En el “Día Mundial del Ajedrez” (dispuesto por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 2019), y coincidente con el 98° aniversario de su fundación, la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, según sus siglas francesas, creada el 20 de julio de 1924 en París) recibió un impensado jaque por parte del campeón mundial y N°1 del mundo, el noruego Magnus Carlsen, que actuó como un verdadero aguafiestas en una jornada cargada de celebraciones; en un comunicado a través del podcast The Magnus Effect (El Efecto Magnus) de uno de sus patrocinadores, el rey del ajedrez comentó que no se encuentra motivado para una nueva defensa de su título, y dio sus explicaciones.
“No estoy motivado para jugar otro encuentro. Simplemente siento que no tengo mucho que ganar, particularmente no me gusta, y aunque estoy seguro de que un encuentro sería interesante por razones históricas y todo eso, no tengo ninguna inclinación por jugar; y simplemente no jugaré”, dijo el 20° campeón oficial de una actividad que celebra enfrentamientos mundiales desde 1886. El noruego aclaró que la decisión tomada no significa un retiro del ajedrez competitivo.
“Para que no haya ambigüedad aquí, no me retiro del ajedrez, seguiré siendo un jugador activo. En breve viajaré a Croacia a jugar el Grand Chess Tour, más tardé iré a Chennai para jugar la Olimpiada, que va a ser muy divertido, y el equipo noruego está en el ranking inicial como el número cuatro. Luego iré a jugar a Miami (la FTX Crypto Cup), y por último el Grand Chess Tour, la Copa Sinquefield. Así que sí, tengo mucho ajedrez por delante. Disfruto mucho jugando torneos. Obviamente, los disfruto mucho más de lo que disfruto del Campeonato Mundial y, francamente, no me veo dejando de ser un jugador de ajedrez en el corto plazo”.
Sin dudas, la noticia tomó por sorpresa a millones de sus aficionados y expertos; incluso en las estructuras del poder del ajedrez. Pese a que aún no se trata de un anuncio oficial (la sede y condiciones para el próximo Mundial todavía está en proceso de licitación, y no se han redactado los contratos respectivos), la FIDE, a través de su presidente, el ruso Arkady Dvorkovich, salió al cruce con un comunicado desde el sitio oficial de la entidad rectora acompañando el sentimiento de su máxima figura:
“Magnus Carlsen no merece más que el respeto de la FIDE, y de toda la comunidad ajedrecística, en cualquier decisión que tome con respecto a su carrera. Solo un puñado de personas en la historia puede entender y evaluar el tremendo costo que se necesita para jugar cinco partidos por el título. Muchos otros grandes campeones, en otros deportes, han experimentado algo similar: con el paso de los años, es más difícil encontrar la motivación para entrenar y competir al más alto nivel, mientras que la recompensa por la victoria nunca se siente tan intensa como el primer día”.
Por último, Dvorkovich, que en agosto próximo buscará su reelección en el cargo de presidente de la FIDE, dijo: “Su decisión de no defender su título es, sin duda, una decepción para los aficionados, y una mala noticia para el espectáculo. Deja un gran vacío. Pero el ajedrez es ahora más fuerte que nunca -en parte, gracias a Magnus- y el campeonato mundial, una de las tradiciones más largas y respetadas en el mundo del deporte, continuará”.
La decisión de Carlsen -que conquistó el título en 2013 ante el indio Anand, y lo defendió exitosamente ante el mismo Anand, en 2014, el ruso Sergey Karjakin, en 2016, el norteamericano Fabiano Caruana, en 2018, y el ruso Nepomniachtchi en 2021- era un secreto a voces tras su última defensa, en Dubai, en diciembre último. En aquella ocasión, junto a la ceremonia de clausura del certamen, el noruego puso en duda la continuidad de su reinado: “no tengo idea si jugaré el próximo Mundial; si alguien que no sea Firouzja (Alireza, de 19 años y N°3 del mundo) gana el Torneo de Candidatos, es poco probable que juegue el próximo campeonato mundial”.
Entre junio y julio último en el Palacio de Santoña en Madrid se celebró el torneo selectivo para elegir al aspirante al título mundial; la joven estrella francesa, de origen iraní, Firouzja, actuó muy por debajo de las expectativas y finalizó 6° entre ocho jugadores. En esa competencia, el ruso Nepomniachtchi cumplió una labor superlativa y se quedó con el primer puesto y la plaza para desafiar al campeón mundial, el noruego Carlsen, en abril de 2023. Acaso para el ruso sería la posibilidad de una revancha tras su dolorosa derrota en Dubai (cayó por 7,5 a 3,5 sin necesidad de completar las últimas tres partidas de la serie).
