Todavía recuerda con una sonrisa cuando en 1985, tras haber sido contador en un banco y haber trabajado en una curtiembre, le dijo a su madre, en Córdoba, que se iba a Barcelona “por seis meses”, pero se quedó a vivir por 37 años. José Caro tiene una fábrica con ochenta empleados, exporta dulce de leche desde una marca que llegó a promocionar el mismísimo Messi, y otros productos argentinos a treinta países en todo el mundo y es el responsable del vóley femenino del Fútbol Club Barcelona.
- ¿Cómo es que yendo por seis meses a Barcelona, se quedó a vivir por 37 años?
- Yo había estado ya en 1980 en el viaje de egresados de la Facultad de Ciencias Económicas y me había gustado mucho, y en 1985, cuando ya se planteaba el ingreso de España a la Comunidad Económica Europea, pensé que sería una buena oportunidad para investigar cómo funcionaba aquello, los mercados, y fuimos con mi hermano Alejandro y por suerte, nos fue bien. Fuimos creciendo primero importando productos argentinos, y luego, con las restricciones de ingreso al país, creímos que podíamos fabricar esos productos nosotros aquí para venderlos en el país y en el exterior y, de esta manera, le solucionamos los problemas de nostalgia gastronómica a los compatriotas que se encuentran en el exterior. Hoy vendemos nuestros productos a la Unión Europea, a Estados Unidos, Israel, Australia y a la península arábiga.
- Hasta Lionel Messi promocionó sus productos…
- Sí, él llegó a promocionar nuestro dulce de leche “Márdel”, del que es consumidor.
- O sea que usted llegó a tratarlo…
- Sí, nos tocó coincidir con la gran época de él en el Barcelona. Mi hermano trató más a su hermano Rodrigo y yo coincidí con Jorge, su padre, en un vuelo en el que me tocó a su lado y allí hubo un acercamiento. También llegamos a coincidir mucho con los Messi en la pizzería “Las Cuartetas” de la calle Santaló, aunque cada uno en su mesa, por supuesto.
- ¿Y cómo es que alguien como usted, empresario exitoso, llega a manejar el vóley del Barcelona?
- Llegué a través de mis hijos, Mabel, Elida y José Camilo, quienes comenzaron a jugarlo en el Club L’Ametlla del Vallés, ciudad que queda a 35 kilómetros de Barcelona. Fui presidente de esa entidad por siete años y me retiré cuando ya dejé todo encaminado, y dos años después me vinieron a ver desde el Barcelona para que manejara la parte del vóley femenino. Eso fue hace cinco años.
- Así que su familia es completamente ligada al vóley.
- Sí, mis tres hijos han jugado. La más grande fue integrante de la selección entre 2013 y 2019, incluso viajé para verla en Polonia ante ocho mil personas que pagaron su entrada. También jugó en el Barcelona, en el Burdeos de Francia y en el Charleroi de Bélgica. Mi segunda hija juega al vóley playa y mi hijo es director técnico del Club Natació de Sabadell y también juega y fue subcampeón de España.
- ¿Y cómo es el presente del Club Voley Barcelona?
- Nosotros estamos asociados al Fútbol Club Barcelona, aunque con personalidad jurídica distinta, pero representamos a la entidad y recibimos un soporte económico que nos ayuda muchísimo para formar equipos competitivos desde hace quince años. El primer equipo tiene una compensación económica y se le dedica bastante tiempo, y tiene que haber un compromiso por el tema de viajes y otros temas.
- El Barcelona está en la Superliga 2 en este momento…
- Sí, así es. El próximo 8 de octubre comienza el torneo y tenemos un equipo competitivo para intentar regresar a la Superliga 1, en la que llegamos a la final hace cuatro temporadas, algo que no lograba un equipo catalán desde Espanyol en 1992. Cuando llegamos a la final y luego descendimos, comprobé en las estadísticas que habitualmente, los equipos que llegaban a la final del torneo, luego desaparecían por el esfuerzo y el desgaste que eso implica. Le pasó, por ejemplo, al que nos ganó, el Logroño.
- ¿Y por qué sucede eso?
- Porque las chicas del equipo que gana el torneo comienzan a recibir propuestas económicas interesantes desde Italia o Alemania, porque España todavía no tiene el auge de otros países aunque el vóley va creciendo y se va expandiendo. Hay que buscar solidez para que no te lleve puesto el éxito. Nosotros tuvimos que descender y ahora estamos buscando regresar a la élite.
- ¿Y les da la estructura para eso?
- Bueno, tenemos 280 jugadoras practicando vóley, desde las niñas de siete años hasta las senior y en verano, hasta quinientas, incluso en el verano vino un equipo completo desde Italia con un director técnico de alto nivel. Nosotros nos dedicamos a la formación de niñas también, pero sabemos que muy pocas llegan luego a vivir del vóley, aunque ya muchas consiguen becas importantes para irse a los Estados Unidos, a representar a las universidades de allá, pero mucho de eso se consigue gracias a lo que representa el escudo del Barcelona. Suelen ir dos o tres chicas por año y después, ya depende de ellas.
- ¿Hay jugadoras argentinas actualmente en el Barcelona?
- Sí, actualmente tenemos a Celia Paterno y a Valentina Galiano, que jugó el Mundial 2020 con la Selección. Hace poco tuvimos como DT a Lucía Breguer, y el director técnico actual es otro compatriota, Adrián Fiorenza.
- ¿Tiene chance de crecer el vóley en España?
- Mire, aunque sigue debajo de muchos deportes en España, en los últimos años se ha pasado de 2500 licencias de jugadores federados a 15.000. Es un deporte que se va aggiornando y de hecho, el vóley en el mundo es uno de los tres deportes con más jugadores federados junto con el fútbol y la natación. En Barcelona tiene cada vez más auge porque el vóley es participativo y social.
- ¿Y cómo nota al Barcelona ahora, con tantos cambio que hubo? ¿Se respira otro aire?
- Sin ninguna duda. Hay otra esperanza luego de los golpes que significaron la salida de Messi y la pandemia. El club está tratando de salir adelante y está muy enfocado en conseguirlo pronto.
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