El enojo del DT ante las desconcentraciones de sus jugadores
Podría decirse que, en el primer tiempo ante Fluminense, River probó un par de cucharadas de su propia medicina. Es que, en el duelo decisivo por el Grupo D de la Copa Libertadores, el Millonario padeció la presión extendida del conjunto brasileño, que provocó dos pérdidas sensibles, que finalizaron en goles. Una, de Jorge Carrascal, a los 22 minutos, que derivó en la conquista de Caio Paulista. Otra a, a los 29′, en el tanto de Nené, a partir de un mal pase de Nicolás De la Cruz.
Con un equipo otra vez remozado por las bajas por el brote de coronavirus, aunque con varios regresos (muchos de ellos, no al 100% desde lo físico tras los días de parate), el Millonario generó chances para convertir (como el tiro en el palo de Carrascal o la arremetida de Simón que tapó el arquero), pero también le generaron mucho. Y las desconcentraciones hicieron enojar a Marcelo Gallardo, que con las tribunas sin público, permitió que se escuchara su “relato alternativo” del cotejo, con sus reclamos a flor de piel.
Los más intensos, tal vez, se dieron a los 34 minutos, cuando tras una jugada colectiva Julián Álvarez envió un centro desde la derecha hacia la posición de Rafael Santos Borré, en evidente posición adelantada. Allí, las cámaras tomaron al Muñeco, quien se tomó la cabeza, esbozó un potente “¡por favor!” y remató su reto con un “¡despiertos! ¡despiertos!”.
El primer gol de Flu
Sobre el epílogo de la primera etapa, Borré (uno de los que volvía tras el COVID-19) quedó nuevamente en offside. Gallardo no le gritó; sólo le mantuvo la mirada. Enojado, le protestó al árbitro, quien lo reprendió con énfasis, pero no lo amonestó.
Tal vez fastidioso por el nivel exhibido en los 45 minutos iniciales, Gallardo definió tres cambios en el entretiempo: ingresaron Robert Rojas, Matías Suárez y Agustín Palavecino, mientras dejaron el campo Tomás Lecanda, Santiago Simón y Jorge Carrascal.
Pero no tardó más que segundos para abordar al recambio con indicaciones. “No te alejes, no te alejes”, le pidió enseguida a Palavecino, con el pizarrón en la mano.
La segunda conquista de los brasileños, tras pérdida de De la Cruz y un gran pase del veterano Fred
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