Mientras deportes como el futbol y el ciclismo se ganaban el cariño de la afición mexicana a lo largo del Siglo XX, la mezcla de espectacularidad con talento deportivo catapultó al cuadrilátero como un escenario digno del gusto del público. Al interior se escribieron historias de personajes convertidos en leyendas como El Santo y El Mantequilla Nápoles, quienes en su apogeo como ídolos compartieron el reparto en un largometraje que llegó a la pantalla grande.
En el recuerdo de los seguidores que vieron nacer y crecer al boxeo y la lucha libre mexicana quedaron grabados los nombres de José Ángel Nápoles y, más tarde, Rodolfo Guzmán Huerta. Los hombres que se convirtieron en héroes deportivos materializaron el sueño de sus aficionados al combatir hombro con hombro a un enemigo en común en la película de Santo y Mantequilla Nápoles en la venganza de la Llorona.
El filme estrenado en 1974 fue dirigido por Miguel M. Delgado y formó parte de la amplia filmografía protagonizada por el enmascarado de plata, pues ocupa el lugar número 45 de las 54 cintas de su repertorio. En los créditos también figuraban Natalia Herrera, Alonso Castaño, Ana Lilia Tovar, Alejandro Romero, Sonia Fuentes, Tony Salazar, José Rojas, El Greco, entre otros.
Para el argumento, el director echó mano de la tradicional leyenda mexicana de La Llorona. Si bien retomó los aspectos más relevantes del relato original, el guión tuvo que ser sometido a una adaptación obligatoria para poder incorporar la actuación de Mantequilla y El Santo.
De acuerdo con información de la Cineteca Nacional, la película trata del profesor Esteban Lira, un reconocido historiador que ha dedicado parte de su carrera al estudio del mito de La Llorona. Entre sus investigaciones, el académico descubrió que, además de haber matado a los hijos en común que tuvo con un noble español, la mujer conocida como Doña Eugenia Esparza, también ocultó 10 mil doblones de oro.
El objetivo principal del profesor Lira es recuperar el tesoro que ocultó la mujer para poder destinarlo al beneficio de la niñez desvalida. Para conseguirlo debe enfrentar la ira de La Llorona, por lo cual pidió ayuda a Santo, el Enmascarado de Plata, y a su buen amigo Mantequilla Nápoles.
Quién fue el Santo
La identidad del enmascarado más popular de la lucha libre mexicana permaneció oculta desde 1942, cuando realizó su primera aparición en el cuadrilátero, hasta el año 1984 cuando decidió descubrir su rostro durante la emisión de un programa conducido por Jacobo Zabludovsky. La docilidad con que retiró la tela de su cara aquella tarde contrastó con la fiereza demostrada encima del cuadrilátero cada vez que se vio obligado a defender su honor.
Rodolfo Guzmán Huerta nació en Tulancingo, Hidalgo, el 23 septiembre de 1917, pero emigró a la Ciudad de México en su infancia. En el barrio de Tepito conoció su pasión por la lucha libre y comenzó su carrera en el bando de los rudos, aunque con el paso de los años su personaje lo orilló a encarnar los valores que la sociedad mexicana deseaba ver en un superhéroe.
Quién fue el Mantequilla Nápoles
José Ángel Nápoles nació en Santiago de Cuba el 13 de abril de 1940 y desde su juventud mostró voluntad por destacar como boxeador profesional. Sin embargo, la llegada de Fidel Castro al poder, a través de la revolución cubana, implicó un obstáculo para conseguir su objetivo. Luego de que el nuevo régimen prohibiera el desempeño profesional del pugilismo, Mantequilla emigró a la Ciudad de México.
Además de construir su leyenda en el ring con la defensa de sus múltiples campeonatos en la categoría de peso welter, se convirtió en protagonista de historietas y el depositario de la emoción de la afición mexicana. Pese al éxito, el Mantequilla padeció días complicados al final de su vida, pues tanto su salud como su situación económica mermaron su calidad de vida. Falleció el 17 de agosto de 2019 a los 79 años en México “su país de corazón”.
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