En el marco del America Business Forum que se desarrolla en Punta del Este (Uruguay), el futbolista Luis Suárez abrió su corazón para hacer un repaso por los momentos más destacados de su carrera deportiva y también para hablar de su intimidad. Desde su posición como uno de los jugadores más emblemáticos de la historia del fútbol sudamericano, Suárez reveló detalles ligados a su trayectoria que resultaron inspiradores para todos los presentes.
Durante su presentación, se vivieron momentos muy emotivos. Uno de esos fue cuando El Pistolero habló de la importancia del apoyo de su esposa, Sofía Balbi, con quien inició una relación cuando eran muy jóvenes y tuvieron que pasar un tiempo separados por ella y su familia emigraron a Europa en 2002 por la crisis económica que golpeó a Uruguay en esa época.
“El primer año que ella (Sofía Balbi) se va, lo sufrí mucho. Llevábamos un año de relación y yo económicamente no podía ir a visitarla a Barcelona. Estuve buscando soluciones para ir a verla, junté dinero de todos lados, le quedé debiendo a Nacional para poder ir porque necesitaba de ella. Ese tiempo que estuvimos separados me hizo dar cuenta de muchas cosas. Después me fui al Groningen sin saber a dónde iba, pero quería estar en Europa para estar cerca de ella. A partir de ahí no nos separamos más”, comentó Suárez.
Al continuar con su relato sobre la relación con su esposa, Suárez no pudo contener las lágrimas: “Todas las etapas de mi vida, las buenas y las malas, ella (Sofía Balbi) estuvo conmigo. El respaldo que ella me da, sobre todo en los momentos complicados que pasé en mi carrera... Por ejemplo, lo de Evra (cuando fue acusado de racismo) me acuerdo que me dolió mucho, porque no había ninguna prueba. Me tenían encerrado en un hotel para declarar por el juicio y ella estaba sola con Delfi (su hija mayor). Las cosas que me decía me dolían. Después uno se equivoca como la de la mordida (a Giorgio Chiellini en el Mundial 2014) y uno lo acepta, pero después la que tiene que soportar todo lo que se dice, los malhumores, es ella. Yo le dije ‘necesito ir a encerrarme’ y ella, mis hijos, tenían que estar pagando todo eso por mi culpa”.
Otro de los vínculos más importantes en la vida Luis Suárez es su amistad con Lionel Messi, a quien conoció cuando emigró al FC Barcelona y se transformó en uno de sus mejores amigos. Según sus palabras, el astro argentino lleva una vida bastante normal y han empatizado mucho a partir de los esfuerzos que tuvieron que hacer para triunfar en el fútbol.
“Es un ser humano igual que todos, igual que yo. Llora. Tiene sentimientos. Le duelen las críticas. Se alegra cuando ve a sus hijos, disfruta de eso igual que nosotros. La gente está acostumbrada a que vivimos en otro mundo y no estamos tan alejados, no es como la gente piensa. Somos diferentes pero muchas veces nos vemos cosas parecidas, hemos sufrido mucho. Él con su Selección, con las inyecciones de crecimiento. Todo eso lo hizo ser más fuerte y lo hizo ser muy competitivo. Tenemos el ADN de querer ganar en todo. Jugábamos al ludo y nos enojábamos porque perdíamos. Somos así.”
LAS FRASES MÁS DESTACADAS DE LUIS SUÁREZ EN EL AMERICA BUSINESS FORUM
Su infancia: “Me costó venirme de Salto, yo tenía 7 años. Venir de Salto a Montevideo siempre es un cambio muy grande y más cuando sos chico. Además de las dificultades que como familia teníamos, que no teníamos para comer o nos costaba progresar. Eso te hace ser rebelde y salir adelante. Acá (en Uruguay) lo estoy viviendo muy seguido y se lo cuento a mis hijos. Hay un cuidacoches u otro que viene y trato de ser servicial porque sé las dificultades que tiene. Intentó ponerme en su lugar porque yo pasé por eso. Me daban $2 y lo valoraba muchísimo. Me acuerdo que pasaba por Montevideo agarrando tarjetas de los teléfonos públicos que la gente se olvidaba en la calle para venderlas en un shopping Tres Cruces. Era para ayudar a mi madre y mi padre para poder comer. El otro día en el Complejo Celeste fue un señor a pedirme un autógrafo y me regaló una tarjeta de esas que yo juntaba con una foto del estadio. Me emocionó mucho”.
