Aunque todavía nadie ha sido capaz de poner un freno al estruendo de los cañones en Ucrania, la pelota ha vuelto a rodar y la liga de fútbol intentará desarrollarse pese a las amenazas de ataques rusos. La Primera División, que se había pausado en febrero y quedó cancelada definitivamente en abril, ha vuelto esta semana en víspera de que se cumplan seis meses del conflicto entre ambos países.
Con el apoyo del presidente Volodymyr Zelensky, el Shakhtar Donetsk y Metalist 1925 de Jarkiv –dos equipos de ciudades del este que están peleando por su existencia– dieron el puntapié inicial con un empate sin goles en un partido que se jugó sin presencia de aficionados en un estadio con capacidad para 65.000 personas. Los futbolistas de ambos conjuntos salieron al campo de juego cubiertos con banderas del país.
Todo se llevó a cabo en un contexto de alerta máxima: la federación recibió un protocolo de seguridad revisado por el Ejército y las autoridades locales. Uno de los principales alicientes es que hay un refugio antiaéreo dentro de los 500 metros a la redonda de los estadios, donde los jugadores puedan refugiarse si suenan las alarmas. Además, las autoridades militares tienen la posibilidad de cancelar el partido en cualquier momento.
“Tenemos reglas en caso de una alerta y tenemos que ir bajo tierra. Pero creo que los equipos y los jugadores estarán orgullosos de este evento”, comentó Taras Stepanenko, capitán del Shakhtar, en una entrevista telefónica con AP en la previa al encuentro que terminó 0-0.
Su equipo presentó este fin de semana su nuevo autobús con un fuerte mensaje contra la guerra en Ucrania. El vehículo luce el lema ‘Stop War’ y con la etiqueta #StandWithUkraine buscaron apoyo en las redes sociales. Las fotos buscaron generar un gran impacto ya que se puede ver al bus, que es anti bombas, recorriendo algunos escenarios destruidos por el conflicto.
El Shakhtar Donetsk, una institución muy prestigiosa a nivel continental que ha sido un destino frecuente para jugadores varios sudamericanos, ha perdido a sus figuras extranjeras. Según informó Le Parisien, por primera vez desde 2002, ningún brasileño forma parte del equipo.
Esta problemática también ha afectado a los clubes rusos pese a que no han detenido su campeonato. El éxodo de jugadores extranjeros se hizo notar. La FIFA los había autorizado a dejar sus respectivos clubes fuera de los períodos de transferencia tradicionales durante el conflicto, por lo que casi el 90% han huido de Ucrania y el 50% de Rusia.
Este torneo será de 16 equipos porque hay dos elencos que formaban parte del certamen antes de la interrupción pero ya no están. Uno es el FC Mariúpol, que no disputará esta edición de la liga ucraniana porque esa ciudad portuaria fue tomada por las tropas rusas. Tampoco estará el FC Desná Chernígov, que perteneces una de las ciudades más castigadas en la campaña militar rusa.
Todos los partidos serán disputados dentro y las afueras de Kiev y más hacia el oeste. Serán transmitidos al interior y exterior en YouTube en un acuerdo concertado la semana pasada con el canal irlandés Setanta.
En tanto, los partidos de competiciones europeas no se jugarán en territorio ucraniano. Recientemente, el Dinamo Kiev recibió en Polonia al Benfica (0-2) en la fase previa de la UEFA Champions League, cuyo sorteo se realizará esta semana. Lo mismo ocurrirá con el Shakhtar, Dnipró-1 de Dniepropetrovsk, el Zorya y el Vorskla de Poltava, que también competirán a nivel continental.
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