A Sergio Pérez le bastaron un par de carreras en Red Bull para conocer a Helmut Marko. El asesor de la escudería fue el más crítico con la actuación del piloto mexicano en el Gran Premio de Emilia Romagna, cuando tras arrancar segundo fue víctima de un castigo de 10 segundos por rebasar con safety car y luego cometió un error que lo dejó en la posición 11 hasta el final del evento.
El directivo afirmó que “básicamente fue un muy mal día con una mala actuación” y dijo que el hecho que el tapatío quedara fuera de los puntos “era molesto”. Fue apenas una probada de la personalidad de Marko, quien no teme expresar su opinión sobre los conductores del grupo.
De manera formal, el austriaco es el asesor de los equipos de Red Bull en Fórmula Uno y el encargado del programa de desarrollo de pilotos de la compañía, aunque es más bien el ideólogo de la parte automovilística de la compañía de bebidas energéticas y la mano derecha de Christian Horner, director de la escuadra en la que milita Checo; un papel similar al que tenía Niki Lauda en Mercedes junto a Toto Wolff.
Nacido en Graz, Austria el 27 de abril de 1943, Marko se convirtió en doctor en derecho en 1967, por ello en el paddock tiene el apodo de El Doctor. Creció junto a su compatriota Jochen Rindt (campeón de la máxima categoría en 1970) y tuvo una breve trayectoria detrás del volante al máximo nivel, con un triunfo en las 24 Horas de LeMans en 1971 a bordo de un Porsche junto al holandés Gijs van Lennep.
En F1 le ofrecieron un asiento el día del funeral de su amigo y participó en 10 Grandes Premios en los que no consiguió puntos, su mejor actuación fue un octavo lugar en Mónaco 1972; pocas semanas después, en la competencia en Francia, una piedra impulsada por el Lotus del brasileño Emerson Fittipaldi traspasó el visor del casco de Helmut dejándolo ciego del ojo izquierdo y poniéndole fin a su carrera.
Unos años más tarde jugó un papel fundamental en la trayectoria de otro compatriota, Gerhard Berger, cuando se convirtió en su representante y lo llevó primero a la Fórmula 3 Europea y luego a F1, también impulsó a Karl Wendlinger, quien fue campeón de la F3 alemana en el equipo de Helmut, RSM Marko en 1989.
Como propietario, el Doctor repitió éxito en la misma categoría en 1994 con el alemán Jörg Müller y dos años después también con el germano en la Fórmula 3000, luego tuvo en sus filas al colombiano Juan Pablo Montoya, pero fiel a su estilo, cuestionó si su forma física era la adecuada para competir. En 1999 Marko inició su camino de vuelta al Gran Circo porque convenció al dueño de la empresa Red Bull, Dietrich Mateschitz de involucrarse en el desarrollo de pilotos, por lo que la escuadra tomó el nombre de las bebidas energéticas desde ese momento hasta su salida en 2003.
El programa de la compañía austriaca para promover jóvenes valores comenzó de forma oficial en 2001, bajo la supervisión de Marko, quien a partir de ese puesto empezó a cimentar su poder dentro de la escudería, tanto en los niveles formativos como en lo más alto, la F1.
El proyecto consiste en localizar conductores de cualquier parte del mundo y servir como patrocinador para ubicarlos en los mejores autos de los seriales de desarrollo, hasta que puedan dar el salto a uno de los dos equipos de la compañía, lo que ha ocurrido desde el nacimiento de Red Bull en 2005 y de Toro Rosso (ahora AlphaTauri) en 2006.
Las historias de éxito comienzan con el alemán Sebastian Vettel, formado en el Red Bull Junior Team y cuatro veces campeón de F1 con la escudería austriaca y llegan hasta el japonés Yuki Tsunoda, recién llegado a AlphaTauri, pero por la estructura también han pasado el holandés Max Verstappen, el español Carlos Sainz, el australiano Daniel Ricciardo, el ruso Daniil Kvyat y el francés Pierre Gasly, entre otros.
