La pasión, disciplina, ser permisivo y empático con los jugadores son cuatro características que han marcado la corta carrera como entrenador de Nicolás Larcamón, estratega sensación de la Liga MX tras llevar a Puebla al tercer lugar y a los cuartos de final en su primer torneo en el futbol mexicano.
Larcamón empezó su carrera en los banquillos con dos peticiones: que sus jugadores tuvieran balones y un portero que supiera jugar con la pelota los pies. Fue la sorpresiva solicitud que el actual entrenador de la Franja le hizo a Heriberto Heredia, directivo que le dio la oportunidad de ser director técnico del Deportivo Anzoátegui de Venezuela en el 2016.
El entrenador argentino, con experiencia en categorías inferiores, se paró, junto con su auxiliar Damián Ayude, frente a los primeros jugadores profesionales que dirigiría, entre ellos destacaba Charlis Ortíz, además de Renny Vega, portero que dominaba la habilidad que solicitó. Todos escucharon con atención a su nuevo técnico, quien de inmediato los acaparó con su charla que derrochaba pasión y compromiso a la profesión.
PASIÓN, SU PRINCIPAL VIRTUD
El futbol puso a Nicolás Larcamón en una final apenas seis meses después de firmar su primer contrato como entrenador profesional. Durante ese semestre, el estratega argentino, con apenas 31 años de edad, externó a Damián Ayude y Heriberto Heredia sobre lo mucho que extrañaba a su familia, por lo que la directiva mandó a traer al papá de Nicolás desde Argentina para que viera trabajar en su hijo en la final vuelta ante Zamora, luego de que en la ida terminaron 1-1.
El señor Larcamón arribó al Estadio Agustín Tovar, casa del Zamora, sin que su hijo lo supiera. Nicolás vivió aquel partido con intensidad, pasión y pegado a la raya, acompañado de su inseparable pantalón de mezclilla y una polo blanca del Anzoátegui, su vestimenta predilecta en cada partido durante su paso por Venezuela.
SER PERMISIVO, LA BASE DE SU ÉXITO
Larcamón acostumbra a negociar permisos con sus jugadores a través del ganar-ganar. En su etapa como entrenador del Deportivo Anzoátegui, daba días libres o movía el horario de sus entrenamientos para que sus futbolistas pudieran ir a la playa o incluso librarse de algunas concentraciones. Sin embargo, en la cancha tenían que responder.
“Nosotros jugamos en una ciudad de Venezuela que la playa nos quedaba a cinco pasos de la casa. Entonces, le pedíamos que nos diera el entrene en la mañana para poder ir en la tarde a la playa. Si ganábamos, ya teníamos el lunes libre. Sabíamos que íbamos a ir a la playa. Nosotros prácticamente estábamos en una isla, todos estábamos juntos y él sabía dónde vivíamos. Entonces, para no tener problemas, nos decía que ganáramos hoy y que mañana teníamos el día libre. Ganábamos, íbamos a la playa y casi siempre nos encontrábamos todos”, recuerda Renny Vega.
Charlis, ya era un jugador de renombre en Venezuela cuando llegó Larcamón, pero su desempeño ascendió bajo la dirección técnica del argentino, pues considera que lo enseñó a cuidar su cuerpo a pesar de las libertades que les daba el juvenil estratega.
“Es permisivo cuando tiene que serlo. Te deja ser, creo que es lo más importante. Tiene claro lo que vive el futbolista y te da esa confianza para que puedas trasladarla dentro y fuera de la cancha. En el momento que dejes de ser responsable, dejas de ser justo con el futbol, él te lo hace saber y creo que por ahí el futbolista la pasa un poco mal. Es permisivo y creo que por eso les saca el jugo a todos los jugadores”.
LA VIRTUD DE LA DISCIPLINA
Charlis Ortíz ha sido uno de los jugadores que más ha sufrido con la disciplina de Nicolás Larcamón. El atacante no jugó en los primeros cinco partidos, algo que no había experimentado en su carrera. “Me decía que, si no me veía bien, no iba a jugar. Nos pedía eso, la intensidad, estar bien físicamente, que nos cuidáramos y que fuéramos intensos, intensos e intensos…”
“Uno tiene que ser un competidor insaciable, sin hacerle daño a nadie. Simplemente pelear un puesto para que las cosas salgan bien y eso potencia al equipo. Gracias a Dios, hay un antes y después de mi carrera desde que conocí a Larcamón”.
El estilo de juego de Nicolás se define en dos puntos que busca transmitir a sus jugadores: ser intensos y la posesión del balón. Es por eso que le pide a toda la plantilla cuidarse y estar bien físicamente.
“Aprieta mucho al jugador y eso es importante. Es algo típico de los argentinos. Llegó al camerino, cambió muchas cosas. Es un tipo que te decía que hay que jugarse la vida dentro de la cancha y en el camerino eso fue importante para nosotros y más que nada para los jóvenes”, relata Renny Vega, quien recuerda que previo a los partidos era normal que Larcamón los mandara a llamar a su habitación para hacerles observaciones sobre su desempeño.
ES EMPÁTICO CON JUGADORES Y CUERPO TÉCNICO
Nicolás Larcamón tiene un trato cercano con los jugadores e integrantes de su cuerpo técnico. De esa forma el entrenador percibe las fortalezas y debilidades del equipo para explotarlas en pro del grupo, donde todos son importante, aunque no jueguen.
“Nicolás es un chico muy sencillo. Tiene un trato muy cercano con el futbolista. No tiene un liderazgo para nada monárquico, todo lo contrario. Es muy inteligente y tiene una gran relación. En el vestuario se maneja muy bien. Es un muy inteligente, muy respetuoso, respeta a sus jugadores, respeta a su cuerpo técnico. Todo eso lo hace un entrenador muy completo”, declaró Damián Ayude, quien actualmente es parte del cuerpo técnico de la Sub-20 y Sub-23 de Argentina, pero que tiene una relación añeja con el entrenador de Puebla.
Ayude vio de cerca la forma en la que Larcamón potenció a sus jugadores. Sin embargo, también destaca la forma en la que le da a los rivales y a los partidos para buscar un resultado positivo.
“Es parte del entrenador confiar, divisar las fortalezas de los futbolistas, la fortaleza del equipo y él es muy astuto en eso y sabe potenciar, sabe brindar confianza, además de todas sus capacidades como entrenador. De la lectura de los rivales, de la lectura de lo que necesita su equipo a la hora de ir a buscar un partido”.
Más allá de las experiencias cerca del balón que Ayude tiene con Larcamón, el integrante de las selecciones inferiores de argentina, tiene marcado un episodio con Nicolás.
“En algún momento estuve complicado de salud allá en Venezuela y me tuve que internar por una semana y él era la única persona para mí de confianza absoluta y yo para él y esa semana estuvo al pie del cañón en la punta de la cama, hasta que yo me pude reactivar y también eso uno no lo olvida”.
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