A comienzos de 1994, la Fórmula 1 estuvo marcada por el pase de Ayrton Senna de McLaren a Williams y el retiro de Alain Prost. En el inicio de esa temporada Michael Schumacher tuvo como compañero en Benetton a un joven de 22 años que llegó como un cuco, Jos Verstappen, pero que solo tuvo dos podios como mejores resultados, perdió su lugar y como pudo siguió en la categoría. Décadas más tarde vio en su hijo, Max Verstappen, la chance de lograr lo que él no pudo ser, campeón mundial, pero a cualquier precio y con una formación que tuvo un duro trato psicológico y hasta físico.
Jos fue una promesa que se lució en el karting de los Países Bajos y también fue campeón europeo. En su llegada a la F1 fue eclipsado por Schumacher en Benetton, donde llegó a sufrir el incendio de su auto en una parada en boxes en Hockenheim, pero no padeció consecuencias físicas más allá del gran susto. Luego deambuló por escuderías no competitivas como Simtek, Footwork, Tyrrell, Stewart, Arrows y Minardi. Su campaña siguió en una extinta categoría llamada A1, que tenía equipos por naciones y ganó una carrera en Sudáfrica. Además, tuvo dos participaciones en las 24 Horas de Le Mans, con un décimo lugar como mejor resultado. Fue una estrella fugaz que nunca llegó a brillar.
En tanto que Max nació el 30 de septiembre de 1997 y a los dos años se subió por primera vez a un cuatriciclo. A los cuatro vio a un amigo manejar un karting y le pidió ese regalo a su padre, que primero se negó. Fue su madre, la ex piloto de karting Sophie Kumpen, quien lo apoyó para que empezara y, luego de ver el potencial de su hijo en una pista belga en Genk, Jos cedió y empezó a hacerse cargo de su carrera.
Los Verstappen tuvieron su escudería y el padre le preparó los motores, más allá de los consejos deportivos. Cuando el niño Max empezó a correr llegaron a hacer más de 100 mil kilómetros al año en una furgoneta con la que recorrieron toda Europa. La determinación de Jos con su hijo hizo que casi lo sacara de la escuela y pusiera su foco en el automovilismo.
Max creció de golpe y a los golpes. En una oportunidad, cuando tenía ocho o nueve años, luego de salir de la escuela, su padre lo llevó a girar en pleno invierno, con tanto frío que su hijo le pidió parar. “No podía mover los dedos, y no me importaba. Quería probar cosas, porque estaba construyendo motores y cambiando de chasis, y quería obtener un resultado porque quería seguir adelante”, recordó Jos en una historia junto a su hijo que fue reproducida por Mundo Deportivo. “Casi no podía sujetar el volante. Y luego, cuando los dedos se volvieron a calentar, le dolían mucho. Dije ‘ah, cállate’”, sentenció. “Estaba intentando endurecerme”, esgrimió Max.
Sus condiciones fueron vistas por el equipo CRG de karting, uno de los más fuertes en la especialidad a nivel internacional: “Max tiene un dominio extraordinario del vehículo”, dijo el jefe del equipo, Giancarlo Tinini, a la revista TKART en 2010. “Pocos corredores son capaces de marcar la diferencia en las dos primeras vueltas de una carrera. Él es uno de ellos”, destacó.
Jos supo que tenía un diamante en bruto y sus rigurosos métodos se trasladaron a la competición, en la que le prohibió a Max superar rivales en las curvas más fáciles. “En muchas carreras que ganaba le impedía que adelantara en algunos puntos concretos del circuito, por lo que lo obligó a buscar alternativas de sobrepasos. La idea era ponérselo todo más difícil para que encontrara la forma de resolver la situación”, dijo Jos en una entrevista con Red Bull.
En 2012 se dio otra recordada historia en el Mundial de Karting, en el que en la segunda vuelta de la final quedó afuera tras chocar con otro competidor por querer superarlo antes de tiempo. “Mi padre invirtió tanto tiempo en mí en los años anteriores, preparando los motores, asegurándose de que una vez que subiera a esa categoría todo estuviera listo para que ganara. Así que, por supuesto, yo estaba molesto, pero mi padre estaba realmente enfadado y decepcionado conmigo. Rompió la carpa, todo, lo tiró en la furgoneta. Tuve que recoger el kart con un amigo mío en la pista después de la carrera porque mi padre me dijo que tenía que hacerlo yo mismo”, contó Max en la mencionada charla con Red Bull.