Por eso, antes del final de la prueba en la capital española, pero con la certeza que el ruso Nepomniachtchi resultaría el vencedor, el noruego mantuvo una reunión en los salones del palacio junto al titular de la FIDE y el director general. Charlaron 40 minutos.
“como muchos saben estuve en Madrid para la celebración del Torneo de Candidatos. Después de la conclusión, acepté reunirme con Dvorkovich y Sutovsky para hablar un poco. No tenía demandas para esa reunión. Tenía un par de sugerencias, pero la esencia era que yo estaba allí para decirles que no defendería mi título en el próximo encuentro por el campeonato mundial. Tuvimos una pequeña discusión; me hicieron algunas sugerencias, algunas de ellas me gustaban, y otras no”, contó hoy Carlsen en el portal de una de sus empresas Chess24.
Frente a este panorama, y en caso de confirmación oficial por parte del noruego de no defender el título mundial, el duelo por el campeonato lo deberán disputar el ruso Nepomniachtchi (N°7 del mundo y ganador del Candidatos) y el chino Ding Liren (N°2 y segundo en Madrid).
La negativa de Magnus Carlsen, de 31 años, de defender el título mundial no tiene antecedentes en los 136 años de este tipo de celebraciones. El primer campeón oficial de ajedrez fue el austriaco Wilhelm Steinitz (entre 1886 y 1894). Hurgando en el frondoso historial sólo aparecen algunas reminiscencias con en los casos de Emanuel Lasker (en 1921 se negaba a jugar con Capablanca, finalmente aceptó la propuesta de u$s2000 y viajó a la isla cubana. Allí jugó sólo 14 de los 30 juegos pactados y abandonó el match). Bobby Fischer perdió el titulo por desavenencias con la FIDE en 1975 (exigió 60 condiciones para su defensa ante Karpov, y sólo dos no fueron aceptadas). Garry Kasparov también fue despojado del título en 1993 (no aceptó las condiciones económicas de la FIDE para la defensa ante el inglés Short, y creó un organismo paralelo). Por último el ruso Anatoly Karpov y la china Hou Yifan no participaron de los ciclos de defensa del título por considerar que los campeones no debían disputar fases eliminatorias.
El caso Carlsen se vuelve particular porque él decidió no jugar por falta de motivación. Además considera estresante la preparación y la lucha por la defensa del título mundial. No está de acuerdo con el ritmo de juego de las partidas (la sexta de su match con Nepomniachtchi fue la más extensa del historial, con 136 movimientos y casi ocho horas de juego), ni con la extensión de 12 a 14 juegos para definir a un ganador. Opuesto a sus pensamientos están los defensores del ajedrez clásico o pensado; ellos creen que reducir el número de partidas (hasta fines del siglo XX se jugaban 24 juegos) y el tiempo de reflexión (los juegos antes se extendían hasta casi 7 horas diarias y si no había definición se suspendía hasta la jornada siguiente) están socavando la esencia y excelencia del juego. Y consideran un grave retroceso volver a las viejas épocas en las que el campeón elegía el rival y las condiciones para defender la corona.
Así las cosas, el noruego Carlsen, cuya influencia en su país no sólo modificó los hábitos nocturnos de una nación (desde su consagración han crecido la demanda de bares temáticos con práctica de ajedrez) y el actual jefe de gobierno y líder del partido Laborista, Jonas Gahr Store, de 61 años, es uno de los grandes aficionados al milenario juego, no piensa en detener su paso y objetivos con el ajedrez.
“Espero acércame a uno de mis grandes objetivos, un ranking de 2900 puntos (actualmente posee el record de 2864); será algo difícil pero no está tan lejos. Trataré de hacer las cosas correctas, confiaré en el proceso y las disfrutaré, y francamente me emociona volver a estar como me sucedió en 2011 o 2012, donde sólo me empeñaba en mejorar y en ser mejor: jugar torneos, ser el mejor del mundo y no preocuparme por el campeonato mundial”, aseguró el N°1 del mundo.
Magnus Carlsen, un monarca sin corona; un rey con larga vida.