Hubo un tiempo en la vida de Michael Davis en que no estaba seguro dónde estaría ahora. Pero, donde está ahora no es un mal lugar para estar, habiendo recientemente firmado un acuerdo por tres años y 25.2 millones de dólares (con 15 millones garantizados) para quedarse con Los Angeles Chargers y estar cerca de su madre e hijo.
“Ella lloró”, dijo Davis de su madre. Y él lloró junto con ella.
Nada como casa. Otros equipos ofrecieron más dinero, pero ninguno podía ofrecer la dinámica de familia que poseen los Chargers. Y es la inspiración de familia la que ha ayudado a Davis a levantarse desde ser un agente libre no reclutado en el 2017 a un miembro clave de la defensiva de los Chargers a futuro.
Davis fue criado por su madre, Ana Martinez, quien es de México. Su padre, quien nunca estuvo presente, es afroamericano. Se identifica con su herencia mexicana hasta los tatuajes de Emiliano Zapata, el revolucionario mexicano, en una pierna, y los artistas mexicanos Diego Rivera y Frida Kahlo en la otra. Habla el español fluido, y ama el apodo que el safety de los Chargers, Jahleel Addae. le puso en su año de novato, en el 2017, “Vato”, que significa amigo, camarada.
Se quedó. Ahora, todos llaman a Davis “Vato”.
De acuerdo a información brindada por la NFL en el 2019, el 41.1 por ciento de los aficionados a los Chargers son latinos, el mayor porcentaje para cualquier equipo de la NFL. Davis fue uno de los grandes favoritos cuando el equipo visitó la Ciudad de México en noviembre del 2019 para un duelo de “Monday Night Football” frente a los Kansas City Chiefs en el Estadio Azteca, un estadio que Davis solía visitar en sus viajes con su madre. Davis soñaba con jugar al fútbol en el Estadio Azteca, y dice que jugar allí fue un sueño cumplido para él.
Fue criado en Glendale, California, por su madre y brilló (cuando se lo proponía) en la pista y en el fútbol americano para la Glendale High School. Davis admite no siempre haber estado tan motivado, pero su talento era evidente. Fue primer equipo all-CIF en pista y campo en su año final de preparatoria, ganó el título de la Pacific League en los 100 metros planos por tres años consecutivos, y el de los 200 metros planos cuatros años consecutivos.
Su carrera de fútbol americano fue muy diferente --Glendale ganó apenas seis partidos en tres años y el reclutamiento fue limitado-- excepto por el director atlético de BYU, Tom Holmoe, quien apreciaba la velocidad de Davis y que ayudó a llevarlo a Provo, Utah. Davis sufrió por momentos en BYU --temporalmente perdiendo su puesto como titular en su temporada final ante un jugador de primer año--, pero salió desde la banca para realizar una intercepción y devolución de 40 yardas en contra de Michigan State ese año, ayudando a los Cougars a llevarse una victoria de 31-14.
Los mensurables de Davis --mide 6 pies con 2 pulgadas y corre las 40 yardas en 4.4 segundos-- atraparon el ojo de los Chargers, quienes lo firmaron después de que no fuera reclutado en el draft del 2017. No ser elegido en el sorteo le creó una necesidad de demostrarse, algo que el ex coach de backs defensivos de los Chargers, Ron Milus, notó y respetó. Allí es cuando Davis dice, que empezó a percatarse de lo que era posible en un campo de juego.
“Pienso que Ron Milus me moldeó en un esquinero”, admitió Davis. “Encima de eso, tuve que trabajar mentalmente en ello. Y todo se trata del nivel mental en la NFL, simplemente ese par de cosas”.
El talento de Davis quedó de manifiesto en la pasada temporada después de un “pick-six” a Tom Brady, llevando la intercepción 78 yardas al lado contrario para un touchdown. Allí es cuando las cosas comenzaron a hacer click, según Davis. Tuvo un gran desempeño como seguimiento, en contra de los New Orleans Saints en “Monday Night Football” una semana más tarde.
“Empecé a jugar a mi nivel más alto, mi mejor nivel”, señaló Davis. “Desde entonces, me quedé como, ‘¿Saben qué? De hecho, tengo la posibilidad de obtener un contrato adicional y espero quedarme con los Chargers’”.
Davis inició 14 o 16 partidos para los Chargers en el 2020 y sumó 62 tacleadas junto con tres intercepciones para 86 yardas (la de 78 yardas en contra de Brady ciertamente ayudó en ese departamento).
Y es algo bueno para el nuevo head coach Brandon Staley, un ex coordinador defensivo que se recarga mucho en la secundaria y a quien le gusta combinar las cosas. Y lo que Staley tiene en Davis es a un veterano astuto y capaz (y más que dispuesto) a transmitir su conocimiento a los jugadores más jóvenes
Staley dijo a Davis que deseaba maximizar su potencial, algo que le gusta escuchar a Davis.
“Quieren que lo lleve a otro nivel con mi juego”, dijo. “Estoy emocionado por ello. Estoy un poco nervioso, pero estoy emocionado”.
Davis es un padre, y su hijo Atticus es todavía lo suficientemente joven como para ver a su padre en su mejor momento, o lo que debe ser su mejor momento.
Ah, y una cosa más: Davis pasó cuatro años como tenor en su grupo de canto a capella en la preparatoria. Así que si requieren de un jugador realmente veloz con grandes manos y una voz alta --sin mencionar un lindo salario por los siguientes tres años-- Davis es tu tipo.
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