El escándalo que desató la contratación del portugués Luis Figo por el Real Madrid en 2000, cuando se trataba del mejor jugador del mundo, Balón de Oro y del sub capitán del Barcelona e identificado con el club catalán, y que sirvió para la entronización del empresario Florentino Pérez al poder del fútbol, llegó como documental para Netflix.
Figo (4 de noviembre de 1972) había arribado al Barcelona en 1995 como una estrella y cumplió con todas las expectativas futbolísticas como gran extremo derecho proveniente del Sporting Lisboa y en 249 partidos de azulgrana convirtió 49 goles y dio 80 asistencias, ganando dos ligas españolas, dos Copas del Rey, una Recopa de Europa y una Supercopa de Europa. Su identificación con el club catalán fue tan fuerte que llegó a ser subcapitán detrás de Josep Guardiola, uno de sus amigos de entonces.
Sin embargo, todo cambió cuando en la campaña de 2000 para las elecciones presidenciales del Real Madrid, el ascendente empresario de la construcción Florentino Pérez, candidato opositor, sorprendió al anunciar que en el caso de ganar, Figo pasaría a jugar en el club de la capital española al hacer frente a las entonces diez mil millones de pesetas (61 millones de euros actuales), el pase más caro del mundo, que depositaría como cláusula de rescisión establecida por el Barcelona.
Pérez, incluso, prometió que en el caso de que Figo no cumpliera con el precontrato firmado o el pase no se realizara, se haría cargo de la cuota mensual de todos los socios del Real Madrid por un año y pagaría también sus visitas al Parque de Atracciones, generando una conmoción y un escándalo, que le valieron el éxito electoral cuando el candidato oficialista y entonces presidente, Lorenzo Sanz, había adelantado los comicios, confiado en el triunfo a partir de que semanas antes, su equipo había vencido 3-0 al Valencia en la final de París de la Champions League.
Figo fue presentado el 24 de julio de 2000, flanqueado por el argentino Alfredo Di Stéfano, entonces presidente honorario del club, y en el primer Clásico con la camiseta del Real Madrid en el Camp Nou se desató un escándalo, con banderas que lo apodaban “Judas” o “traidor” y hasta le arrojaron una cabeza de cerdo desde un costado cerca del ángulo de córner.
Jorge Valdano, director deportivo del Real Madrid en los primeros tiempos de Pérez como presidente, y uno de los participantes del documental de Netflix “El Caso Figo, el fichaje del siglo”, le recuerda a Infobae que la llegada del portugués “fue dos meses antes que mi incorporación así que yo no estaba todavía, pero lo recuerdo muy bien y estaba al tanto, y creo que hubo una fanatización de la operación pero claro, prometer el fichaje de Figo fue un revulsivo”.
“En ese momento, Florentino Pérez no era conocido para el gran público –indica Valdano- pero el hecho de prometer que si no venía Figo, él le regalaba un año de pagos a todos los socios, fue una movida impresionante y una gran carta de presentación. Estamos hablando de 10.000 millones de pesetas (61 millones de euros de aquel tiempo)”.
El ex jugador del Real Madrid y la selección argentina agrega algo que sostiene el propio Figo en el documental y es que “en aquel momento, no le reconocían toda la influencia que tenía en el Barcelona y era tan querido como injustamente tratado. Hasta Guardiola, uno de sus mejores amigos, intentó convencerlo, y soportó enormes presiones de la prensa y de sus compañeros del plantel y los medios de Barcelona comenzaron a tocar tambores de guerra, se trató de una guerra subterránea”.
Valdano recuerda aquel primer partido de Figo con la camiseta de Real Madrid en el Camp Nou. “Estuve en la cancha junto a Di Stéfano y me comentaba que en casi medio siglo que llevaba en el club, nunca había visto algo así”.
Mucho se insiste en España que Florentino Pérez (1947), ingeniero por la Universidad Politécnica de Madrid, consiguió con el fútbol lo que nunca había logrado en la política: la popularidad. “A mí lo que más me ha gustado siempre ha sido la política. Es donde se tiene el poder. La época más bonita de mi vida fue cuando era político. Yo no seguí en ella porque me echaron. Ser presidente del Real Madrid es lo más parecido que he encontrado”, sostuvo en una oportunidad.
Si bien consiguió ser presidente de la poderosa ACS, con más de 180 mil empleados en cincuenta países y con una facturación de 100 millones de euros al día, antes, en 1983 había sido secretario general del Partido Reformista Democrático (PRD), que lideraba Miquel Roca, delfín del catalanista Jordi Pujol en Madrid. Se lo consideró como un estrepitoso fracaso. Allí fue que se transformó en la novena fortuna del país con un patrimonio personal de 1.768 millones de euros y otros 40 de fondos para su jubilación, según el durísimo libro “Florentino Pérez, el poder del palco” de Fonsi Loaiza. Todo comenzó con la compra de “Construcciones Padrós” con ayuda de la Banca Catalana, que respondía a Pujol.
