La última visita de Roger Federer a la Argentina causó una verdadera revolución. El suizo ya había pisado suelo albiceleste en 2012, pero en noviembre de 2019 retornó y fue recibido por una gran cantidad de fanáticos ávidos por sacarse una foto con él. Fue en ocasión de la disputa de un partido exhibición ante el alemán Alexander Zverev en Parque Roca. Pero para aprovechar su excursión por completo, el astro del tenis –que acaba de anunciar su retiro profesional a los 41 años– disfrutó de actividades de todo tipo y se codeó con figuras del deporte nacional de la talla de Diego Armando Maradona y Juan Román Riquelme.
Junto a su comitiva, Federer almorzó en Cabaña Las Lilas, un tradicional restaurant de Puerto Madero. Allí quedó cautivado por el asado y las achuras. Es más, ante los periodistas aceptó, entre risas, que llegaba al partido “con la panza llena”. El deportista entró por la puesta principal con mucho despliegue de seguridad, se sentó en el salón principal con vista al río y permaneció dos horas en el establecimiento. Como entrada, degustó chorizo, morcilla, provoleta y mollejas. Luego, probó el ojo de bife a punto con papas fritas, espinaca a la crema, cebollines asados y champiñones a la provenzal. Y probó el menú completo: también comió postre y tomó un café expresso.
En el epílogo, Federer y sus acompañantes propusieron un juego especial para pagar la cuenta. Todos juntaron las tarjetas de crédito y se las dieron al mozo, quien las mezcló. ¿Cuál era la señalada para abonar lo consumido por el grupo? La última en salir. Y, a diferencia de lo que sucede habitualmente en los courts, el perdedor fue... Sí, Federer. Pero el juego quedó en un entretenimiento sin consecuencias: la empresa que trajo al tenista al país decidió pagar la adición.
Como agradecimiento, Federer dejó un mensaje en el libro de visitas. “Gracias por un maravilloso almuerzo. La comida estuvo perfecta. Espero volver en alguna otra ocasión”, escribió; y rubricó su misiva.
Ya en Parque Roca, Roger disputó un duelo con Zverev que contó con grandes puntos y perdió en dos sets (7-6 y 7-6). El alemán se había hecho presente para reemplazar al argentino Juan Martín del Potro, que por lesión tuvo que ver el match desde la tribuna pero fue el principal anfitrión del suizo en el país. “Cada vez que vengo aquí es súper especial”, declaró post encuentro. Muy cerca lo vieron en acción ex futbolistas como Gabriel Omar Batistuta, Hernán Crespo y Juan Román Riquelme, a quien conoció personalmente.
En la previa, el ex enganche de Boca y actual vicepresidente del club estuvo con Roger en los vestuarios. El suizo había declarado sobre su conexión con Wimbledon (ganó ocho títulos en el Grand Slam sobre hierba): “Es cierto que me siento muy conectado con ese lugar, es como mi patio... Algo así como es la cancha de Boca para Riquelme. Estuve en la cancha de Boca con Batistuta algunos años atrás, Juan Martín (Del Potro) también estaba, fue genial, fue lindo de ver. ¡Así que estuve en el patio de la casa de Riquelme!”. Pues bien, Román le devolvió la gentileza con su visita y le regaló una camiseta de Boca. Y, en el contacto con los fanáticos, Federer le copió el Topo Gigio. Sintonía plena entre ellos.
“Fue muy lindo conocer a Riquelme, es una leyenda. Argentina es pasional en todos los deportes, pero más en fútbol, por Messi, Maradona, Riquelme. Vi a Diego también un par de veces, figuras como él son inspiradoras”, dijo, tan feliz como quienes tuvieron la suerte de verlo jugar en vivo y en directo en Argentina.
Hubo más: en el inicio del segundo set, cuando por los altoparlantes sonaba “We will rock you”, de Queen, la leyenda ensayó un baile que hizo delirar a las tribunas. Lo mismo sucedió cuando se cambió la remera en pleno court: allí sonaron algunos silbidos y elogios. En pos de abonar al show, Federer tuvo su momento de peloteo con un niño, que le sostuvo el golpe por golpe con hidalguía. Y hasta le faltó el respeto... Porque lo atrajo a la red y sacó un globo que sorprendió al propio Roger, que devolvió con una sonrisa.
Zverev también hizo lo posible para ganarse el afecto del público argentino. Además de haber pedido en la conferencia previa la presencia de Maradona, el N° 7 del ranking ATP lució unas zapatillas especiales. Las mismas tenían la ilustración del glaciar Perito Moreno y los colores de la bandera. En Chile había hecho algo similar, aunque en su calzado aparecían las cabezas de la Isla de Pascua.
Y hablando de Maradona... El Diez cerró a toda orquesta la jornada. Apareció en pantalla gigante, a modo de sorpresa, con un mensaje grabado para el huésped de lujo. “Hola maestro, máquina, máster, fuiste, sos y serás el más grande. No hay otro que pueda asomar. Quiero que cualquier problema que tengas en el país me llames y me digas lo que necesitás. Un beso a tu señora y a tus hijos”, le dijo Diego... Y le arrancó otra sonrisa. Para el final, reparto de pelotas, selfies, besos y autógrafos.
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