Ese mediodía de noviembre de 1993, Ayrton Senna llegó al Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Tomó su avión privado y volvió a Brasil para sus merecidas vacaciones en Angra dos Reis. Pero se fue con un entusiasmo especial porque al fin había conocido el Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez. Fue una visita relámpago al escenario en el que anheló correr en octubre del año siguiente, fecha original para la vuelta de la Fórmula 1 a la Argentina (luego se concretó en abril de 1995). El esperado reencuentro no llegó. Se mató en aquel accidente en Imola, el 1 de mayo de 1994. Los argentinos no pudimos verlo en la Máxima. Y el brasileño no logró volver a correr en nuestro país, donde tuvo una conexión desde sus comienzos en el automovilismo.
Ya en el karting Senna hizo amigos argentinos. El primero que estuvo muy cerca fue Marcelo García Lobelos, quien cubrió la especialidad para CORSA. Se conocieron en el Sudamericano de San José (Uruguay) en 1977. Ayrton, que por entonces tenía 17 años (nació el 21/03/1960), necesitó alguien que lo ayudara en la difusión y le permitió publicar sus notas en primera persona. Valoró tanto lo del colega que en 1991, luego de ser tricampeón de la F1 y siendo el mejor piloto del planeta, lo invitó a la inauguración de su kartódromo en San Pablo.
Aunque en aquellos torneos sudamericanos forjó más amistades como las del sanjuanino Henry Martin y el porteño Gustavo Der Ohanessian. Ambos, además, fueron sus clientes, ya que le compraron elementos que el paulista dejó de usar. Ayrton, si bien tuvo algunos sponsors, también necesitó vender porque no le sobró el presupuesto en sus comienzos. Fueron tiempos de sus únicas carreras en la Argentina. Primero en San Juan, del 6 y 8 de abril de 1979. Allí se realizó el certamen en el Kartódromo de El Zonda. Senna fue subcampeón detrás de su compatriota Deccio Bellini.
En charla con Infobae, Der Ohanessian recordó una anécdota de otra visita de Senna. "Estábamos en fábrica de Panther, que era el chasis con el que corría. También estaban Henry (Martin) y su papá, Pocho. Yo tenía 14/15 años. Y Roberto Brea, el dueño de la fábrica, me dijo ‘Gus, agarrá mi auto y andá buscarlo a Ayrton a Ezeiza. Traelo para acá y después lo llevamos al hotel’. Esto era en Valentín Alsina. Agarro el auto, un Peugeot 504, nuevito. Salí, hice cinco cuadras y se me cruzó una camioneta que llevaba verduras. Le pegué al medio, con tanta fuerza que el coche quedó donde estaba. Rompí toda la trompa y el radiador. A Ayrton nunca lo fuimos a buscar. Se agarró una calentura bárbara y se tomó un taxi hasta el hotel. Al otro día lo vimos en la pista y nos re puteó, pero cuando le contamos qué pasó se cagó de la risa”. De todas formas, el brasileño no pudo correr porque no tuvo una licencia argentina...
En 1981 fue invitado por la Asociación Cordobesa de Karting, que organizó un evento internacional para la categoría Seniors en la localidad de Saldan, el 14 y 15 de noviembre. Desertó en la primera y tercera carrera. Sin embargo, en la restante fue segundo. En la suma de tiempos resultó octavo en la clasificación general.
Fue en Inglaterra donde sumó amistades argentas. En esa época usó su apellido paterno y se conoció como “Ayrton da Silva”. Primero generó un buen vínculo con Enrique Mansilla, a pesar de que tuvieron encontronazos dentro y fuera de la pista en la Fórmula Ford Británica. En una carrera en Mallory Park en 1981, el brasileño llegó a tomarlo del cuello y los que estuvieron con ellos impidieron que se fueran a las manos.
Otro compatriota que estuvo cerca es Víctor Rubén Rosso, con quien compitió en 1982 en la Fórmula Ford 2.000. Fue muy bueno el trato entre ambos. El cordobés tuvo que dejar de correr en las islas por la Guerra de Malvinas, pero la amistad siguió y se mantuvieron en contacto. Volvieron a verse en una carrera de la Fórmula 3 Alemana en Nürburgring en 1985. Más tarde, en 1993, fue Senna el que se acercó a saludarlo en Suzuka, en el Gran Premio de Japón (su penúltima victoria en F1).
En Gran Bretaña, Senna corrió y fue campeón de la Fórmula Ford 1.600 en 1981, Fórmula Ford 2.000 en 1982 y en la Fórmula 3 en 1983. Luego debutó en la Máxima en 1984 y su historia es muy conocida: tres títulos mundiales con McLaren (1988, 1990 y 1991), 41 victorias, 65 poles positions (récord batido por Michael Schumacher en 2006) y 19 récords de vueltas.
Mientras disputó su temporada debut en la F1, Ayrton fue invitado por Mercedes-Benz para una carrera promocional del modelo 190 E 2.3-16. Compitieron 20 pilotos de F1, entre ex corredores y otros que estaban en actividad. Fue en el circuito chico que se estrenó en Nürburgring. Luego de 12 vueltas, Senna ganó esa competencia. En el podio lo escoltaron Niki Lauda y Carlos Alberto Reutemann.
En tanto que hubo un argentino que lo marcó y fue Juan Manuel Fangio. Siempre dijo que el Chueco fue el mejor piloto de la historia. Cada vez que pudieron encontrarse en algún circuito donde corrió la F1 mantuvieron cálidas charlas. Y fue en Brasil, en 1993, cuando se vio un pico emotivo. Tras su triunfo, el Quíntuple le entregó el trofeo, Senna lo abrazó y delante de todos lo señaló diciendo “él es el 1”.
“Durante toda su carrera demostró que fue el mejor y lo sigue siendo. Pero por sobre todo es un gran hombre”, aseguró Ayrton sobre el balcarceño. En una ocasión el brasileño pudo cenar con Fangio en Buenos Aires. Entre 1991 y 1993, finalizada la temporada de F1 en Australia, Senna se tomó un vuelo transpolar hacia la Argentina por eventos organizados por Marlboro (por entonces principal sponsor de McLaren). Pero también vino porque le gustaba nuestro país.
Aquella reunión cumbre fue en 1991 y hubo elogios compartidos. Fangio indicó que “está muy bien el joven. Tiene mucho tiempo, muchas condiciones. Le deseo lo mejor porque aparte de un gran piloto es un gran señor y eso es lo más importante”. Senna no se quedó atrás y aseguró que “es muy grande poder compartir con Fangio algunos momentos de mi carrera. Él siempre demostró mucho cariño por mí, afecto y admiración. Él fue el piloto que conquistó cinco títulos del mundo”. Y tiró un guiño para sus seguidores en nuestro país. “Un abrazo a todos los amigos argentinos y quién sabe, en algún futuro, los Grandes Premios de F1 retornen a la Argentina, porque la pasión que los aficionados argentinos tienen por las carreras es tan grande o mayor que los brasileños. Quién sabe, algún día, si sigo corriendo, pueda correr en el retorno de la F1 aquí en Buenos Aires”.
Respecto de esas visitas a fin de año a nuestro país, otro compatriota que tuvo mucho trato con él es el colega Felipe McGough, uno de los máximos responsables del regreso de la F1 de 1995 a 1998. Es uno de los argentinos que más conoce el ambiente de la Máxima. Infobae también habló con él y contó ricas anécdotas con Senna. Entre ellas, su única visita al Autódromo de Buenos Aires.
“Lo conocí en Inglaterra, cuando corrió con ‘Quique’ Mansilla y ‘Bichín’ Rosso. Pero al principio era uno más. Luego tuvimos una muy buena relación en el final de su carrera. Cuando fue campeón en 1991 nos invitó a la inauguración de su kartódromo. Era un tipo muy sencillo. Le encantaba la Argentina porque nuestro automovilismo tenía mucha pasión como en Brasil. Se tomaba un vuelo transpolar desde Australia para visitar nuestro país”.
“Cuando vino en 1991 lo entrevistamos con Fernando Tornello y luego nos pidió si lo podíamos reunir con Fangio. Fue ahí que se juntaron para cenar. Ayrton, siempre que pudo, quiso verlo a Juan”.
