Julio Bascuñán) fue lo que enervó a toda la visita tras la conquista de Marcelo Weigandt, quien aprovechó un error del arquero rival para poner 1-0 a los suyos, inclinar la balanza a favor del Xeneize y obligar al dueño de casa a marcar dos tantos para dar vuelta la serie. Finalmente el árbitro uruguayo Esteban Ostojich anuló el gol y todo se desmadró.
Boca, sugestionado por lo que sucedió en la ida, cotejo en el que lo despojaron de una diferencia mínima en el resultado por un increíble gol anulado al Pulpo González por una supuesta (e inexistente) infracción previa de Norberto Briasco, fue en busca de explicaciones con el cuarteto arbitral cuando vislumbró que el VAR había tomado contacto directo con el juez principal por un teórico offside.
¿Qué cobró Ostojich a instancias de la cabina del Video Ref? Una interferencia entre el Pulpo González y el guardameta Everson, quien dio un largo rebote que cayó en los pies de Weigandt, autor del 1-0 invalidado. Si el jugador de Boca participó fue algo imperceptible y pareció estar en la misma línea cuando partió el balón. Los árbitros consideraron que por cuestión de centímetros el cuerpo de González estaba en fuera de juego y que además interfirió en el intento de agarre de Everson.
Ostojich estuvo varios minutos oyendo el extenso debate en la cabina, hasta que finalmente lo llamaron para advertirlo por la intervención de González en la jugada. Esto exasperó a todos los Xeneizes, que encima divisaron a uno de los colaboradores del Mineiro que se acercó hasta la pantalla del VAR para tratar de persuadir al juez de anular la conquista (algo que sucedió con Nacho Fernández en el partido de ida en la Bombonera).
Allí entonces se armó una gresca en la que intervinieron futbolistas de uno y otro bando, jugadores suplentes y hasta integrantes del cuerpo técnico (se los vio muy ofuscados a Mariano Herrón, Leandro Somoza, el preparador físico Damián Lanatta y el entrenador de arqueros Fernando Gayoso). Miguel Ángel Russo gritó indignado: “¡Es una vergüenza, es la segunda vez!”.
En total el juego estuvo detenido 8 minutos hasta que Ostojich se decidió a levantar su brazo y decretar un tiro libre indirecto a favor de Atlético Mineiro dentro del área. Ya con el tiempo cumplido, esa cantidad de minutos de adición fue la que dio el juez (8).
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