Si hay algo por lo que Miguel Ángel Russo se caracteriza es por decir poco en sus conferencias. Por eso llama mucho la atención cuando muy de vez en cuando -como anoche en la Bombonera- se sale del libreto habitual. Realizó un descargo que evidenció su malestar por la expulsión de Carlos Zambrano que casi le cuesta el partido a Boca. En la semana debió tomar una decisión importante: cambiar el esquema ante la probable ausencia de un Edwin Cardona que finalmente tuvo que verlo desde la tribuna.
El día jueves se quebró la semana en Boca: Carlos Tevez y Edwin Cardona no pudieron terminar el entrenamiento por sendas molestias. El Apache salió sentido en un tobillo y al colombiano se le generó una contractura que pasó de leve a considerable con el correr de los días. No hubo caso: el de Medellín fue exigido hasta las horas previas pero no llegó a salir a la cancha. No hubo parte médico oficial y en el búnker de Ezeiza optaron por el misterio hasta última hora para apelar al factor sorpresa. Post partido se supo que puertas adentro sabían que era prácticamente imposible que Edwin llegara en óptimas condiciones al derby.
Desde que se generó el interrogante por la presencia de Cardona en la zona ofensiva del equipo, Russo se empezó a amigar con la idea de modificar completamente el dibujo táctico, algo que no frecuenta hacer. Los conjuntos del DT xeneize se arman, en su gran mayoría, con cuatro hombres en el fondo. Pero las circunstancias y el rival de turno lo convencieron. Así, probó pocas veces a la línea de tres compuesta por Carlos Zambrano, Lisandro López y Carlos Izquierdoz con Nicolás Capaldo como carrilero derecho y Frank Fabra por izquierda.
La jugada fue arriesgada: con tan pocas pruebas al andamiaje defensivo se lo notó falto de aceite y le costó hallarse en los primeros minutos del Superclásico. River tomó la iniciativa y a Boca el arco rival pareció quedarle a kilómetros de distancia. Sin embargo, lentamente el Xeneize empezó a flexibilizar a sus laterales-volantes, encontró chispazos de juego en los pies de Gonzalo Maroni y Carlos Tevez y lastimó por la banda derecha con la excursión de Capaldo que terminó en penal de Paulo Díaz. Fabra, por izquierda, también había generado peligro con un centro con el que dejó mano a mano a Carlitos tras una buena habilitación de Maroni.
Su momento fue en el amanecer del complemento, donde de contragolpe casi sentencia el pleito. La falta de eficacia en los metros finales y un fantástico Armani lo dejaron sin el premio mayor. Boca compitió, es cierto, de igual a igual ante el equipo argentino con técnico más añejo del medio local. Pero la línea de 5 no terminó de convencer. Terminó siendo más bien un plan circunstancial que puede llegar a ser implementado en situaciones límites. En conferencia Russo remarcó su satisfacción por el rendimiento con el innovador planteo y, a la vez, dejó entrever que no será tan frecuente en el futuro.
EL ERROR NO FORZADO POR CONDICIONAMIENTO
“Nos faltó un poquito más de inteligencia para terminar los partidos con 11 y saberlos manejar. En estos partidos, con uno menos, es muy difícil jugar y competir”. Miguel, que ante la prensa emplea una y otra vez los términos “formas”, “maneras” y “momentos”, esta vez dijo mucho más. El apuntado claramente fue Carlos Zambrano, que complicó muchísimo a Boca en un momento cúlmine.
River recién había igualado por medio de Palavecino (el peruano no había quedado bien parado antes del centro que derivó en el gol) cuando una salida del fondo de Boca terminó con la expulsión del ex Dinamo Kiev. Matías Suárez lo presionó y en su intento por defender la posesión le puso la mano en el rostro y vio la doble amarilla. Generó otro envión anímico para el visitante y un mar de dudas a los suyos.
Zambrano, vale aclarar, fue un refuerzo que llegó con la venia de la actual dirigencia e injerencia total de Juan Román Riquelme. La consolidada dupla central conformada por López e Izquierdoz se mantuvo para la conquista de la Superliga 2019/2020 y para la disputa de la Libertadores del año pasado. Sin embargo el entrenador, posiblemente condicionado por la obstinación del Consejo de Fútbol por reforzar esa zona, se inclinó por Zambrano y no por Licha en esta Copa de la Liga. Error no forzado.
Por performance, algo inexplicable. Ni Lisandro tuvo fallos o bajos niveles que ameritaran su salida del 11 ni Zambrano había tenido actuaciones consagratorias como para ganarse el puesto al lado de Cali.
“No somos inteligentes en los detallecitos mínimos, saber jugar con amarilla y saber usar y manejar las manos cuando el rival se tira y nos lleva a jugadas confusas”. Por si no había quedado claro en un inicio, el estratega azul y oro enfatizó la falla de Zambrano probablemente molesto porque algo similar había sucedido en el Superclásico pasado con la infantil expulsión de Jorman Campuzano. De yapa, Russo celebró la aparición de Marcos Rojo, a quien pretende darle rodaje para que se ensamble lo antes posible.
Para la próxima fecha el DT de Boca tendrá resuelto el problema por la ausencia de Zambrano. Seguramente volverá a parar la habitual línea de cuatro con Lisandro e Izquierdoz. Dentro de dos semanas tendrá que definir si indulta al incaico y le devuelve la titularidad u opta por mantener como inicial a un López que fue de lo más destacado contra River.
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