Sus inicios en la política habían sido cuatro años antes, cuando comenzó militando en la UCD de Adolfo Suárez en 1979 y entró como número 14 en la lista de elecciones municipales por Madrid y así logró un puesto como concejal para luego conseguir distintos cargos en el Estado: director de Promoción del CDTI (Centro para el desarrollo Tecnológico Industrial), director general en Infraestructura del Transporte y en el IRYDA (Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario).
El primer intento de Florentino Pérez de ser presidente del Real Madrid fue cuando se presentó como candidato a las elecciones de 1995 contra el entonces mandatario blanco Ramón Mendoza, hombre del jet-set, empresario ligado a la hípica, miembro del consejo de administración del Grupo Prisa y apoyado por Juan Villar Mir, ministro de Hacienda en la transición española y amigo del Rey Juan Carlos I que acabaría renunciando al poco tiempo al cargo de vicepresidente económico del club.
En aquella oportunidad se presentó con la promesa de establecer un modelo similar a un consejo de administración de una gran empresa, apoyado por gente que luego sería muy opositora suya como Ramón Calderón, el periodista José María García, el banquero Alfredo Sáenz, de Banesto, o por el empresario Juan Abelló, la sexta fortuna del país con 2700 millones de euros, y gracias a la ley de 1990 que permitiría la entrada de las sociedades anónimas deportivas (SAD). En el básquetbol, aparecía también la ayuda de Pedro Antonio Martín Marín, luego secretario de Deportes de José María Aznar.
Ya en ese tiempo, en distintas entrevistas, Pérez hablaba de Stoichkov, Romario, Bergkamp, Suker, Julen Guerrero, Fran o Caminero, pero decía que anunciar fichajes antes de tiempo sería tomar el pelo a los aficionados. “No vamos a decir que fichamos a tal o cual jugador porque los socios no son menores de edad. Si se hace para impresionar, sale mal, y hay dos ejemplos: Prosinecki, que fue el conejo que se sacó de la manga Mendoza en las anteriores elecciones, y (Paulo) Futre, como señuelo de Gil y Gil (en el Atlético Madrid). Los madridistas no van a votar por ese conejo. Van a ser unas elecciones reflexivas. Se verá quién tiene un proyecto”, dijo en aquellas elecciones.
Hubo entonces un tercer candidato, Santiago Gómez Pintado, propietario de la concesionaria de automóviles Otaysa, que acusó a Pérez de “mafiosillo” y de usar encuestas y llamadas telefónicas por parte de una empresa propia para presionar por el voto. Mendoza ganó sólo por 698 sufragios (15.203 a 14.505). 45,2 % a 42,8%. Gómez Pintado sacó 4154 (12%). Pero Mendoza se iría también en noviembre de 1995 por luchas internas y sería reemplazado por Lorenzo Sanz, ex jefe de prensa del franquista Blas Piñar de “Fueza Nueva”, y que decidió no convocar elecciones. En 1997, Pérez volvió a aparecer acaparando la atención al dar a entender que tenía un acuerdo con el francés Thierry Henry (un viejo sueño, nunca concretado), pero decidió centrarse en sus empresas, aconsejado por sus socios.
La presidencia de Sanz tecleaba. Un club casi en quiebra, que hacía algunos pocos pagos en bolsas del hipermercado “El Corte Inglés”, quinto en la liga y con el fracaso de la contratación del delantero francés Nicolás Anelka en 5600 millones de pesetas (33,5 millones de euros), terminó echando al irascible entrenador galés John Benjamin Toshak y recurrió a un hombre de la casa como Vicente Del Bosque, para acabar ganando la Champions League luego de 32 años sin este título al vencer 1-0 en la final de Amsterdam a la Juventus de Zinedine Zidane con gol del montenegrino Pedja Mijatovic.
El entrenador español fue concretando un gran equipo, con jugadores que le dedicaban sus goles rumbo al banco de suplentes, y en mayo de 2000, el Real Madrid ganó otra final de Champions al imponerse 3-0 al Valencia de Héctor Cúper. Fue entonces que se desató la euforia en Sanz, que bailó la “Macarena” en los pasillos del avión de regreso a Madrid y colocó en el baño de su casa una tapa gigante de As que decía “Rey de Reyes” al lado de una foto suya. “Todas las mañanas, cuando me levanto, voy al baño a hacer mis necesidades y la veo. Así es imposible de olvidar”. Moroso de Hacienda, fue condenado a tres años de cárcel por fraude fiscal y falleció en 2020 por coronavirus.
Sanz decidió entonces adelantar la elecciones presidenciales de 2000, con la idea de que esta segunda Champions del ciclo, la séptima de la historia, ayudaría a quedarse en el poder por otro período, pero las cosas no ocurrieron como imaginó. Florentino Pérez recibió el premio de “Actualidad Económica” al mejor empresario del año. Era la época de “España va bien” con Aznar –además, ligado al empresario- en la presidencia del gobierno. Pero a Sanz, además, le jugó una mala pasada un caso de incentivación. Distintos medios difundieron que Juan Onieva, tesorero y mano derecha del presidente, entregó un maletín con 50 millones de pesetas al descendido Hércules para derrotar al Barcelona en la Liga 1997 que ganó el Real Madrid con Fabio Capello como DT .
