Un domingo por la tarde a mediados de la década de 2000 Delcir Sonda vio a un grupo de chicos jugando al fútbol en una superficie dura dentro de un recinto vallado. Intrigado, pidió a sus amigos que se detuvieran para poder mirar más de cerca. “Había un niño que era totalmente diferente a los demás”, dice al New York Times Sonda sobre Neymar, que tendría 11 o 12 años en ese momento. “Se me quedó grabado en la cabeza. Nunca imaginé que ese chico se convertiría un día en mi jugador”.
El magnate de los supermercados asegura que le adelantó a Neymar y su familia millones de dólares en lo que creía que era una inversión segura en el prodigioso talento futbolístico del jugador.
Ahora, su historia se someterá al escrutinio de los tribunales españoles, cuando este lunes comience el juicio sobre una de las transferencias más importantes de la historia del fútbol: el acuerdo de 2013 que llevó a Neymar al club Barcelona.
¿De qué trata el juicio? El NYT detalla que de dinero, principalmente, aunque los cargos oficiales implican corrupción y fraude. En su demanda, Sonda acusa a Neymar, a sus padres, a dos de sus antiguos equipos y a varios prominentes ejecutivos del fútbol de ser los arquitectos de un elaborado esquema que le robó decenas de millones de dólares.
Sonda, que ya era un hombre rico cuando hizo el supuesto trato en 2009, reclama 35 millones de dólares, la cifra que dice que se le debe según los términos de su inversión original en los derechos económicos de Neymar. Pero Sonda no necesita realmente el dinero, admitió, y no parece importarle especialmente si Neymar y sus padres acaban en la cárcel, o si el juicio perturba la preparación de Brasil para el Mundial.
Todo lo que quiere, dijo en la entrevista en su oficina en lo alto de San Pablo, “es la verdad”.
The New York Times cuenta que todo comenzó en 2009 cuando el Santos, el equipo brasileño que se hizo famoso hace más de medio siglo gracias a su estrella Pelé, necesitaba desesperadamente una entrada de dinero, mucho dinero, para mantener a Neymar, que entonces tenía 17 años.
Al igual que la mayoría de los equipos brasileños de la época, el Santos temía perder al adolescente Neymar antes de que hubiera jugado un partido con el primer equipo del club.
Neymar padre ya había llevado al Real Madrid al joven futbolista cuando tenía 14 años, el club español le organizó un examen médico y, al parecer, hasta preparó un contrato, pero el Santos, alegando las normas de la FIFA de la época, exigió que regresara a Brasil.
El Santos sabía que tenía un premio excepcional, pero también lo sabía la familia de Neymar. Así que se llegó a un curioso acuerdo: Santos ofreció a Neymar el control del 40% de sus derechos económicos -la cuota de traspaso que un equipo más grande tendría que pagar al Santos para adquirirlo- a cambio de un poco más de tiempo.
La buena noticia, según el Santos, es que el club ya tiene un comprador para esos derechos: Sonda, que con su hermano había acordado pagar 5 millones de reales, entonces unos 2 millones de dólares, a Neymar y su familia por el 40 por ciento que se ofrecía.
“Se hicieron ricos de la noche al día”, dijo Sonda, de 74 años, en la entrevista con The New York Times, señalando la mesa de caoba de su despacho del piso 24 donde se firmó el contrato.
Con los clubes sumidos en una crisis financiera aparentemente permanente, los empresarios cobraban importancia entonces. Es que para que los mejores jugadores jóvenes se quedaran aunque sea uno o dos años más, los equipos dividían sus derechos económicos y vendían esas piezas a los inversores como Sanda para obtener inyecciones periódicas de dinero.
Para Sonda, invertir en el Santos era en parte un sentimiento, un recuerdo de su infancia, cuando escuchaba los partidos del equipo en radios de transistores.
Su familia abrió su primer supermercado en 1974. Hoy son 40 y a medida que la fortuna de la familia crecía, Sonda y su hermano Idi se animaron a meterse en el fútbol. En 2004, crearon una empresa llamada DIS -por sus primeras iniciales y el nombre de la familia- para comprar acciones de jugadores.
Sonda y su hermano vieron el negocio como una forma de invertir en algo que les gustaba, dijo al NYT.
En la entrevista Sonda dice no recordar en cuántos jugadores había invertido a lo largo de los años, pero aseguró que todos recibieron equipamiento de fútbol y estipendios ocasionales. Algunos llegaron a jugar con la selección nacional de Brasil. Algunos de los que no lo consiguieron, dijo Sonda, acabaron siendo contratados para trabajar en el imperio de los supermercados.
Con Neymar Jr. las cosas siempre fueron más complicadas.
