Este sábado Indonesia vivió la peor tragedia deportiva de su historia y mientras la prensa internacional se hace eco de la noticia y las autoridades buscan encontrar la explicación al caos que provocó la muerte de 125 personas, según la información oficial actualizada este domingo, se han conocido testimonios de decenas de sobrevivientes.
Es que más de 40 mil personas presenciaron el partido en el estadio de Kanjuruhan y fueron testigos de un hecho sin precedentes en el país asiático. Según la Policía fueron cerca de 3 mil espectadores los que saltaron al campo de juego después de la derrota del Arema FC 2-3 en el clásico ante Persebaya y, de inmediato, los agentes de seguridad respondieron con gases lacrimógenos.
A 48 horas del lamentable suceso, la Policía Nacional de Indonesia indicó que inició una investigación hacia 18 oficiales que utilizaron como recurso el lanzamiento de botes de gas lacrimógeno durante los disturbios registrados en el campo de juego. Estos efectivos estaban “de servicio” y eran los responsables de “operar con las escopetas” para disparar el gas, apuntó en rueda de prensa el portavoz de Policía, Dedi Prasetyo, conforme a las primeras investigaciones internas del incidente.
El oficial también indicó que están analizando más de treinta de cámaras de seguridad cerca del estadio para identificar a los sospechosos de “destruir propiedades dentro o fuera” del recinto deportivo.
Miles de aficionados del club Arema invadieron la cancha después de que su equipo fuera derrotado como local por 3 a 2 ante el Persebaya Surabaya, en Kanjuruhan, el escenario de la ciudad de Malang, en la provincia de Java Oriental. Los agentes de seguridad respondieron lanzando gas lacrimógeno sobre el césped y en las atestadas gradas, lo que provocó una estampida de los aficionados hacia las salidas. La mayoría de los fallecidos sucumbió por razones de asfixia, traumas o pisoteados, según indicaron fuentes hospitalarias.
Según las cifras oficiales -que fueron revisaras anoche tras una serie de errores en el conteo- 125 personas han fallecido, incluidos 17 menores, y 323 resultaron heridas de diversa consideración, en una de las mayores tragedias de la historia del fútbol mundial.
El uso contra los aficionados de gases lacrimógenos, prohibido dentro del estadio por la regulación de la FIFA -máximo organismo del fútbol mundial-, ha sido criticado por organizaciones garantes de los derechos humanos como Amnistía Internacional o Human Rights Watch.
El ministro indonesio de Seguridad, Mahfud MD, indicó que un grupo de expertos independientes investigará “a fondo” el incidente y que tardarán “entre 2 o 3 semanas” en completar las pesquisas. El funcionario también señaló que las autoridades investigan la veracidad de vídeos publicados sobre el incidente donde los responsables de la seguridad “se excedieron y actuaron fuera de su autoridad”.
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