Es una de las polémicas más legendarias en la historia de la Copa del Mundo. El único título que logró en este certamen Inglaterra fue como local en 1966 y con una jugada cargada de controversia que hasta hoy todavía se sigue discutiendo. Aún hoy las imágenes del tanto de Geoff Hurst en la prórroga de la final ante Alemania siguen generando debates: ¿entró toda la pelota o fue un verdadero gol fantasma que terminó impulsando la coronación inglesa?
El implacable delantero que se desempeñaba en esos años en el West Ham fue autor de tres tantos en el partido que culminaría 4-2 para los dueños de casa. Empató 1-1 tras el tanto de Helmut Haller, pero luego fue fundamental en el tiempo adicionado. Martin Peters y Wolfgang Weber habían dejado el marcador en suspenso con un 2-2 que obligó al árbitro suizo Gottfried Dienst a disponer del tiempo extra para buscar un ganador.
Tanto el suizo como el juez de línea soviético Tofik Bakhramov fueron protagonistas absolutos de esta decisión errada en el encuentro disputado el 30 de julio en el mítico Estadio de Wembley.
El cronómetro marcaba los 11 minutos del primer tiempo suplementario cuando el delantero local Hurst lanzó un disparo potente que superó al portero Hans Tilkowski, el balón se estrelló de forma violenta en el travesaño y pegó en la línea de gol sin ingresar al mismo. Sin embargo, el colegiado, que no observó bien la acción, decidió consultar lo ocurrido con su linesman, mientras los jugadores esperaban parados la decisión. Ambos coincidieron en otorgar el tanto, que años después iba a recibir el título del “gol fantasma”, por lo que la Rosa pasó 3-2 arriba en el marcador y se encaminó a lo que sería su primer y único título del mundo.
Más de un cuarto de hora más tarde, Hurst sumó su tercer tanto en el encuentro y puso cifras definitivas: Inglaterra venció 4-2 a Alemania para coronarse por primera –y única hasta el momento– campeón del mundo. Solamente dos veces más en la historia los ingleses estuvieron en instancias definitorias cuando perdieron en semifinales de 1990 ante Alemania Federal y cayeron en esa misma situación en Rusia 2018 ante Croacia.
En 1995, mediante un estudio minucioso, desde la Universidad de Oxford informaron que al balón le faltaron seis centímetros para pasar la línea de meta, lo que se convirtió en uno de los goles más grotesco de la historia. En 2016, en cambio, el equipo de trabajo del programa británico Sky Sports Monday Night Football realizó una simulación y apeló a la realidad virtual para asegurar que la pelota había ingresado en su totalidad. “Se usó la tecnología de EA Sports para demostrar que todo el balón había cruzado la línea”, explicaron en la producción inglesa.
“Le diré a cualquiera relacionado con el fútbol mundial: ese balón estaba al menos un metro sobre la línea, punto final. Golpeé la pelota en el medio giro. Me caí, así que tenía muy mala vista y la pelota rebotó detrás de Tilkowski, así que no la vi. Pero quieres creer más que el valor de tu vida que la pelota cruzó la línea. Y así esa creencia ha permanecido fuertemente dentro de mí”, reflexionó el propio Hurst en 2016 al sitio oficial de la FIFA.
El arquero alemán, en cambio, fue tajante también en charla con el ente organizador del fútbol: “Todavía hoy estoy 100% seguro de que no fue un gol. Miré hacia atrás por encima de mi hombro izquierdo y pude ver claramente que la pelota no estaba detrás de la línea. Rebotó en la línea. Por eso estaba tan furioso después del gol. Bajé los brazos de Bobby Charlton cuando ya estaba celebrando. Junto con Siggi Heldt y Wolfgang Overath, corrimos hacia el juez de línea e intentamos convencerlo de que se retractara de su decisión”.
El hijo del juez de línea Bakhramov dijo en alguna ocasión según el periódico británico The Sun que su padre siempre estuvo conforme con la determinación que tomó por entonces: “Mi padre siempre sostuvo que había tomado la decisión correcta. Por supuesto, fue un gol muy controvertido, pero mantuvo la cabeza y dictaminó que era un gol. Cuando Inglaterra anotó, estaba rodeado por los jugadores alemanes, que intentaron presionarlo. Pero él no los escucharía. Después del partido vieron una repetición del gol y los alemanes aceptaron que el balón había cruzado la línea antes de rebotar”.
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