Al mismo tiempo que Red Bull y Toro Rosso aparecieron en F1, Marko se convirtió en asesor de ambas escuadras y prácticamente en los ojos de Mateschitz en el paddock, además de conservar sus funciones en el programa de desarrollo. El Doctor siempre cita como sus mayores logros el triunfo en LeMans, el primer título de Vettel y la victoria de Verstappen en Barcelona en su debut con Red Bull, después de ser promovido desde Toro Rosso, “me dijeron que estaba loco por ponerlo en ese auto, incluso a nivel interno, y sale y gana”, recordó.
Ese momento define la personalidad de Marko, quien además de su capacidad para detectar talento joven y no dudar en impulsarlo (siempre con el respaldo del dueño), también tiene otra cara, la de ser crítico con quienes cree que se quedan cortos en los resultados que podrían ofrecer.
Eso ocurrió con Kvyat en 2016, cuando estaba en Red Bull y en la carrera de Rusia tuvo un fuerte choque con Vettel (entonces en Ferrari) y Helmut y Horner no dudaron en reemplazarlo con Verstappen para la siguiente fecha, la de Barcelona, a pesar que Daniil había sido séptimo en el campeonato en 2015 (con tres puntos más que su compañero Ricciardo) y tercero en China apenas un mes antes.
Marko reconoció que fue él quien le avisó al ruso sobre su descenso a Toro Rosso y a partir de ahí construyó una reputación de dureza que se confirmó con el siguiente compañero de Verstappen, Gasly, otro producto del Junior Team,
El galo fue promovido a Red Bull para 2019, después de apenas 26 arrancadas en F1, pero no tuvo el mejor desempeño, “no es fácil ser compañero de Max porque es un piloto con un talento excepcional, pero los resultados y velocidad de Gasly son inaceptables, en Canadá (8º) y Francia (10º) estuvo peor de lo que pensábamos, la diferencia entre Pierre y Max es muy grande”, lo criticó el asesor de la escudería.
Luego de 12 carreras, Verstappen sumaba 181 de los 244 puntos de su equipo y Pierre no había logrado subir al podio por lo que fue reemplazado por el tailandés Alex Albon, quien ascendió desde Toro Rosso, mientras Gasly tomaba el camino inverso. El galo tuvo su revancha con un segundo lugar en la penúltima fecha del calendario.
Albon, otro producto del Junior Team, cerró esa campaña y recibió la oportunidad para 2020, cuando terminó en séptimo lugar, con 105 unidades, 109 menos que Max, por lo que su puesto quedó en duda y fue Marko quien lo expresó. “El problema era su falta de consistencia y que se inquietaba con facilidad, por ejemplo, cuando el viento aumentaba o llegaba desde otra dirección o cuando las llantas comenzaban a desgastarse; la distancia con Verstappen creció durante la temporada, no disminuyó”, sentenció.
Por ello, a pesar que Red Bull se caracteriza por promover jóvenes pilotos para su equipo y Marko es el encargado, tuvo que recurrir a Sergio Pérez para buscar un compañero competitivo para el holandés y que sea capaz de sumar los puntos para pelear por el título con Mercedes; sin embargo, si Checo no cumple, Helmut estará ahí para recordárselo, como en Italia.
No obstante, Ricciardo dijo en Motorsport-Total.com que el mexicano se encuentra con un Marko más tranquilo: “Se ha suavizado en los últimos años, tal vez es la madurez, pero también se ha vuelto más amable, con él tienes transparencia y honestidad al 100 por ciento, si no lo hiciste bien, te lo dice, sólo para sacar lo mejor de ti”.
Incluso, Daniel le recomendó a Checo darle un abrazo a Helmut porque todos los que han pasado por el Junior Team, Toro Rosso/AlphaTauri o Red Bull saben que el directivo es la mente de la marca a nivel de automóviles y que lo que él diga pesa tanto como para provocar cambios en la alineación de un Gran Premio al otro.
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