El PSG perdió como local ante el Bayern Munich, pero fue una derrota con un sabor dulce. Como el conjunto parisino había ganado 3 a 2 en Alemania, el gol adverso de Eric Choupo-Moting no fue suficiente para el combinado germano que se despidió de la Champions League y observó cómo el equipo francés se tomó una venganza de lo que había sudo el cruce de la final de la edición pasada.
El amo y rey del Parque de los Príncipes fue Neymar. El brasileño lideró a su equipo con el talento que lo caracteriza y no concretó su conquista por esas cosas del destino que es casi imposible de analizar. La primera acción de riesgo se dio con una gran asistencia en profundidad de Ángel Di María para Mbappe, quien reunió a los centrales y dejó mano a mano a Ney frente a Neuer. Sólo por la rápida reacción del arquero y la displicencia del brasileño el choque continuó igualado.
Unos instantes después, la figura de la noche parisina se reivindicó con una maniobra individual extraordinaria. A pura bicicleta, el delantero se hizo un espacio para buscar con un disparo rasante que hizo lucir al arquero alemán. A pesar del marcador en blanco, el encuentro mantenía un ritmo vibrante y vertiginoso. Y el sonido metálico que entregó el travesaño luego de otro intento del brasileño confirmó la tendencia del pleito.
Como si se tratara de un maleficio inesperado, la dupla compuesta por Mbappe y Neymar volvió a reventar el poste bávaro. Una acción que tuvo un sabor mucho más amargo por el contragolpe que se generó y concluyó en el gol de Eric Choupo-Moting.
En la reanudación del juego, el PSG tuvo el empate gracias a una enorme improvisación de Di María. El ex Rosario Central dejó a Neymar solo contra un arco despoblado, pero su compañero no llegó a concretar la conquista y la pelota se diluyó en un córner. La maquinaria germana sufría con el potrero sudamericano.
Los lujos mermaron en el cierre y la tensión se apoderó de los protagonistas. Sané se mostró como la herramienta más peligrosa por el sector derecho, mientras que el elenco de Pochettino apostó por las contras lideradas por Neymar, Di María, Mbappe y Moise Kean. Con más sacrificio que talento, el PSG consiguió vengarse de la potencia germana y resistió para acceder a las semifinales del torneo más codiciado de Europa.
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