La carrera de Miguel Herrera ha estado llena de altibajos y se ha caracterizado por ser todo un personaje fuera de la cancha, pues es ahí donde ha protagonizado una gran parte de sus capítulos más polémicos. Desde su pleito a golpes con Christian Martinoli hasta sus controversiales anuncios políticos, siempre ha dado de qué hablar en los medios de comunicación.
Probablemente uno de los episodios más graves que protagonizó fue el que se vivió en el 2002, cuando tuvo que ser remitido a la Policía Municipal de Zapopan tras agredir a una autoridad civil que resguardaba el interior del Estadio Tres de Marzo, entonces casa de los Tecos de la UDG.
El torneo Verano 2002 comenzó con el Maestro Carlos Reinoso al frente del Atlante; sin embargo, tras cuatro derrotas y un empate en las primeras jornadas, la directiva azulgrana decidió prescindir de sus servicios y darle la primera oportunidad profesional al Piojo como director técnico.
Tras debutar oficialmente un 17 de febrero en la derrota 2-1 contra el León, la alegría de dirigir en primera división le duró siete jornadas, pues en la fecha 13 visitó a los Tecos y recibió una estruendosa goleada 4-0, la cual provocó que perdiera el control por primera vez desde el banquillo.
El estratega de 34 años recién cumplidos explotó contra el arbitraje, en especial con el central Germán Arredondo, quien de forma polémica expulsó a dos jugadores de los Potros y marcó un penal en contra del cuadro jalisciense.
Cuando el Piojo Herrera fue detenido por las autoridades Zapopan
La situación explotó cuando el Piojo fue expulsado, luego de una caliente discusión que se armó tras la tarjeta roja al arquero Damián Grosso, pues de acuerdo con el relato publicado por ESPN, al sitio llegaron policías municipales y el inspector autoridad.
De acuerdo con algunos testigos citados por el medio antes mencionado, Miguel Herrera le habría dado una patada al inspector, por lo que al tratarse de una agresión a una autoridad civil, Herrera habría sido detenido por la policía y llevado a los separos de la Policía Municipal de Zapopan.
“El Piojo quedó en calidad de detenido y la directiva tuvo que trasladarse hasta los separos. El ex dirigente Raymundo Palacios fue el encargado de ir a pagar la multa correspondiente para que Miguel Herrera fuera puesto en libertad”, señaló el reporte, por lo que confirmaron la noche amarga para el entonces estratega primerizo.
El entrenador habría sido puesto en libertad hasta la media noche de aquel sábado, concluyendo una de las anécdotas más surreales en la historia del fútbol mexicano y del propio Piojo, pero que debido a lo lejana en el tiempo se convirtió en una de las menos conocidas.
Desde entonces Herrera se convirtió en un entrenador polémico, acostumbrado a las expulsiones y con continuos conflictos con el cuerpo arbitral en turno, algo que comenzó de la manera más grave posible y que hasta el día de hoy lo ha mantenido como una de sus principales características.
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