La exigencia en Uruguay: “Me pasa ahora en la Selección que la gente debe querer ver al Suárez de 2010 o 2014, pero ya no es el mismo Suárez. Ya no soy el mismo, van pasando los años, pero sí que la ambición de querer ganar no me la va a sacar nadie. Vine a Nacional porque quiero ganar. Voy al Mundial porque quiero ganar. Esa es la rebeldía que tiene que tener un jugador, seguir discutiendo y peleando adentro de la cancha. Después afuera ya vieron lo que soy, me pongo a llorar”.
Su tridente con Messi y Neymar: “Es complicado que pase porque en el fútbol hay envidia, uno quiere ser mejor que el otro. Yo soy delantero y soy egoísta, quiero ser el protagonista. En Barcelona cambié esa mentalidad. Yo en Liverpool quería hacer todo. En Uruguay, compartía con Diego Forlán, ahí también aprendí. Si me ponía feliz cuando Diego (Forlán) hacía goles, ¿por qué no me iba a pasar lo mismo en el Barcelona que iba a jugar con los que eran los dos mejores del mundo de ese momento con Cristiano Ronaldo. Yo miraba a los costados y tenía a Messi y Neymar. Al principio, la gente me decía ‘¿por qué no pateas como hacías en el Liverpool?´pero ellos dos se dieron cuenta que yo había ido a ganar ayudando al equipo. Vieron que fui a competir sanamente y al otro año me hicieron ganar una Bota de Oro. Llegábamos al área y miraban para atrás a ver si venía yo. A Leo (Messi) nadie le sacaba los penales pero me los dio porque creía que yo tenía que ser el goleador. Eramos compañeros que queríamos el bien del Barcelona”.
Su salida del Barcelona: “Lo que molestan son las formas. Veníamos de perder contra el Bayern Múnich, después unas vacaciones horribles con la familia. La prensa decía que querían que Suárez se vaya, no había entrenador todavía, decía que me tenían que separar de Messi. Nadie el club me llamaba a mí. Agarra un entrenador (Ronald Koeman) y al otro día me dice que no me tenía en sus planes. Hay algo que no cuadra. La prensa decía por parte del club que no querían que esté por cosas del vestuario y después el técnico me dijo que era por motivos futbolísticos, cuando yo era el que más goles hacía por detrás de Leo (Messi). Eso me molesto y me dolió, sufrí por el cambio que tenía que afrontar mi familia. Por suerte fui a un equipo a demostrar que todavía seguía vigente (Atlético de Madrid) y pude ganar una Liga””.
El paso por el Atlético Madrid: “Simeone estaba acostumbrado a enfrentarse al Luis Suárez del Barcelona que era un león: peleaba con todo el mundo, discutía, hacía goles, generaba faltas... pero cuando habla contra el otro Luis Suárez que llegaba al Atlético de Madrid era un gatito que habían echado del Barcelona. Lo escuché hablar y me di cuenta que tenía que volver a ser un león. El Cholo te convencía con las cosas que decía. Ese primer año fue espectacular. El Cholo te vende el Vaticano. Tiene un poder de convencimiento brutal”.
Cuidar su imagen: “Es bastante complejo, hay que saberla llevar. Sos una imagen todo el tiempo, capaz vas haciendo algo en el auto y el de al lado te va mirando. Querés retar a uno de tus hijos, como todo el mundo, y todos te están mirando. O tu mujer te dice ‘te están mirando allá'. Y también tiene sus ventajas. Hay que ser conscientes de la imagen de uno y los valores que me encantaría que le lleguen a los niños, sobre lo difícil que es llegar hasta arriba y mantenerse. Capaz a veces es fácil pero lo más difícil es seguir creciendo, autoconvencerse de que podés llegar más lejos. Lo importante que rodearse de buena gente que no te festeje todo lo que hacés, porque capaz es malo. Yo tengo gente alrededor que la escucho y me hace darme cuenta que a veces no tengo la razón. El jugador de fútbol se piensa que siempre tiene la razón pero hay que tener gente al lado que te ayude con eso. Te vas dando cuenta cuando se acercan por interés, yo por suerte trato de estar en mi burbuja. Hablando empresarialmente hago todo con gente cercana, que se rompe el lomo trabajando, y eso uno lo valora mucho.”
