La relación entre Mauro Icardi y el Inter de Milan estaba totalmente desgastada. Después de una gran campaña en la Champions League durante la primera mitad de 2019, el delantero argentino comenzó a presionar en busca de nuevos aires de competencia. De la nada, un París Saint Germain en alza y con mucho dinero para gastar apareció como su comprador. Las energías se renovaron y la idea de mudarse a la capital de Francia convenció por todos lados al goleador, pero toda esa fe de llevar al equipo ideal se dio vuelta y hoy vive una pesadilla de la cual no puede salir.
En las primeras gestiones, se acordó un préstamo durante un año con una abultada opción de compra: 70 millones de euros. “Pensé que había llegado el momento de ir a un club ganador, uno que sea un desafío, y ganar títulos. Es hora de que empiece a ganar. La verdad es que PSG es un equipo lleno de campeones, y eso es lo que quería”, fueron las primeras palabras de Mauro que tuvo que competir en primera instancia mano a mano por el puesto de 9 con Edinson Cavani, ídolo de la institución.
Por su parte, Wanda Nara –esposa y agente del delantero– tampoco se quedó en silencio a la hora de confirmar el traspaso. “Esto no es un divorcio. Mauro e Inter son como unos novios que se toman un tiempo para pensar y reflexionar. Al PSG no se le podía decir que no, tienen todo para ganar. Son un club lleno de estrellas y Mauro ahora tendrá el honor de formar parte. El Inter necesitaba venderlo, pero él era el capitán y no quería abandonar el club. Fue todo una estrategia para venderlo”, declaró.
De entrada, algo olió mal. Los medios locales informaron que el recibimiento no fue el mejor para Icardi. El diario L’Equipe se encargó de plantear una hipótesis resonante: su incorporación “no fue del gusto de todos en el vestuario” y apuntó directamente contra sus compatriotas Ángel Di María y Leandro Paredes. Una situación por demás llamativa, pero que tenía un correlato con los rumores de similares características en la selección argentina.
Con el tiempo las internas pasaron a segundo plato e Icardi hizo su debut con la camiseta el sábado 14 de septiembre de 2019 por la quinta fecha de la Ligue 1. Si bien no formó parte del equipo titular, el ex Inter saltó al campo a los 63 minutos y fue testigo en primera persona del espectacular gol de Neymar con el que su equipo venció al Racing de Estrasburgo por 1-0. Con Thomas Tuchel todavía como entrenador del plantel, entró a la cancha en lugar del camerunés Eric Maxim Choupo-Moting.
Mauro convenció a París. Vivió su romance. El club se convenció de invertir por ese poderoso goleador. El acuerdo entre franceses e italianos se firmó a mediados de 2020 y el PSG logró una rebaja en la opción de compra: 55 millones de euros más 5 objetivos (lo que daría un total de 60 millones en la moneda europea). Estos números convirtieron a Mauro Icardi en uno de los futbolistas más caros de la historia de Argentina. El rosarino, en su primera temporada, logró la clásica Ligue 1 y contribuyó para que el club francés llegue a estar en la final de la Champions League, donde cayó con el Bayern Múnich por la mínima. Todo marchaba sobre ruedas gracias a sus 20 goles en 34 apariciones, contabilizando 12 en Ligue 1 y 5 en fase de grupos de Champions.
Aunque en los inicios tuvo un rol de mayor protagonismo, la maduración de Kylian Mbappé como futbolista fue la razón por la cual el argentino comenzó a recibir cada vez menos minutos. Cavani se fue de Francia e Icardi se quedó a pelear el puesto de primer suplente con Choupo-Moting.
A fines de dicho año, el París una vez más decidió cambiar de director técnico y Mauricio Pochettino fue el seleccionado por la dirigencia. Con el oriundo de Murphy en el cargo, Mauro continuó alternando la titularidad y con minutos concentrados en los certámenes de Francia ya que la Champions League era terreno de Mbappé. Anotó en la final de la Supercopa de Francia frente al Olympique de Marsella y los aires de mayor continuidad arrancaron a reflotar en la cabeza del argentino.
Pero cuando todo parecía engranar dentro del campo de juego, e incluso estaba en la órbita de la selección argentina para volver a ser citado, una nueva polémica hizo trizas su ascenso en octubre del 2021. Su conflicto matrimonial con Wanda Nara tuvo repercusión internacional, pero principalmente un sismo deportivo: faltó a dos entrenamientos y se ausentó de un partido. “Debido a problemas personales, Mauro no ha podido entrenar. Veremos como avanza su estado personal, es un jugador fuerte de mente... Analizaremos la situación y veremos si puede estar dentro del grupo o no”, explicó en su momento Pochettino en conferencia de prensa.
Ya fuera de su cargo como entrenador, Mauricio dio detalles a Infobae en una nota reciente de cómo enfrentó este tema: “Yo creo que nos manejamos muy bien como cuerpo técnico todo el tema de gestión. En todo equipo suceden cosas y esto se visualiza mucho más porque pasa en un club como el PSG, donde están los focos del mundo y todo se hacía mucho más grande de lo que era. Pero creo que hemos tenido como cuerpo técnico la capacidad de gestionar de una forma tranquila, moderada, donde siempre hemos puesto paños fríos donde había que ponerlos, o hemos dado un golpe sobre la mesa cuando tuvimos que hacerlo, pero internamente. Sabemos que después están los intereses individuales o de imagen que a veces hacen que se digan muchas cosas que no son reales, y contra eso tampoco podemos pelear”.
La entrada de Christophe Galtier a la escena trajo aires de incertidumbre y de poca esperanza para Mauro. El primer paso del entrenador francés fue llevar adelante una profunda depuración del plantel parisino y creó una lista de “indeseables”, nombre que utiliza la prensa francesa para referirse a estos futbolistas que entrenan separados del grupo.
El futbolista de 29 años no apareció entre los primeros marginados, pero algunas señales del entrenador comenzaron a marcarle el camino. Incluso con Kylian Mbappé lesionado, Icardi fue suplente en el primer partido oficial de la temporada y Galtier prefirió enviar a la cancha en el complemento a un juvenil antes que a él.
Otra vez unos rumores de un problema matrimonial con Wanda Nara lo pusieron más cerca del foco mediático que deportivo. Mauro intentó calmar las aguas con un comunicado furioso: “No voy a tolerar a gente incompetente que busque ensuciarme”. Finalmente, la bomba explotó en el primer duelo de Ligue 1: no lo convocó para el juego y días más tarde anunció que sería enviado a entrenar por separado.
“Es cierto que ha sido difícil durante dos años. El hecho de cambiar de lugar, de encontrar un lugar más favorable te permite relanzarte en una carrera”, opinó el flamante entrenador sobre el caso Icardi.
El reloj de arena marca el 1 de septiembre como la fecha límite del mercado europeo y el rosarino necesita un nuevo equipo para volver a brillar como en aquellos momentos que lo convirtieron en uno el delantero más buscado de Europa. Con un total de 93 partidos (titular en 44 de ellos) y 38 goles, el presente de Icardi da a entender que el siguiente paso en su carrera profesional será lejos de París. Sonó en algunos clubes de Italia, ese paraíso terrenal del que se fue envuelto en un conflicto con el club donde se convirtió en estrella. Pero por ahora, nadie apuesta formalmente. ¿Volverá a ser el artillero implacable o se diluirá corroído por temas muchas veces ajenos a lo deportivo?
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