El golpe de gracia de la campaña de Pérez, sin dudas, fue el anuncio del acuerdo para contratar a Figo, un golpe brutal al Barcelona y un enorme incentivo para los socios e hinchas del Real Madrid porque no se trataba de un jugador cualquiera sino el mejor del mundo, y del acérrimo enemigo.
Pérez firmó un precontrato con su agente José Veiga, que era el Jorge Mendes de la época, con penalización millonaria. Veiga fue condenado más tarde por el Tribunal Supremo a pagar 2,4 millones de euros a Hacienda por derechos de imagen de Figo entre 1997 y 1999, y que fueron un enorme problema con la empresa Nike, que ayudó a destrabar el entonces gerente en España, Sandro Rosell, luego presidente del Barcelona y socio de Pérez en distintos emprendimientos de transporte. Jaume Rosell, el padre de Sandro, fue uno de los fundadores de Convergencia, el partido de Jordi Pujol, al que había estado ligado Pérez en sus tiempos de político.
Pérez se presentaba a las elecciones como un presidente limpio que venía a luchar contra la corrupción, apoyado mediáticamente por el ascendente diario El Mundo, de Pedro J. Ramírez y un gran aparato. No fue casualidad que el precontrato de Figo se haya anunciado justo en la noche de bodas de Michel Salgado con Malula Sanz, la hija del todavía presidente del Real Madrid, en plena campaña. Sanz intentó contrarrestar la bomba mediática con el anuncio del fichaje del muy buen delantero Diego Tristán, pero una operación no era comprable con la otra.
El pase de Figo al Real Madrid significó también el inicio de lo que se llamó “Era de los Galácticos”, mega-estrellas que llegaban al club blanco y que eran amortizadas a través del marketing y en el contexto del aznarismo, cuando ya desde 1997, Pérez era director del Grupo Actividades de Construcciones y Servicios (ACS). El palco del estadio Santiago Bernabéu se convertiría en lugar de reuniones y negocios entre políticos y empresarios a veces en medio de partidos de fútbol.
Para la concreción del pase de Figo sería fundamental su “compinche” de Caja Madrid Miguel Blesa, íntimo de Aznar, “porque tenía gasto ilimitados para su uso y disfrute sin justificación, sin órgano de control ni retención fiscal”, -sostiene Fonzi Loaiza- apoderado por el consejo de administración para invertir personalmente hasta 2 mil millones de euros directamente en lo que quisiera, y el banco funcionaba como le daba la real gana”.
El periodista José María García fue uno de los pocos que se atrevió a denunciar el pase y en una entrevista censurada con Jesús Quintero (el de El Perro Verde) en TVE (la TV estatal española) lo calificó como “un escándalo de un tipo impresentable como es su presidente Miguel Blesa creando una empresa fantasma con un capital social de 500.000 pesetas para dar al día siguiente 12 mil millones desde el Banco Zaragozano de “Los Albertos” (Alberto Cotina y Alberto Alcócer) –socios de Pérez en ACS- después de recibir las instrucciones pertinentes”.
De la derrota en las anteriores elecciones de 1995, Pérez también había extraído la conclusión de que para ganar en el Real Madrid es fundamental el voto por correo y por eso contrató un equipo especializado, y allí obtuvo trece mil sufragios de diferencia que lo convirtieron en presidente a los 53 años por más de tres mil de distancia.
Con el Real Madrid, Figo ganó tres ligas españolas, tres Supercopas de España, una Liga de Campeones, una Supercopa de Europa y una Copa Intercontinental en cinco temporadas. La única derrota internacional en una final fue por la Copa Intercontinental de 2000 en Japón ante el Boca de Carlos Bianchi.
En la serie de Figo, producida por “Pitch Productions” y dirigida por David Tryhorn y Ben Nicholas con más de treinta horas de entrevistas, además de él mismo, aparecen los testimonios de Florentino Pérez, José Veiga, el ex presidente del Barcelona Joan Gaspart, el empresario y ex futbolista portugués Paulo Futre, Roberto Carlos, Fernando Hierro y Jorge Valdano, e imágenes inéditas del paso del protagonista por el Barcelona tomadas de su archivo personal,
“El caso es único. Al centrarse en el traspaso más que en la carrera de Figo, la película nos muestra distintas caras de la verdad, la codicia, la moralidad y de la evolución de todo un deporte: el nacimiento del fútbol como un gran negocio amoral por encima de las nociones románticas de lealtad; por no mencionar la historia del origen de Florentino Pérez”, explican sus directores.
“Es una historia que la gente cree conocer bien o de la que tiene ideas preconcebidas, pero nos sorprendieron los giros, las vueltas y la profundidad emocional que descubrimos al hacer la película”, aseguran.
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