Su recuperación de una grave lesión del Mundial 2014: “Walter (Ferreira) fue kinesiólogo que estuvo más de 25 años en la selección, yo ya lo conocía de Nacional. Y era de esos que estaba todo el tiempo molestando a los jugadores nuevos, a mi por suerte no me hizo nada porque ya me conocía de Nacional. Yo el día de la operación lo primero que hice fue llorar con mi mujer (Sofía Balbi) porque pensé que me perdía el Mundial. Ella se hacía la fuerte y me decía ‘vas a llegar’. Después se juntó con Walter, que a él le había agarrado cáncer, y yo me quería recuperar con él. No estaba yendo al Complejo Celeste y estaba con la quimioterapia pero me decía que me iba a ir a ver. Me habrá mentido en su momento. Yo quería que me recupere él y vaya conmigo al Mundial pero él no tenía autorización. Empezamos la recuperación y, dos días después de la operación, me viene a ver a casa. Me hizo dejar las muletas y me hizo caminar dos pasos. Al otro día fui yo a su casa, y otra vez me dijo que deje las muletas. Finalmente pudo viajar y pasa todo lo que pasa en el Mundial. Antes del partido contra Inglaterra yo le decía a Walter que me dolía, que me dolía. Él me decía que no era nada. Yo le decía que sí. Entonces me dijo, ahora te doy una pastilla. La tomé, jugué y no me dolió nada. Yo convencido y después cuando terminó el partido me dijo que me dio una pastilla que no me hacía nada. Por eso en el festejo de gol le fui a agradecer a él porque estaba ahí gracias a él.”
El proceso del Maestro Tabarez: “Creo que su legado que dejó como entrenador, como ser humano, a nosotros nos hizo valorar muchas cosas. La gente adentro del Complejo es igual que nosotros, que ellos vean que nosotros no somos superior a nadie y que intentamos ayudar a todos ahí. Y después, él pretendía que todos fuéramos perfil bajo. Nosotros la mayoría veníamos de Europa y él con los mensajes ya te hacía entender que tenías que bajar a tierra. Hacía mucho hincapié en el comportamiento. Hubo muchos partidos que en el entretiempo me decía ‘te calmás o te saco’. Contra la Argentina, en los cuartos de final de la Copa América 2011, me dijo ‘ya tenés amarilla, si no te tranquilizás en cinco minutos te saco’. Me daba un miedo que me diga eso. Un partido contra Perú con varias bajas yo fui un desastre y me dijo ‘me defraudaste, confiaba mucho en vos’ y al partido siguiente hice un gol contra Colombia.”
Su visión sobre el nuevo proceso de la selección de Uruguay: “Son procesos diferentes pero no quita que sea el mismo objetivo: hacer que el uruguayo sea competitivo y ambicioso. Hay algo que Diego Alonso dijo en una charla para nosotros: ‘En su momento (Diego) Godín, Suárez, (Edinson) Cavani, (Fernando) Muslera, todos estos muchachos corrían y ponían por los (Diego) Lugano, los (Sebastián) Abreu, los (Diego) Ruso Pérez -el Ruso corría, se ve que se le mezcló-. La jerarquía la ponía la Tota (Lugano), Abreu, que fueron quienes hicieron los goles contra Costa Rica. Los más veteranos. Agarró a los más jóvenes: Giorgian (De Arrascaeta), Fede (Valverde), Rodri (Bentancur), Lucas (Torreira) y les dijo ‘ahora ustedes tienen que hacer lo que hacían ellos. Y ellos, con su jerarquía, los van a llevar al Mundial’. Les dio para que asuman la responsabilidad que tiene que poder asumir. Fue un cambio de chip y cuánta razón que tiene: justo da la casualidad que con Paraguay los más jóvenes corrieron como locos, la asistencia fue de Godín y gol de Suárez. La jugada la hicieron los viejos, pero todo lo demás los jóvenes.”
Sus expectativas para el Mundial de Qatar 2022: “Lo dijimos en la última Eliminatoria que teníamos una última oportunidad para llegar a un Mundial. Lo hablé con Nando (Muslera) o con el Pelado (Cáceres) de que era El Último Baile, como dicen por la serie Michael Jordan. La última posibilidad de disfrutar de un Mundial pero con el convencimiento de querer demostrar y llevar a nuestro país allá arriba.”
SEGUIR LEYENDO: