¿Cuánta plata es mucha plata? La pregunta tendrá diferentes respuestas dependiendo del interlocutor. Bill Gates dará una respuesta, Tiger Woods dará otra y cualquiera de nosotros, los mortales, daremos otra. La pregunta entonces debería formularse de otra manera: ¿cuánta plata nos alcanzaría para vivir muy bien el resto de nuestras vidas?
La humanidad desde todos los tiempos ha buscado el progreso. Está en nuestro ADN la pasión por investigar, descubrir nuevas cosas, avanzar en temas tecnológicos que nos hagan la vida mejor, más fácil, la búsqueda desesperada de curas para enfermedades que han hecho avanzar a la medicina en forma exponencial en los últimos 100 años, etcétera. Siempre queremos un poco más, cada día buscamos mejorar para poder vivir mejor. A todos nos gustaría recibir un poco más, no por un tema de codicia, sino para poder darle una mejor educación a nuestros hijos, tener más seguridad en temas de salud, poder hacer algún viaje con el que siempre soñamos, hacer tal o cual mejora en el lugar en donde vivimos, etcétera. El tema es que en esa búsqueda por mejorar a veces no encontramos el limite por que siempre vamos a querer un poco más. Por eso la pregunta: ¿Cuánto nos gustaría tener para poder vivir muy bien por toda la vida? ¿Uno, cinco, diez, cien? Cada uno tendrá su propia respuesta.
Antes de seguir con esta columna quiero aclarar algo: NO TENGO NADA EN CONTRA DEL LIV Series. El Fondo Soberano Saudí que está financiando este nuevo tour tiene todo el derecho del mundo en invertir donde mejor lo crea, y si entiende que la inversión que está haciendo es lo mejor para ellos, adelante y suerte, como decía el gran Armando Silva. Después está la opinión de cada uno sobre si nos gusta o no el formato por equipos, los 54 hoyos o el sistema de shotgun. Para armar un gran circo hacen falta directores, payasos, animales, malabaristas, equilibristas, carpa, etc. El LIV ha ido en busca de muchos de los mejores en cada área y ha armado un equipo muy capaz de llevar adelante este emprendimiento. Todas las piezas son importantes, pero los jugadores son las más valiosas porque son ellos los que harán que esto tenga éxito. La única forma de tentar a los jugadores era con dinero y allí hicieron la inversión más importante.
En un primer momento fueron en busca de una leyenda, Phil Mickelson, y no importa aquí las razones por las cuales el zurdo aceptó la enorme suma de dinero con la que lo tentaron. A partir de allí otros nombres grandes como Dustin Johnson y Louis Oosthuizen se fueron sumando, a los que se agregaron otros de menos cartel como Schwartzel, Garcia, Grace, Poulter, Westwood, etcétera. Todos ellos firmaron un convenio por el que reciben una suma de dinero garantizada por participar en los torneos. Creí en un momento que las bolsas de premios eran independientes de las garantías, pero en la audiencia por la demanda que los jugadores hicieron para poder participar en los play off del PGA Tour en agosto pasado, el abogado del LIV dejó en claro que las bolsas de premios iban contra las garantías. Esto quiere decir que, si a un jugador le garantizaron 40 millones por año, en esa temporada no cobra ningún premio hasta superar la barrera de los 40 millones. Esto se traduce en que los grandes nombres no juegan por el premio porque parece imposible llegar a ganar esa suma a lo largo de los torneos. Otro de los argumentos de muchos jugadores que firmaron con el LIV manifestaron era que querían pasar más tiempo con sus familias y que el LIV les permitía jugar menos y así estar más tiempo en casa.
En esta primera temporada que finaliza a fines de octubre serán 8 los torneos, pero para 2023 el LIV Series anunció que habrá 14 torneos más dos de una serie de torneos que pertenecen al Asian Tour. Un total de 16 semanas en el año, jugando en Europa, Asia y Norteamérica. Hasta aquí los hechos.
Hay otro hecho que todos los jugadores profesionales tienen en común, y no importa de qué deporte hablemos: todos son ultra competitivos en todo lo que hacen. No les gusta perder a nada y necesitan esa adrenalina que solo consiguen cuando están metidos en la competencia. Los más exitosos son los que consiguen disfrutar esa presión de estar definiendo los eventos más prestigiosos del mundo.