“Nos sentamos en la furgoneta de regreso a casa. Quería hablar con mi padre sobre lo que pasó, mi opinión sobre el incidente, pero mi papá no quería hablar conmigo. Seguí intentándolo y en un momento dado se detuvo en una estación de servicio y dijo: ‘Fuera, no quiero hablar más contigo’”. Jos lo dejó en la estación de servicio, pero supo que unos kilómetros por detrás venía la madre de Max en auto y pudo llevarlo. Lo estaba poniendo a prueba otra vez. Pero finalmente, decidió ir a buscarlo. “De todos modos, regresó, así que está bien”, reconoció Max.
“Manejé unos 1.800 kilómetros de regreso a casa. No le dije ni una palabra. Y durante toda la semana siguiente no hablé con él”, dijo Jos, que lo castigó. “Y luego, sentados, le expliqué cómo me sentía. Toda aquella semana no se sintió cómodo con toda la situación, pero quería que entendiera qué tenía que pensar. La temporada siguiente lo ganamos todo. Ganamos dos campeonatos de Europa, el Mundial, ganamos todas las carreras. Estaba tan concentrado y creo que debido a lo que sucedió en aquella carrera (la que abandonó tras un toque) que se convirtió en un mejor piloto”, analizó Jos.
Aunque los, ya de por sí métodos cuestionables con su hijo, se transformaron directamente en violencia en su vida. Por aquella época el medio belga De Standaard informó que Jos golpeó a su ex novia de 24 años (ya separado de la madre de Max) y fue arrestado en la ciudad de Roermond. “Definitivamente no es la primera vez que hace esto”, dijo la mujer al medio RTL. “Creo que ahora necesito ir y esconderme, no sé qué esperar ahora cuando lo liberen”. Motorsport informó que en 2008 fue multado y sentenciado a tres meses de prisión en suspenso por un caso de agresión a Sophie Kumpen. Y The Sun recordó que en 2000 fue declarado culpable por fracturarle el cráneo a un hombre en una pista de karts y lo condenaron a cinco años de prisión en suspenso.
Un año más tarde se dio la anécdota que le valió a Max el Campeonato Mundial de Karting. En un diálogo de ambos con CarNext, un videoblog conducido por David Coulthard, el escocés les pidió si podían recordar la historia de cuando Max no podía encontrar su mejor rendimiento en las sesiones previas. “Lo golpeé varias veces en el casco”, reconoció Jos. “Y le pregunté: ‘chico, ¿qué estás haciendo?’ Era el Campeonato del Mundo y no tenía ninguna duda de que podíamos ganarlo”.
Max confesó que “estaba manejando como si estuviese borracho” y luego su padre le dijo: “¿No puedes manejar de manera normal? Pues nada, nos vamos todos a casa, voy a empezar a empacar las cosas”. Y agregó: “Aún recuerdo a los mecánicos desconcertados, se quedaron helados. Simplemente no podían entender lo que estaba pasando”.
¿Cómo terminó la historia? “Después de eso se convirtió en el mejor en la clasificación, luego ganó todas las carreras preliminares, las semifinales y la final”, sostuvo Jos. “Sí, después de ese episodio pareció que me desperté”, reconoció un sonriente Max, cuya historia lo llevó a ser campeón mundial de karting con 16 años y conseguir el título que no pudo plasmar Ayrton Senna, algo que el astro brasileño buscó hasta sus 22 años.
Aunque el éxito fue a un alto costo familiar más allá de los antecedentes violentos de Jos con Sophie. Max reveló que: “Mi familia tuvo que vivir para mí. Probablemente le costó el matrimonio a mi padre. Mi hermana me echaba de menos a mí y a mi padre porque él siempre estaba conmigo”.
Esa rigurosa formación hizo una coraza en Max en su búsqueda por conseguir buenos resultados. Se forjó un espíritu combativo a partir del cual perder nunca fue una opción. El haber sido el piloto más joven en la historia en debutar en la Máxima, donde también batió otros récords de precocidad como el de sumar puntos y ganar una carrera, compartir con 17 años reuniones de pilotos junto a Lewis Hamilton, Sebastian Vettel, Fernando Alonso y Kimi Räikkönen, entre otros, fueron las bases para que aquel adolescente creciera rápido.
En sus inicios cometió errores, era más vehemente que ahora, pero su camino previo y los métodos de aprendizaje de su padre lo llevaron a no regalar nada. Su actitud en pista le hizo ganar simpatizantes y también detractores. Verstappen no tiene términos medios, es “champán o suero”, como se dice en la jerga, a todo o nada.
Todo en base a una fortaleza mental que le permitió mantener la guardia en alto durante todo 2021 y hasta la última vuelta del campeonato, cuando pudo superar a Hamilton en Abu Dhabi, ganar la carrera y terminar con su reinado en la F1. Repitió en 2022 y este año. Hoy es tricampeón mundial y Jos se golpeó el pecho porque es el padre de la criatura.