“En 1992 cuando vino de Australia lo fuimos a buscar a Ezeiza para hacer los trámites aduaneros. Quedamos en hacer dos notas en el salón VIP del aeropuerto, una larga para nuestro programa en Telefe (transmitía las carreras de F1 en el país), y otra se la hizo ‘Lanchita’ Bissio para VideoMatch, que fue muy graciosa. Bueno, resulta que Ayrton me dio su pasaporte y la persona de migraciones que me atendió me dijo ‘le falta la primera página’. Vuelvo caminando y Senna me miraba de reojo. Y me dijo ‘sí ya sé, fue por el hijo de… de Berger (Gerhard), que me la arrancó antes de subir al avión en Australia. Fue una broma. Pero no me hice problemas porque en Brasil me van a dejar a entrar”. Volví a migraciones y hablé con la misma persona y le rogué ‘por favor, déjenlo pasar ¡Es Ayrton Senna!’ Me respondió ‘sí, ya sé que es Senna... Está bien, que pase, pero váyanse de acá’. Zafamos y pudimos entrevistarlo”.
“La de 1993 fue una visita en la región impulsada por Marlboro, que incluyó una conferencia de prensa. Ese año se dio otra gran anécdota porque se hospedó en el Four Seasons, el mismo hotel donde estuvo Michael Jackson. Ayrton me dijo ‘quiero conocer a Michael ¿me podés ayudar?’ Yo conocía a Héctor Cavallero y hablamos. Él fue el productor que lo trajo a Jackson, que no tuvo tiempo para conocerlo a Senna. Hubiera sido un gran encuentro”.
“Hubo otra en la que en el podio de Brasil en 1993, cuando él ganó y lo saludó a Fangio, revoleó su gorra que la agarró Juan Fossaroli (cronista en los GGPP de la F1), que en ese momento era camarógrafo. La manoteó y se la quedó. Luego cuando Senna vino a nuestro país ese año se la firmó. Ayrton se acordó de esa gorra y en broma le dijo que se la devolviera”. El colega Fossaroli contó que aquella gorra se perdió en una mudanza en 2009...
“En 1993 nosotros ya veníamos con conversaciones con Bernie Ecclestone para hacer la carrera en la Argentina. Marlboro fue el principal sponsor y para darle manija al tema coordiné para llevarlo a Ayrton a conocer el Autódromo de Buenos Aires. Nuestra idea era utilizar el Circuito 15 (luego se usó el 6 por un tema de seguridad), que era donde la F1 corrió en los años setenta y hasta 1981. Él se acordó mucho de esa época y habló del ‘Lole’ Reutemann. Dimos una vuelta por ese trazado y le encantó. Se imaginó corriendo ahí y esperaba que pronto pudiéramos cerrar la fecha en Argentina. Después lo llevé a Ezeiza. Hace un tiempo, Martín Salaverry hijo (en esos años su padre fue responsable de la gestión privada del Autódromo) me mandó una foto en la que estamos los tres. Es muy especial esa imagen porque fue la única vez que Senna estuvo en el Autódromo”.
A propósito, Viviane Senna, su hermana, en una entrevista con CORSA en 2018, aseguró que “Ayrton hubiera querido correr en la Argentina. Era muy querido por la afición de allá y él también tenía un enorme cariño por el país”.
Esa tarde de noviembre de 1993, Ayrton empezó sus vacaciones, pero ya se imaginó cómo iba a correr en Buenos Aires. No fue posible verlo en la F1 en el Autódromo. Pasó menos de un año entre su muerte y el regreso de la Máxima a nuestro país, el 9 de abril de 1995. Ese fin de semana, cuando los pilotos debieron clasificar bajo la lluvia, todos tomaron varios recaudos y esperaron para salir a pista. Era muy riesgoso hacerlo en un trazado nuevo y con pista mojada. Pero él estuvo presente. Alguien dijo “si Senna estaría con vida, hubiera sido el primero en salir a girar”. Ya era una leyenda sin fronteras. Y el amor de los argentinos llegó hasta el cielo con una bandera cuya dedicatoria fue “Ayrton: en Argentina, te queremos igual que a Fangio y Reutemann”.