El Mundial Qatar 2022 comenzará el 18 de noviembre en una cita mundialista que estuvo a punto de perderse el talento de Hakim Ziyech, quien volvió a la selección de Marruecos tras haber renunciado por un cortocircuito con el anterior técnico y apunta a jugar su segunda Copa del Mundo, luego de una historia de vida sufrida, que incluyó el fallecimiento de su padre a sus 10 años.
Nacido el 19 de marzo de 1993 en el municipio neerlandés de Dronten, Hakim comenzó a desandar su relación con la pelota en el club de barrio ASC Dronten, pero la muerte de su progenitor debido a una esclerosis múltiple marcaría un punto de inflexión en su historia con el fútbol.
“Esa enfermedad lo destrozó. Podía hacer cada vez menos. No podía caminar, comer, hablar. Y acabó de la peor manera. Llevaba tiempo ingresado. Tuve que acostarme esa noche, pero quería quedarme con él. Finalmente me quedé dormido en el borde de su cama con él. Alrededor de la medianoche me desperté y subí a mi habitación. Unas horas más tarde, alrededor de las tres en punto, escuché a mi familia llorar abajo. Mi padre estaba muerto Y estás ahí, eres un niño de diez años. Ya no volví a la escuela. El fútbol tampoco me importó. Me había ido por completo. Lo dejé todo”, confesó en una entrevista para el periódico neerlandés De Volskrant.
Un año más tarde, el deporte le daría revancha a ese niño que volvió a patear una pelota. A sus 11 años, el Heerenveen se fijó en su talento. Luego de tener rodaje en las selecciones juveniles de Países Bajos, llegó su debut a nivel clubes el 2 de agosto de 2012 en la goleada 4-0 frente al Rapid Bucarest por la tercera ronda de la UEFA Europa League. Fue titular y metió una asistencia para el equipo dirigido por Marco van Basten, tres veces ganador del Balón de Oro y campeón europeo con el equipo nacional neerlandés. Su talento estaba para cosas más grandes y así llegaron a su puerta el Feyenoord y el Twente.
De un lado, un gigante del fútbol de aquel país y un mejor sueldo. Del otro, un equipo que hacía cuatro temporadas no era campeón y no estaba clasificado a la UEFA Champions League. Sin embargo, Ziyech optó por el club que le ofrecía ser su “10″ tras la salida de Dusan Tadic y llevó los 11 goles y 10 asistencias en 36 partidos de la temporada 2013/14 a la ciudad neerlandesa de Enschede, a cambio de 3.500.000 de euros.
Allí, comenzaron los problemas. El entrenador Alfred Schreuder fue quien había insistido en su arribo, pero la urgencia de resultados lo eyectó del cargo en 2015. Ziyech intentó irse, no pudo y, a fin de ese año, disparó: “Schreuder es un entrenador increíble. Honesto, leal. Dijo que sería capaz de ponerme de 10 y así lo hizo. Sabe exactamente cómo tratar a los jugadores. Guardiola o Mourinho no lo habrían hecho mejor. Es absolutamente ridículo que le hayan despedido. Las cosas se han vuelto mucho peor desde entonces”.
Estas declaraciones le valieron perder la capitanía y ser el foco de críticas por parte de los hinchas. Antes de este escándalo, había estado a un paso de debutar en la selección de Países Bajos, pero una lesión impidió que la historia tuviera otro destino. “Yo solo quiero jugar. No hablo el idioma, pero sé de dónde vengo”, justificó su decisión cuando aceptó en octubre de 2015 la convocatoria para jugar por Marruecos, la nacionalidad de su madre.
Igualmente, las hostilidades continuaron en su marcha al Ajax, quien pagó 11 millones de euros por su fichaje. Nunca dejó de ser una pieza fundamental en el conjunto dirigido por Eric ten Hag, pero el 29 de septiembre de 2018 todo cambió. Una derrota por 3-0 frente a PSV generó un cruce ríspido con los aficionados y él eliminó las fotos relacionadas al club en sus redes sociales. La suerte estaba echada.
A falta de un acuerdo económico, su salida se cristalizó en plena pandemia de COVID-19, ya que emigró en julio de 2020 a Chelsea por 40 millones de euros y acumula seis títulos en su carrera, aunque se destacan la UEFA Champions League, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes ganado con los Blues, mientras que los tres restantes fueron con Ajax. Pero los cruces extrafútbolísticos nunca dejaron su vida.
Su último y más reciente escándalo sucedió con la selección marroquí. En septiembre de 2021, el entrenador de ese entonces, Vahid Halilhodzic, aseguró que no había querido jugar un partido por una presunta lesión: “Por primera vez en mi carrera de entrenador, he visto a un jugador de la selección que no quiere entrenar y dice estar lesionado, aunque las pruebas médicas han demostrado que sí puede jugar. No toleraré este comportamiento mientras yo sea seleccionador”.
Con estas posturas antagónicas, llegó el anuncio oficial del jugador publicado el 8 de febrero: “No volveré a la selección. Es mi decisión final. Lo tengo claro. Ahora me concentro en mi club. Entiendo la opinión de los aficionados, lo siento por ellos”.
Esta fue la gota que colmó el vaso de los hinchas que responsabilizaron a su técnico de la medida indeclinable. Ni siquiera la victoria y clasificación al Mundial tras vencer en el repechaje a la República Democrática del Congo le dio aire a Halilhodzic, quien debió dejar el cargo en agosto pasado.
Su reemplazo, Walid Regragui, no demoró ni una convocatoria en citar a Ziyech para el amistoso con victoria por 2-0 frente a Chile y el empate sin goles ante Paraguay. En ambos encuentros, fue titular. Una condición que los hinchas esperan que se repita el miércoles 23 de noviembre por el debut mundialista ante Croacia por el grupo F que también comparte con Bélgica y Canadá.
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