Gabriel Rodrigo se subió por primera vez a una moto cuando tenía 13 años. Tuvo que convencer a sus padres porque el deporte motor no era parte de la rutina. El temor a los accidentes, lesiones y el riesgo permanente hacían dudar a su madre, pero el amor y la felicidad de su hijo lograron que el chico participe en el Campeonato Mediterráneo de Velocidad. Pero aquel nivel de inconsciencia que tenía sobre los deportes de riesgo tuvieron un giro notable en el último tiempo.
Comenzó en la categoría de 80cc; pero como su talento exigía más, una semana antes de su segunda carrera se pasó a los 125cc. Su trayectoria tuvo un ritmo similar a la disciplina a la que se dedicó hasta hace unas horas, ya que el joven piloto de Moto 2 anunció su retiro a los 25 años. “Quería darles la noticia de que he decidido poner fin a mi carrera deportiva. La verdad es que llevo con esta idea dando vueltas en mi cabeza y me gustaría daros los motivos por los que he tomado esta decisión”, comenzó en un video que publicó en sus redes sociales con acento español, a pesar de sus raíces sudamericanas.
“Todo empieza de forma más fuerte el año pasado cuando poco después de firmar mi contrato para subir a Moto2 tuve un accidente muy fuerte entrenando en la que vi mi vida correr peligro y eso unido a todas las desgracias que hemos vivido últimamente de compañeros me ha hecho replantear mucho la situación, si me valía la pena seguir tomando tantos riesgos cada vez que me subía a la moto. Al final, tengo muchos proyectos en mente, muchas ambiciones, me gusta mi vida, me gusta mi familia, la gente que tengo al lado y no estoy dispuesto a seguir poniéndolo en peligro y a perderlo por seguir corriendo en moto. Es el motivo más importante que me ha hecho tomar esta decisión”, argumentó.
A pesar de haber nacido en Cataluña, su padre argentino y su madre uruguaya le dieron la sangre del Río de la Plata. Su infancia no fue la de cualquier chico. Sus padres tuvieron que exiliarse de la Argentina en la década del setenta, cuando el país era conducido por la Dictadura Militar. Sus días en la lucha junto al Che Guevara lo marcaron como un subversivo para el gobierno de facto y España fue el destino para evitar la persecución estatal. “Mi papá es mi referente. Ha conseguido levantar una gran empresa de la nada. Logró cosas muy importantes después de haber sufrido en una dictadura muy dura. Es mi ídolo”, confesó en diálogo con Infobae cuando visitó Santiago del Estero por el calendario que le imponían sus compromisos profesionales.
Las historias junto al Comandante también marcaron a Gabriel Rodrigo, quien mantiene su agradecimiento por los valores que recibió de su papá. “Siempre le voy a estar agradecido porque me ayuda a ser mejor persona”, relató. En ese vínculo íntimo de padre e hijo generó una relación que se destaca por la admiración mutua: “Él ha vivido cosas que no mucha gente ha podido. Muchas veces vienen a casa historiadores para escribir algún artículo y se quedan hablando con él. Siempre dice que es chulo ser hijo de… pero ahora también él siente que es padre de”, analizó.
El nombre de Ernesto Guevara también está presente en la órbita de Rodrigo. “Mi padre luchó por los mismos valores del Che. Ha perdido a muchos amigos a lo largo de su vida, pero si hay algo que me dejó claro, es que hay que ser decidido. Cuando uno se propone algo, debe luchar por ello”, confesó con determinación, sin ocultar algunos detalles de las conversaciones privadas que ha tenido a lo largo de su adolescencia: “Nunca te aburres con las historias de mi padre. Recuerdo que una vez me contó que estuvo 5 días en la selva sin poder comer ni beber, buscando una base porque se habían perdido con algunos militantes más. Lo único que podían hacer era beber de las lianas el poco líquido que salía. También tenían que pescar lo que pudiesen con un palo en el río. Son situaciones que me han impactado, porque nosotros vivimos en una época en la que todo está al alcance de la mano: bajas de tu casa, vas al supermercado o compras cosas por internet”…
Aquellos valores le permiten tener una mirada distinta de la media. En un mundo cada vez más superficial, amparado en el capitalismo extremo, Gabriel Rodrigo es consciente de las ideas que tenía la Revolución Cubana y la Batalla de Santa Clara. Admirador del mate y el dulce de leche, el piloto hispano-argentino tomó la decisión de dejar el motociclismo para priorizar sus proyectos personales. “Me siento feliz de haber podido tomarla ahora. Llevo mucho tiempo hablándolo con mi psicóloga, quien me ha ayudado mucho a llegar a este punto de madurez y poder decidir esto tan importante para mí. Seguramente, si lo hubiera retrasado todo el amor con el que recuerdo este deporte podría haberse intoxicado y no quiero, quiero recordar esta etapa con mucho cariño. Daros las gracias a todos, han sido unos años increíbles y es el momento de decir adiós”, concluyó en su video. Ahora su lucha estará fuera de las pistas y pronto podrá escribir sus Diarios de Motocicleta.
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