Llegamos al punto de la columna de hoy y voy a tomar el caso de los dos jugadores que a mi entender son los más trascendentes: Joaquín Niemann y Cameron Smith. Son para mí los más emblemáticos por las siguientes dos razones: son jugadores de élite y son muy jóvenes.
El australiano ganó más de 11 millones en premios y bonus por la Fedex Cup, mientras que Joaquín se llevó cerca de 6. A esto hay que sumarles contratos de publicidad y presentaciones que los mejores del mundo hacen para diferentes empresas o torneos. Imaginemos que Smith redondeó 15 y Niemann 9 para poder avanzar. Nadie sabe cuánto le dieron a cada uno para dejar el PGA Tour y pasar al LIV, pero no sería raro que al ganador del Players y del Open, y número 2 del ranking mundial le hayan pagado una cifra por arriba de los 100 millones de dólares, mientras que por el lado de Niemann sea un poco por debajo de esa misma marca. Muchos de los contratos que firmaron los jugadores son por 3 temporadas, con lo que podemos suponer que estos dos lo hicieron por el mismo periodo de tiempo. La conclusión que surge de inmediato es que Smith ganará la misma plata en un año en el LIV que en tres jugando al mismo ritmo en el tour y algo similar le pasaría a Niemann.
Acá es donde me saltan las preguntas: ¿vale la pena dejar la alta competencia por la plata? ¿Tiene sentido a tan corta edad ir a jugar por ningún premio y por ningún título? ¿Van a seguir practicando y perfeccionando su juego cuando no hay ni plata ni título en juego? ¿Cuánto van a tardar en “aburrirse” jugando por nada?
Muchos de ustedes tendrán la respuesta rápida y obvia: ¿qué pasa si se lesionan y no pueden jugar más? Más que válida la respuesta. Existen en el mundo seguros contra lesiones para estos deportistas de élite. Los hay para el golf y cualquier otro deporte y actividad. Cantantes, modelos y los más afamados artistas de diversas disciplinas tienen aseguradas sus cualidades más valiosas.
Esta es la parte que no entiendo en Smith y Niemann. No juzgo sus decisiones. Simplemente no las entiendo. Me parece muy lógico que alguien como Mickelson (si sus problemas financieros son ciertos lo entiendo mucho más todavía), como Poulter, Westwood o Perez (arriba de los 45 y con sus carreras terminando), o como Koepka y DeChambeau que quizá no se hayan repuesto al 100% de sus lesiones y no pueden practicar todo lo que necesitan para pelear bien arriba como les gusta, inclusive entiendo a Dustin Johnson que a los 38 años y habiendo ganado 24 veces en el tour, Masters y US Open incluidos, Jugador del Año, Fedex Cup, Presidents Cup y Ryder Cup, y un lugar en el Hall of Fame asegurado, no tenga más ganas de practicar y quiera pasar más tiempo pescando que en el Driving Range. A todos ellos los puedo entender. No entiendo a dos jóvenes con todo por ganar y con un futuro brillante.
Pudiendo jugar los mejores campeonatos del mundo y sintiendo la adrenalina que significa tirar un putt para ganar el Masters, el Open o el campeonato con el cual hayan soñado de chicos. No creo que ninguno de ellos cuando eran niños y pasaban horas en el putting green pensaban que el putt que estaban por tirar era para ganar 1, 2 o 100 millones. Siempre era el putt para ganar uno de los grandes títulos. El argumento de que van a jugar menos y van a estar más tiempo con sus familias tampoco corre porque el tour les exige 15 semanas y el LIV en 2023 ya anunció que serán 16, además de tener que viajar por todo el mundo. Quizás piensen en jugar en el LIV por lo que les dure el contrato y después volver al tour. Puede ser y ojalá un día vuelvan porque es un placer verlos jugar, pero creo que perderán 3 o 4 años de competencia y eso no es fácil de recuperar, más allá de que el tour los deje o no volver en un futuro. Por todo esto es que no los entiendo. Obviamente a mí no me pusieron esas sumas enfrente y debe ser difícil decir que no. Por eso no los juzgo. Solo no los entiendo.
Me parece que renunciar a tus sueños es algo que no debería tener precio. Evidentemente lo tiene.
SEGUIR LEYENDO: