Manu Ginóbili está viviendo horas que, por lo menos para él, lo siguen sorprendiendo. Más allá de saber el impacto que tuvo en las últimas décadas en la NBA y el mundo del básquet, el ex jugador de los San Antonio Spurs lo confirmó cuando atendió a la prensa el día previo a que sea introducido en el Salón de la Fama del básquet.
“Es irreal estar en este momento. Uno no crece en la Argentina esperando que va a llegar a este lugar. Vengo de una ciudad chica en Argentina, en la que se habla mucho de básquetbol. Mis logros más importantes son los logrados en forma colectiva. No tengo MVPs y todos esos reconocimientos, así que estoy acá por haber formado parte de grandes equipos. Es increíble”, dijo Ginóbili en la conferencia.
Después de hablar con los medios, y luego de firmar autógrafos, para Manu llegó la hora de recibir la famosa chaqueta naranja que se le da a todos los que entran al Salón de la Fama. Y junto a él aparecieron sus tres hijos para ser parte de un momento único. Los mellizos Dante y Nicola (12 años) fueron los encargados de ponerle el saco a su papá. Por su parte, Luca, de 8, se quedó cerca de la caja que contenía el anillo que también le fue entregado al mayor de la familia Ginóbili por ser nuevo miembro del selecto grupo y lo primero que hizo fue tomarla.
La joya que recibió el ex alero de San Antonio tiene grabado su nombre en él, además de varios pequeños diamantes y otros detalles en honor al Salón de la Fama. La empresa encargada de confeccionarlos es Baron Rings, de gran tradición en la confección de este tipo de anillos para consagraciones o celebraciones de este tipo.
La que no subió al escenario pero sí fue parte de la celebración fue Many, la esposa de Manu. Se la vio en imágenes que difundieron las cuentas de la NBA vestida de rojo. Los otros que dijeron presente en la presentación fueron varios ex compañeros del número 20 de los Spurs: Fabricio Oberto, Luis Scola, Pepe Sánchez, quiénes compartieron con él los máximos logros de la selección argentina, se sumaron a los festejos la noche del viernes. Lo mismo ocurrió con Julio Lamas (primer entrenador en el seleccionado) y Oscar Sánchez, el DT que lo descubrió y uno de sus mentores.
Uno de los momentos más graciosos en la velada para Ginóbili se dio durante la reunión previa con los periodistas de diferentes partes del mundo. Alguien le preguntó por su legado, y el oriundo de Bahía Blanca fue contundente con su respuesta. “El legado más grande que dejé será el del murciélago. Ponés Youtube y te sale lo del murciélago primero. Después todo lo otro”, confesó entre risas.
Hay que recordar que durante un partido en 2009 contra los Sacramento Kings, el mamífero con alas se metió en el estadio de los Spurs y el jugador logró detenerlo con una mano, lo que provocó que aquellas imágenes se hicieran virales en una época donde las redes sociales comenzaban a explotar en el mundo de las nuevas tecnologías.
“Los momentos más increíbles en general están ligados a las victorias, porque uno labura mucho, se esfuerza, vive un montón de responsabilidades y termina logrando un objetivo con tus compañeros, qué es un momento de éxtasis. Cuando lo ves un poco de afuera, con la experiencia, querés agradecerles a tus compañeros, a los técnicos, al masajista, al que limpiaba la cancha, hacen también que la atmósfera sea buena y a uno le guste ir a entrenar y que lo disfrute, generar una atmósfera linda”, agregó Manu.
Además de reconfirmar que su primer gran ídolo fue Michael Jordan, y que recién comenzó a disfrutar de la situación de estar en el Salón de la Fama en las últimas horas, Ginóbili fue claro en el mensaje cuándo le preguntaron sí este paso lo llevaba a la perpetuidad en su deporte.
“¿Si logro perpetuidad con este premio? Y..., es un museo, ¿no? En el Hall of Fame hay un museo y seguramente algo mío habrá ahí. Así que sí, en cierto modo es así. Es como que lo de la camiseta fue muy de San Antonio, por lo que hice ahí, por lo que pasó, por lo que vivimos. Y eso ya pasa al básquet en general, al básquet mundial. Así que sí, en lo que remite a nuestro deporte tan querido, no creo que haya logro o reconocimiento más grande. Después de esto no viene nada más. Así que es un inmenso honor”.
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