Lo mas fácil sería vaticinar que no habrá sorpresas y que Cruz Azul y América mantendrán el paso y jugarán por el título del Guardianes 2021, pero ese tipo de pronósticos parecen ajenos al comportamiento y a la historia misma del futbol mexicano. Aquí brilla el equilibrio que también puede traducirse en irregularidad y entonces, esa “armonía” es capaz de transformarse en “caos” de un momento a otro.
Para nada estoy diciendo que Cruz Azul y América deben olvidarse y hacer trizas su trabajo de 17 semanas, pero aquí se juega a ganar la Liguilla, y tanto azules como amarillos saben que un ligero parpadeo, una mala tarde, una desconcentración un error arbitral , o uno del VAR que hoy esta muy de moda, es suficiente para tirar todo por la borda. Ellos conocen “las reglas del juego”. No hay más.
Las estadísticas hablan de un Cruz Azul equilibrado. Se defiende muy bien, factor fundamental para un equipo que busca el éxito, y sabe atacar de diferentes formas. Tiene una mezcla de experiencia (Corona, “Catita”, Aldrete, Aguilar) con futbolistas jóvenes y vigorosos (Romo, Baca, Alvarado, Orbelín, Delgado, Fernández).
Tienen, también, en el uruguayo Jonathan Rodríguez al jugador más determinante de la Liga MX. Y para cerrar el círculo virtuoso, un entrenador, Juan Reynoso, que conoce la historia del club, que fue jugador, que fue campeón y que sabe lo que significa Cruz Azul por dentro y por fuera. Y, si quieren ir más allá, hay un orden preestablecido en la directiva, encabezada por Álvaro Dávila y por Jaime Ordiales. Las cosas están en su sitio mientras que los cooperativistas se dedican a producir cemento y a poner orden en su casi siempre convulsionada empresa.
Los históricos números del América en Liguilla impresionan y asustan a cualquiera. Es aquí donde adquiere el mote bien ganado, sin duda, de “animal de Liguilla”: Más liguillas disputadas (56), más liguillas ganadas (12), más partidos disputados en esta fase (235) y más triunfos (99).
Las estadísticas muestran algo y, sin embargo, lo principal radicará en el comportamiento del equipo de Solari bajo la presión “de matar o morir”, una condición donde el americanista finca el éxito o el fracaso de sus equipos. Este América ha jugador bien al futbol, por grandes momentos. Ha sido, también, un equipo frío y calculador en otros parajes. Ha tenido tiempo, además, para quedar a deber.
No existen dudas sobre la capacidad competitiva de este América , pero tampoco hay una certeza absoluta de su capacidad para someter al rival y ganarle. El América de Solari se defiende bien, quizá mejor que nadie en la Liga MX, y disfraza perfectamente algunas de las carencias que tiene de mediocampo hacia el frente. Ahí, el trabajo del joven español Álvaro Fidalgo ha sido fundamental, más la aportación de Sebastián Córdova, sin duda, el jugador más talentoso y desequilibrante del plantel. Los goles están a cargo de Henry Martin, Roger Martínez y Federico Viñas.
Cruz Azul y América deberían jugar la final del futbol mexicano, pero ni Toluca, ni Pachuca, ni Rayados, ni Puebla, ni Atlas, ni Santos le “tirarán flores” mientras allanan el camino a recoger el trofeo. Esto se trata de ganar la Liguilla y sabemos qué le sucede a Cruz Azul en esta instancia, y no sabemos que le pasará al América de Solari justo en estos lares. ¿Mantendrán la armonía? ¿Llegará el caos?
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