“El dinero siempre había sido un punto de presión en la relación con la familia de Neymar”, dijo Sonda. Antes de aceptar el acuerdo original con DIS, contó, Neymar padre había reclutado a Wagner Ribeiro, entonces uno de los mejores agentes de Brasil, para tratar de obtener un precio más alto. Ribeiro sugirió que otros clubes y otros postores, incluido el propietario del Chelsea, Roman Abramovich, también estaban interesados en la participación del 40% de Neymar. El precio, insinuó Ribeiro, debería ser mayor.
Las conversaciones se prolongaron hasta la medianoche antes de que Sonda tuviera suficiente. Al día siguiente, afirma el empresario, Neymar y sus padres acudieron a la oficina de Sonda y firmaron los papeles.
Para Sonda, el primer indicio de que algo andaba mal llegó un año después de que Neymar empezara a jugar en el primer equipo del Santos. Hasta entonces, recuerda, había recibido invitaciones periódicas para jugar al billar y comer pizza con Neymar y su familia después de los partidos en la casa que Neymar había comprado con parte de los 2 millones de dólares que había recibido. En 2011, sin embargo, empezó a notar la presencia de otros invitados, entre ellos Pini Zahavi, el agente israelí conocido por intermediar en algunos de los mayores pases del fútbol. “Empezó a aparecer porque quería llevarlo a Inglaterra”, dijo Sonda sobre Zahavi.
Al mismo tiempo, según Sonda, el padre de Neymar había empezado a pedir a Sonda que vendiera los derechos económicos de su hijo. Las ofertas de Neymar padre siguieron aumentando, hasta llegar a los 8 millones de euros, dijo Sonda. “‘Ya has ganado mucho’”, recuerda Sonda que le dijo.
Sin embargo, Sonda sabía que equipos europeos, entre ellos el Real Madrid, estaban dispuestos a pagar hasta 70 millones de euros por Neymar. Esa cantidad habría supuesto casi 30 millones de euros para él, un retorno 15 veces superior a lo que la empresa de los Sonda había invertido en 2009.
En el Santos, las apuestas también aumentaban. El club ya había renegociado el contrato de Neymar y en ese trato cedió a la exigencia de Neymar padre de entregar una carta que le autorizara a negociar el precio del traspaso de su hijo con otros equipos, a pesar de que Neymar seguía teniendo contrato con el Santos.
Armado con la carta -cuya legalidad discute Sonda, pero que es un documento exigido por las normas de la FIFA- Neymar padre y un grupo de agentes consiguieron reuniones con algunos de los equipos más importantes del mundo: Chelsea. El Bayern de Múnich. El Real Madrid.
Sin embargo, entre bastidores, en un pacto que ni Santos ni DIS conocerían hasta años después, Neymar padre y el Barcelona ya habían llegado a un acuerdo.
En él, el club se comprometía a pagar 10 millones de euros inmediatamente a una empresa creada por los padres de Neymar, y luego 30 millones más una vez que Neymar firmara con el Barcelona al final de su contrato con el Santos en 2013. Una cláusula de penalización que exigía la devolución de la totalidad de los 40 millones de euros aseguraba que Neymar no cambiaría de opinión.
The New York Times detalla que la empresa de Sonda escribió al Barcelona, exigiendo saber si los rumores de un acuerdo por Neymar eran ciertos. El club negó que tuviera un acuerdo, dijo Sonda. En 2013, el Santos volvió a ceder y aceptó vender los derechos de Neymar al Barcelona por el precio rebajado de 17,1 millones de euros (unos 22,5 millones de dólares de entonces).
El precio total de Neymar -más de 100 millones de dólares- sólo se conoció después de que un socio del Barcelona llevara al club a los tribunales.
Pero como ninguno de los pagos secretos del Barcelona a la familia de Neymar formó parte del precio oficial del traspaso, la empresa de Sonda se quedó sin lo que, según ella, le correspondía. Al final, DIS sólo recibió 6,8 millones de euros.
“Vendieron mi 40 por ciento al Barcelona”, se lamenta Sonda. “Me engañaron”, denuncia.
Baker McKenzie, el bufete de abogados que representa a Neymar, desestimó la base misma de la demanda de Sonda, así como la jurisdicción del tribunal español, porque el traspaso involucró a ciudadanos brasileños y tuvo lugar en Brasil. En ese país, ha señalado el bufete, la corrupción entre particulares no es un delito.
Sin embargo, Neymar está obligado a asistir al menos a la primera jornada del juicio, que se celebrará el lunes, según ha dictaminado el tribunal español, lo que podría suponer un incómodo reencuentro entre ambas partes.
Junto con la fiscalía española, Delcir Sonda solicita una indemnización millonaria y penas de prisión para Neymar, sus padres y varios ejecutivos implicados en el caso.
Herido, cuando el periodista del NYT le pregunta si no le preocupa que el Juicio comience poco antes del Mundial, Sonda suma ironía a su relato: “Es Neymar, si fuera Pelé, entonces habría un problema…Pero no es Pelé”.
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